Estamos seguros de que muchos de ustedes aún creen en los unicornios. Es hermoso imaginar que, después de todo, sí existen en alguna parte, solo que aún no los hemos encontrado. Pero incluso el mito sobre este ser tan mágico tiene una explicación prosaica y hasta un tanto aterradora.
Y si piensas que somos escépticos y ya no creemos en la magia, ¡al final del artículo te espera un verdadero milagro!
1. El Gran Diluvio
Los científicos creen que en el origen del mito del Gran Diluvio está la reminiscencia de una gran inundación cuyo epicentro fue la Mesopotamia. A comienzos del siglo pasado, durante las excavaciones de las tumbas reales de Ur, se descubrió un lecho de arcilla que separaba dos capas culturales. Solo un desborde catastrófico del Tigris y Éufrates podría causar un fenómo así.
Según otros cálculos, entre 10 mil y 15 mil años a. C. hubo una descomunal inundación en la zona del mar Caspio, que se desbordó cubriendo una superficie aproximada de un millón de kilómetros cuadrados. La versión fue confirmada cuando los científicos encontraron en la zona de Siberia Occidental conchas marinas, cuya área de distribución más cercana se encuentra en la zona de este mar.
Esa inundación fue tan grande que en el Bósforo se formó una cascada enorme por la que pasaban aproximadamente 40 kilómetros cúbicos de agua (200 veces más que por las catarátas del Niágara). El flujo de tal potencia habría durado, como mínimo, 300 días.
Esta versión parece una locura pero, de ser cierta, definitivamente no se puede culpar a los antiguos de ser hiperbólicos.
2. Los gigantes
En Irlanda hasta el día de hoy se siguen contando leyendas sobre gigantes que podían crear una isla con tan solo tirar un puñado de tierra al mar. A la endocrinóloga Márta Korbonits se le ocurrió que las leyendas antiguas podían tener una explicación científica.
Increíblemente, los investigadores encontraron lo que buscaban. En una enorme cantidad de habitantes de Irlanda se descubrió la mutación del gen AIP. Es, precisamente, la mutación responsable del desarrollo de acromegalia y gigantismo. Si en Gran Bretaña una de cada dos mil personas tiene esta mutación, en Ulster la tiene una de cada 150.
Uno de los gigantes más famosos de Irlanda fue Charles Byrne (1761-1783), que medía más de 230 centímetros. Las leyendas, por supuesto, dotan a los gigantes de enorme fuerza, pero no todo es color de rosa. Las personas con acromegalia y gigantismo a menudo sufren de enfermedades cardiovasculares, tienen problemas de visión y dolores frecuentes de articulaciones. Sin tratamiento, muchos gigantes no llegan a vivir hasta los 30 años de edad.
3. Los hombres lobo
La leyenda de los hombres lobo tiene varias fuentes. En primer lugar, la vida de los humanos siempre estuvo conectada con el bosque. Desde la antigüedad más remota existen grabados rupestres de híbridos de animales y humanos. La gente quería ser más fuerte, elegía un animal tótem y usaba su piel. Es sobre la base de estas creencias que hacían efecto las infusiones alucinógenas que los guerreros consumían antes de las batallas, imaginándose lobos invencibles.
En segundo lugar, la creencia en la existencia de hombres lobo se respaldaba por una enfermedad genética que padecían algunas personas: la hipertricosis, crecimiento excesivo de vello en el cuerpo y en el rostro, también llamada “el síndrome del hombre lobo“.
Además de la enfermedad genética, existe la psicológica, conocida como licantropía clínica, durante los ataques de la cual las personas pierden la razón y toda consciencia de su condición humana, creyéndose lobos. Además, la enfermedad recrudece durante fases lunares específicas.
Por cierto, el lobo de la mundialmente conocida ”Caperucita Roja”, según las fuentes originales, era nada más y nada menos que un hombre lobo. Y no se comió a la abuela, sino que se la dio de comer a la nieta.
4. Los vampiros
La porfiria es una forma rara de desorden genético que padece una de cada 200 mil personas. Si uno de los padres tiene porfiria, hay un 25 por ciento de posibilidad de que la herede el niño.
La enfermedad se caracteriza por la alteración de la ruta metabólica del grupo hemo, que causa la descomposición de la hemoglobina con radiación ultravioleta. La luz del sol causa gran sufrimiento a los pacientes con esta enfermedad, por lo cual se ven obligados a resguardarse en espacios cerrados durante el día y solo pueden salir a la calle por la noche.
