La cirugía tomó 11 horas y 30 especialistas trabajaron en ella.
Erin y Abby Delaney nacieron en julio del 2016 y llegaron a este mundo unidas por la cabeza, desde su nacimiento hasta ahora, sus padres y todo un equipo médico comenzaron a planear la cirugía que mejoraría la calidad de vida de estas niñas y, un año después ese sueño se cumplió.
Los nacimientos de siameses no son comunes en el mundo y mucho menos lo son los de hermanos que comparten el cráneo, de hecho, solo un 2% de los bebés siameses nacidos en el globo tienen esta condición.
Por eso, para los padres de Erin y Abby y también para el equipo médico del Hospital para niños de Filadelfia, la separación de las gemelas se convirtió en todo un reto.
Reto que lograron finalizar con éxito. “La separación de gemelos unidos es una cirugía muy compleja seguida por una recuperación larga y complicada, pero estamos muy esperanzados con un resultado positivo”, declaró Jesse Taylor, cirujano plástico líder del procedimiento.
Afortunadamente, luego de 11 horas de arduo trabajo y con un equipo interdisciplinario compuesto por 30 profesionales, las niñas pudieron dormir separadas por primera vez en su vida.
Así están hoy las niñas:
A pesar de que aún queda un largo camino por recorrer y varias intervenciones reconstructivas más, ahora Erin y Abby pueden disfrutar de una movilidad total en todo su cuerpo.
Estuvieron varios meses en cuidados intensivos, pero en el Día de Acción de Gracias pudieron regresar a sus hogares para vivir con sus padres y dejar, por fin, el hospital.