Tal parece que divorciarse es muy común hoy en día, y es doloroso cuando se observan las estadísticas. Aun así todas las parejas casadas quieren tener un matrimonio feliz que dure muchos años.
El divorcio es algo para lo que ninguna persona está preparada, y seguramente tú te casaste ilusionada y con la esperanza de vivir el resto de tus días muy feliz. Incluso quizá, cuando escuchabas hablar a algún conocido sobre su separación, probablemente pensabas algo como: “el divorcio nunca me pasará a mí, eso le pasa sólo a los que no se aman”. Sin embargo, déjame decirte que nadie se encuentra exento de sufrir el duro proceso de un divorcio. Se tiene la vaga creencia de que el amor es algo que se siente y que con eso es suficiente, pero esto es un error ya que el amor se deja de sentir si no lo cultivas cada día.
Te estarás preguntando cómo puedes trabajar en fortalecer tu matrimonio y evitar el divorcio. En Buenamente.com hemos reunido algunos consejos de expertos en psicología y algunos otros tomados de experiencias personales sobre cómo evitar ciertos errores que usualmente ponen en peligro las relaciones matrimoniales y para que empieces a demostrar tu amor con hechos.
1. Respetarse el uno al otro.
El respeto mutuo es un pilar fundamental de un matrimonio feliz. Incluso cuando estés molesto, intenta hablar con respeto. De esta manera evitarás vivir situaciones en las que uno de los dos sienta que el otro está tratando de manipularlo y de ejercer algún tipo de presión sobre la relación.
2. No compares a tu pareja con otras personas.
No compares a tu pareja con las parejas de otras personas, especialmente si es alguien que viste en alguna red social como Instagram o Facebook. Esto aplica tanto si lo piensas como si lo dices en voz alta. Recuerda que la gente siempre elige no su realidad sino la imagen que desean reflejar de su vida y relaciones. Así que cuando otros esposos regalen ramos de flores a sus amadas, las lleven a restaurantes costosos, o les compren regalos, es muy probable que sea falso. Incluso si en realidad lo hacen, eso no necesariamente significa que esas parejas sean felices.
3. Mantente en forma y cuida de ti misma.
Cuida siempre de ti misma. Un matrimonio feliz se trata de buen sexo. A la gente le encanta ver lo que es atractivo a sus ojos. Mantente en forma y saludable. Piensa en cómo te ves cuando estás frente a tu pareja, incluso si están en casa. Esos viejos pantalones para salir a trotar y esas franelas talla grande son algo que debes evitar a como de lugar. ¿Un cuerpo bien tonificado y ropa interior cómoda y sexy? Se merecen un enorme sí. Esta regla aplica tanto para mujeres como para hombres.
4. Tu esposo es tu prioridad, después están los niños.
La paternidad tiene que ver con ser abnegados con nuestros hijos, pero sería un error sacrificar tu matrimonio por ellos. Primero, si tus hijos son todo lo que necesitas en el mundo, eso está muy mal, especialmente para ellos. Segundo, una pareja casada es el centro de la familia. Y tercero, un día los niños crecerán y se irán de la casa. Es ahí cuando ustedes dos serán dejados por su cuenta y se encontrarán con sus intereses e historias en común. O quizá verás que nada queda de tu matrimonio, sólo una persona a la cual ya no le tienes tanto cariño. Pregúntate si esto es lo que realmente quieres que suceda.
5. No intentes hacer que tu pareja cambie.
La gente se equivoca al pensar que alguien puede cambiar a su pareja. Todos tenemos defectos, y es casi imposible transformarlas en las personas que quieres que sean. Las cosas que nunca debes intentar cambiar son los malos hábitos, los puntos de vista religiosos, la relación con sus padres, los hobbies, la manera en la que ven el mundo, y lo que ponen como prioridad. Pero hay algo bueno que puedes hacer y es crear hábitos y tradiciones familiares mutuas que sean del agrado de todos.
6. Perdónense el uno al otro.
Nadie es perfecto. Todos cometemos errores. En todas las relaciones surgen malentendidos y todas en algún momento se causan heridas. Si una pareja no puede perdonarse, entonces con el tiempo, la relación colapsará a causa de quejas acumuladas.
7. Evita las palabras de peso, especialmente “divorcio.”
Intenta evitar frases como “Si esto sigue así, te dejaré.” Y nunca digas la palabra “divorcio”. Si vas a usarla, entonces debes estar preparado para marcharte e ir a ver a un abogado. No regreses luego con el rabo entre las piernas diciendo: “Eso no fue lo que quise decir.” Es muy probable que tu pareja diga, “Está bien. Vete.” Este tipo de frases, que usualmente decimos cuando estamos molestos, no son olvidadas. Incluso después de que hagan las pases, esto sólo aumentará las posibilidades de que se dé el divorcio.
