12 Experimentos psicológicos que revelaron verdades increíbles sobre nosotros mismos

Aunque como humanos siempre nos ha fascinado y atraído, el funcionamiento de la mente y las razones detrás de cada uno de nuestros comportamientos. Pero no fue sino hasta el comienzo del siglo XX que la psicología experimental realmente despegó.

1. El experimento de las escaleras de piano

La iniciativa de Volkswagen llamada “The Fun Theory” quería demostrar que el comportamiento de las personas puede mejorarse haciendo que las tareas aburridas y cotidianas sean más divertidas. Se instalaron pasos de piano musicales en la escalera de una estación de metro, para ver si más personas elegían la opción más saludable, en lugar de la escalera mecánica. Los resultados mostraron que un 66% de las personas que pasó por ahí, eligió las escaleras musicales.

2. La prueba de “los ojos azules”

En 1968, después del asesinato de Martin Luther King, la maestra Jane Elliott intentó hablar de cuestiones de discriminación, racismo y prejuicio con su clase de tercer grado en Riceville, Iowa.Sin sentir que la discusión llegaba a algo, la Sra. Elliott comenzó un ejercicio de dos días de “ojos azules / ojos marrones” Los estudiantes con ojos azules obtuvieron un tratamiento preferencial, se les dio refuerzo positivo, y se les hizo sentir superiores intelectualmente a aquellos con ojos marrones por un día, esto dio como resultado en test básicos, niveles superiores en sus calificaciones.

El procedimiento se revirtió al día siguiente, con la Sra. Elliott dando preferencia favorable a los estudiantes de ojos marrones.Como resultado, el grupo presentó más entusiasmo en clase, contestó las preguntas de manera rápida y precisa, y tuvo un mejor desempeño en las pruebas que el día anterior; aquellos que fueron discriminados ahora, se sintieron más abatidos, vacilantes e inseguros en sus respuestas, y tuvieron un desempeño pobre en las pruebas, en comparación con el día anterior.

3. Experimento “Violinista en el metro”

Cerca de mil pasajeros que pasaban por una estación de metro en Washington, DC, “fueron invitados” a un mini concierto gratuito interpretado por uno de los mejores violinistas del mundo, Joshua Bell, quien tocó durante aproximadamente 45 minutos, seis piezas clásicas, en su violín Stradivarius de 1713 hecho a mano, valorado en $ 3.5 millones.

Solo 6 personas se detuvieron y se quedaron a escuchar por un tiempo. Alrededor de 20 le dieron dinero, pero continuaron caminando a su ritmo normal. Él recolectó $ 32. Cuando terminó de tocar y todo se silenció, nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento. Nadie se dio cuenta de que uno de los mejores músicos del mundo había interpretado una de las piezas más intrincadas jamás escritas con un violín de 3,5 millones de dólares.

Este experimento intentaba mostrar, la percepción y las prioridades, así como una evaluación ininterrumpida del gusto del público: en un entorno banal en un momento inconveniente. ¿Hasta qué punto el entorno y la presentación hacen la diferencia? Tres días antes, Bell había tocado en una sala llena en el Symphony Hall de Boston, donde los asientos costaban más de $ 100.

4. El experimento de conformidad Asch

El experimento de Asch es otro famoso ejemplo de conformidad social en situaciones grupales. Se colocó a un sujeto en una habitación con otras personas, (actores a los que previamente se les había instruido cómo responder).

La persona que realizó el experimento sostuvo una imagen con tres líneas numeradas y le pidió a cada persona en la habitación que identificara la línea más larga. Los actores respondieron primero, escogiendo deliberadamente la línea incorrecta, cometiendo un error obvio.

El 32% de los sujetos que se colocaron en esta situación aceptaron y se ajustaron a la mayoría claramente incorrecta, mostrando nuevamente cuán fácilmente las personas tienden a conformarse en situaciones grupales a pesar de la evidencia frente a sus propios ojos.

Aparentemente, las personas se conforman por dos razones principales: porque quieren encajar en el grupo, y porque creen que el grupo está mejor informado que ellos.

5. El experimento de Electrochoques de Milgram

Milgram montó un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. El investigador ordenaba al sujeto de prueba para que le administrara descargas eléctricas, al actor que se encontraba en la habitación continua, cada vez que este respondía erróneamente a una pregunta.

El sujeto de prueba escuchaba al actor gritar y retorcerse de dolor, mientras le imploraba que deje de hacerlo. Eventualmente, el 65% de los sujetos administraron lo que serían descargas eléctricas letales. El estudio mostró que la gente puede llegar a seguir las órdenes dadas por una figura de autoridad, incluso hasta el punto de matar a un ser humano inocente.