Cuando la enfermedad se presenta en forma severa (¡link no apto para susceptibles!) los tendones de los pacientes se deforman, causando retorcimiento de dedos. La piel alrededor de los labios y las encías se seca, los dientes incisivos se descubren hasta las encías y adquieren un color rojizo. O sea: todos los signos de vampirismo a la orden. Además, el ajo agudiza la enfermedad. Los enfermos de porfiria fueron activamente perseguidos durante la Edad Media, en el apogeo de la Inquisición: se les atribuían terribles atrocidades y eran quemados en las hogueras.
5. Los dragones
La teoría de la conexión entre los huesos de los dinosaurios y los dragones se confirma en Mongolia. Allí, la palabra “dragón” está presente en varios nombres geográficos. Esto se debe al hecho de que en algunas zonas del desierto Gobi, cualquier persona puede encontrar con facilidad huesos de dinosaurio, que están en la superficie de las capas terrestres. Sigue habiendo muchos, incluso hoy en día, tantos que todo el tiempo hay excavaciones ilegales.
Un detalle importante: en Africa no existe ni este mito ni acceso a restos de dinosaurios.
Pero, ¿por qué en la consciencia humana los dragones aparecen como reptiles con garras y escamas? Tal vez se deba a la perspicacia de las personas. La apariencia exterior de un esqueleto de dinosaurio es similar a los huesos de los lagartos, serpientes y cocodrilos modernos. Por cierto, justamente las serpientes y las lagartijas a veces desarrollan no una, sino dos cabezas, igual que algunos de los dragones de los cuentos.
6. Los centauros
La imagen del centauro ya era conocida dos milenios antes de Cristo. Presuntamente, nació en Grecia como fruto de la imaginación de los pueblos que eran civilizados pero aún no montaban a caballo y que se habían cruzado por primera vez con jinetes de alguna tribu nómade del norte: Escita, Casitas o Tauros. Eso explica la naturaleza feroz de los centauros. Los nómades vivían montados, eran excelentes arqueros y cabalgaban a mucha velocidad. El miedo hiperbolizado de un terrateniente que ha visto por primera vez a un humano que montaba a caballo con tanta habilidad tranquilamente pudo haberse convertido en una historia sobre un híbrido de hombre y caballo.
Sin embargo, Plinio el Viejo, que vivió en el siglo I de nuestra era, escribió que había visto con sus propios ojos a un hipocentauro conservado en miel y enviado desde Egipto como regalo para el emperador. Se creía que los centauros eran el resultado de experimentos genéticos de los sacerdotes egipcios.
A los que hacemos Genial.guru esta teoría nos parece muy débil, pero considerando que los científicos lograron cruzar a un ser humano con un cerdo, la respuesta a la pregunta de si es posible, se vuelve menos inequívoca.
7. El laberinto del Minotauro
Según la leyenda griega, debajo del palacio del rey Minos había un enorme laberinto en el que estaba encerrado el terrorífico Minotauro: un monstruo mitad hombre, mitad toro. La sed de sangre atormentaba tanto al monstruo que su rugido sacudía la tierra.
La isla de Creta, donde vivía el monstruo, es muy interesante por su actividad sísmica. Parte de ella está en un continente llamado la placa del mar Egeo, la otra parte sobre la placa oceánica de Nubia, que se mueve directamente debajo de la isla. Este fenómeno geológico se denomina zona de subducción. Es en estas zonas donde hay un mayor riesgo de terremotos. En Creta, la situación se ve agravada por el hecho de que la placa oceánica de Nubia está siendo empujada por la placa Africana (imagínate lo enorme que es) y pasa algo fenomenal: por la interacción de las placas, la isla es literalmente empujada hacia la superficie. Desde el nacimiento de la civilización, Creta ha experimentado varios de estos ascensos, algunos de hasta 9 metros. No es de extrañar que a la gente antigua le pareciera que en las entrañas de la isla vivía un monstruo furioso, siendo que cada terremoto traía terribles destrucciones.
8. El cíclope
En la mitología griega, los cíclopes representan a un grupo de personajes que, en distintas versiones, son seres divinos (hijos de Gea y Urano) o un pueblo específico. Su representante más destacado fue el hijo de Poseidón, Polifemo, que perdió su único ojo en manos de Odisseo. También se creía que era cíclope la gente del pueblo escita arimaspi.