8. Controla tus emociones.
Intenta decirte a ti mismo “¡detente!” cuando quieras insultar a tu pareja. Si sientes que no puedes controlarte, toma un respiro, respira profundo, y ve a dar un paseo. Sólo ten cuidado de no usar esto para aislarte de tu pareja. Dile que regresarás a retomar la conversación cuando logres calmarte. Y desde luego, cumple tu palabra.
9. Nunca hables mal de tu pareja.
Nunca digas cosas malas sobre tu pareja a otras personas. Ni siquiera a tu mamá. Ni a tus amigos. Después de una discusión, olvidarán todo y se perdonarán, pero tu madre y tus amigos no lo harán. Es ahí cuando tu pareja quedará muy mal parada ante ellos, y lo empezarán a tratar mal. Cuando las cosas se pongan difíciles, primero hablen francamente como pareja. Si en realidad sientes que necesitas compartirlo con alguien más, ponte en contacto con un psicólogo familiar.
10. Aprende a descifrar el lenguaje de amor de tu pareja.
Cada quien tiene su propio lenguaje del amor. Tu manera de amar es diferente a la de tu pareja. Para demostrar su amor, puede que lo haga a través de palabras de apoyo y reconocimiento, quizá con tacto y cuidado, o incluso con cosas materiales como regalos. Cada uno de nosotros tiene una manera distinta de expresar amor. Cualquiera que sea la de tu pareja, aprende a descifrarla y úsala.
11. Escucha a tu pareja.
Para tener un buen matrimonio, es esencial contar con una comunicación abierta y sincera. Si tu pareja acude a ti con problemas o inquietudes sobre su relación, debes escucharla con paciencia. Si prestas atención cuando conversan, esto te permitirá conocer qué es lo que le causa infelicidad y hará que tengas la oportunidad de adoptar medidas para resolverlo.
12. Mantén una actitud positiva.
Tu cónyuge se enamoró de ti por ser una persona feliz y con equilibrio emocional. Si los conflictos de la relación te han agotado o si crees que su matrimonio ya no tiene salvación, da un paso atrás. Es normal que te sientas abatido por los conflictos en tu relación; sin embargo, intenta centrarte en la perspectiva general. Si sientes depresión a causa del estado de su relación, recuerda todos los buenos momentos que hayas pasado con tu cónyuge. Tu felicidad no debe depender de la otra persona. Concéntrate en ser la mejor persona que puedas, incluso si tu pareja no lo es. Si esperas lo peor por parte de tu pareja, es más probable que identifiques los conflictos y los problemas, y que te concentres en ellos. Intenta prestar atención a los cambios positivos y sutiles en la manera en la que tu pareja y tú interactúan. Habla sobre estos cambios positivos con tu pareja.
13. Sé flexible.
No exijas que todo se haga a tu manera. El matrimonio consiste en una unión cooperativa. Ninguno de los dos se saldrá con la suya en todo momento. Si tu pareja y tú cuentan con metas e ideas diferentes (ya sea sobre el lugar al que se mudarán o el establecimiento en donde cenarán), deben escucharse el uno al otro.
14. Hablen de sus sueños y deseos.
Además de hablar sobre las necesidades y situaciones cotidianas (“Tenemos que lavar la ropa”), es esencial que hablen sobre sus miedos, esperanzas y sueños más profundos; así desarrollarán la intimidad emocional. Para hablar sobre la visión del futuro de tu cónyuge y la tuya, emplea frases que inicien con “Creo que…” o “Espero que…”. Si reflexionan sobre estos pensamientos y sentimientos, y los comparten, esto puede ser de utilidad para que se percaten de que existen otras posibilidades para su matrimonio, además del divorcio.
15. Cuiden el ámbito sexual.
La intimidad con tu pareja es como un alimento sin el cual tu matrimonio se puede desnutrir y enfermar. El deseo sexual va disminuyendo cuando te dejas de esforzar por complacer al otro y piensas de manera egoísta sólo en tu satisfacción. Te sugiero aprender a conocer a tu pareja y pensar en las formas en las que podrías complacerla.
¡No te des por vencida!
Sabemos que el matrimonio no es nada fácil, pero en la vida las cosas que más valen la pena son aquellas que cuestan más trabajo. Y tú, tienes dos caminos: el de las excusas o el de los resultados, ¿cuál vas a escoger?
Decídete hoy mismo y comienza a vivir tu matrimonio de una manera más plena.
No olvides que ambos se casaron para estar felices y ser compañeros de vida. Esfuérzate por unir sus mundos y recuerda que quien no esté dispuesto a pagar el precio por el amor, jamás lo vivirá.