6. El experimento social de facebook

En 2012 Facebook realizó un experimento masivo en sus usuarios, sin su conocimiento. Se manipularon las noticias de 689.003 personas durante una semana, priorizando el contenido emocional positivo o negativo. A continuación, rastrearon las actualizaciones que los usuarios involuntarios publicaron, para ver si habían sido influenciados por los feeds manipulados. Lo que encontraron fue que, esencialmente podían hacer que sus usuarios se sintieran más felices o tristes, en un proceso llamado “contagio emocional”.

El estudio concluyó diciendo: “Las emociones expresadas por amigos, a través de las redes sociales, influyen en nuestros propios estados de ánimo, constituyendo, según nuestro conocimiento, la primera evidencia experimental de contagio emocional a gran escala a través de las redes sociales”.

7. La habitación repleta de humo

Te encuentras solo en un habitación mientras respondes un cuestionario. De pronto la sala se va llenando de humo que sale de una puerta. ¿Alertarías sobre lo que está sucediendo? El 75% de las personas, informaron sobre el humo casi de inmediato. Las cosas cambiaron cuando dos actores se encontraban acompañando al sujeto de prueba, al ver que estos se mostraban pasivos e ignoraban la situación, solo un 10% se levantó y advirtió a los responsables sobre lo que estaba sucediendo.

El experimento fue un gran ejemplo de personas que respondieron más lentamente (o no lo hicieron en absoluto) a situaciones de emergencia en presencia de otras pasivas. Parece que confiamos mucho en las respuestas de los demás, incluso en contra de nuestros propios instintos.

8. El malvavisco

Usando niños de cuatro a seis años como sujetos, los condujeron a una habitación donde se les colocó una golosina (generalmente un malvavisco) sobre una mesa. Los investigadores explicaron a los niños que se podían comer la golosina, pero que si esperaban durante quince minutos sin ceder a la tentación, serían recompensados ​​con una segunda golosina. De los más de 600 niños que participaron, una minoría comió el malvavisco inmediatamente.

De los que intentaron resistir la tentación, un tercio recibió la gratificación, por esperar el tiempo suficiente para obtener el segundo malvavisco. En estudios de seguimiento, los investigadores encontraron que los niños que podían esperar más por la recompensa, tendían a tener mejores resultados de vida, medidos por los puntajes SAT, logros educativos, índice de masa corporal y otras medidas de vida.

9. El experimento “Car crush”

Se mostró a un grupo de prueba un vídeo del choque de dos vehículos. Se los dividió y se les realizó una misma pregunta, utilizando diferentes verbos para describir el impacto, por ejemplo, “¿qué tan rápido iba el automóvil cuando /destrozó/ chocó / colisionó / ​​aplastó /golpeó / contactó con el otro automóvil?” Los resultados muestran que el verbo transmitió una impresión de la velocidad con la que viajaba el automóvil y esto alteró las percepciones de los participantes.

Los resultados para el verbo “aplastado” informaron la estimación de velocidad más alta (66 kmh), seguida por “colisionaron” (63 kmh), “chocaron” (61 kmh), “golpe” (54 kmh), y “contactaron” (51 kmh). En otras palabras, el testimonio de los testigos puede estar sesgado por la forma en que se formulan las preguntas después de que se comete un crimen.

11. El experimento Bobo Doll

fue realizado en 1961 por Albert Bandura, para poner a prueba su creencia de que todo el comportamiento humano se aprendía, a través de la imitación social y la copia, en lugar de heredarse a través de factores genéticos. En su afán de mostrar esto, utilizó 3 grupos de niños, un grupo fue expuesto a un adulto que se mostró agresivo con la muñeca Bobo; otro estuvo expuesto a un adulto pasivo jugando con la muñeca Bobo; y el tercero formó un grupo de control sin exposición a un adulto en absoluto.

Posteriormente, los niños fueron enviados individualmente a una habitación con varios juguetes, incluyendo la muñeca Bobo. Prohibidos a jugar con los juguetes, ya que estaban reservados para otros niños (con el fin de aumentar los niveles de frustración). La mayoría de los niños expuestos al adulto agresivo, mostraron tendencia a serlo (algunos inclusive imitaron el comportamiento físicamente agresivo del adulto)., mientras que los otros grupos se mostraron más tranquilos.

12 “Prejuzgar”

En este experimento social de la fábrica de cerveza danesa Carlsberg. Los sujetos de prueba son parejas que deciden ver una película. Lo que no esperan es que el cine esté abarrotado, y los únicos asientos libres son dos en medio de un montón de motociclistas tatuados.

A medida que se desarrolla el experimento informal (que en realidad fue solo un anuncio), no todas las parejas terminan tomando asiento, y al ver a los ciclistas deciden irse de inmediato. Las parejas que eligen tomar asiento, son recompensadas con aplausos de la multitud y una ronda de cervezas Carlsberg gratis. El experimento fue un buen ejemplo de por qué las personas no deberían juzgar un libro por su portada.