En cuanto a la explicación científica de este mito, en el año 1914 el paleontólogo Othenio Abel sugirió la posibilidad de que haya surgido del descubrimiento por los antiguos de los cráneos de elefantes enanos, ya que la fosa nasal central de los mismos es fácilmente confundible con una cavidad de ojo gigante. Es curioso el hecho de que estos elefantes habitaran, precisamente, las islas mediterráneas de Chipre, Malta y Creta.
9. Sodoma y Gomorra
No sabemos ustedes, pero nosotros creíamos que el de Sodoma y Gomorra era solo un mito muy conocido y, más bien, una representación de sociedades viciosas. Sin embargo es un hecho histórico de lo más real.
Ya hace una decena de años que en un lugar llamado Tell El-Hammam se llevan a cabo excavaciones de una ciudad antigua. Los arqueólogos están seguros de que encontraron la Sodoma bíblica. La ubicación aproximada de la ciudad siempre fue conocida: la Biblia describía la “Pentápolis de Sodoma” en el valle del río Jordán. Sin embargo, su ubicación exacta siempre generaba dudas.
Las excavaciones comenzaron en 2006 y los científicos encontraron un gran asentamiento antiguo rodeado por una poderosa muralla. Según los investigadores, la gente vivió ahí entre los años 3500 y 1540 a. C. No hay otra variante para el nombre de la ciudad, de lo contrario, la mención de un asentamiento tan grande permanecería en las fuentes escritas.
10. El kraken
El kraken es un legendario y mítico monstruo marino de tamaño gigante, un cefalópodo, conocido por la descripción de los marineros. La primera descripción completa fue hecha por Erik Pontoppidan: escribió que el kraken era un animal “del tamaño de una isla flotante“. Según él, el monstruo es capaz de agarrar un barco grande con los tentáculos y arrastrarlo hacia el fondo, pero es mucho más peligroso el remolino que se genera cuando el kraken se sumerge rápidamente al fondo del océano. O sea que un final triste es inevitable tanto si el monstruo te ataca, como si se escapa de ti. ¡Realmente espeluznante!
La explicación científica del mito del ”terrible monstruo” es sencilla: los calamares gigantes existen hasta hoy en día y llegan a medir 16 metros de longitud. Es un espectáculo verdaderamente impresionante: además de ventosas, algunas especies tienen en los tentáculos garras y dientes, aunque sólo pueden representar un peligro para alguien si lo aplastan. Si hasta el hombre moderno se espanta al encontrarse con semejante criatura, ¿qué se puede decir de los pescadores de la antigüedad? Para ellos el calamar gigante era, sin lugar a dudas, un montruo mítico.
11. El unicornio
Cuando se nombra a un unicornio, inmediatamente nos imaginamos una criatura delicada con un cuerno iridiscente en la frente. Es interesante que se encuentren en mitos y leyendas de muchas culturas. Las primeras imágenes fueron halladas en India y tienen más de cuatro mil años de antigüedad. Más tarde, el mito se extendió por todo el continente y llegó a la Antigua Roma, donde fueron considerados animales reales.
Los principales “candidatos” para el rol del prototipo del unicornio son los elasmoterios: rinocerontes de las estepas eurasiáticas que vivieron durante el período glacial. Un elasmoterio recuerda parcialmente a un caballo (si se tiene la imaginación suficiente) con un cuerno extremadamente largo en la frente. Se extinguió en la misma época que la megafauna principal. Pero, según los materiales de la enciclopedia sueca y los alegatos del investigador Willi Ley, algunos ejemplares pudieron haber existido el tiempo suficiente como para entrar en las leyendas.
12. Bono: la senda de Moisés
Seguramente cada uno de nosotros haya escuchado sobre la parte de la Biblia que cuenta cómo las aguas se abrieron ante Moisés. Pero son pocas las personas que saben que el mismo fenómeno se puede ver cerca de la isla Jindo, en Corea del Sur. Aquí, ¡las aguas entre las islas se separan durante una hora, abriendo un camino ancho y largo! Los científicos explican este milagro con la diferencia de horario de las altas y bajas mareas.
Por supuesto que muchos turistas viajan allí: además de pasear por el fondo del mar, tienen la posibilidad de ver a los habitantes marinos que quedaron sobre el suelo. Sorprendentemente, “la senda de Moisés” va desde el continente hasta la isla.