Los empleados de Disneyland hablaron honestamente sobre sus trabajos y mostraron lo que ocurre detrás

Hoy en día hay 5 parques temáticos de Disney abiertos: en Florida, Anaheim, París, Hong Kong y Tokio. El más grande de ellos está a 34 kilómetros de la ciudad de Orlando, en Florida.

Escuchamos las historias de los empleados de este gigantesco parque de diversiones y compartimos contigo lo más interesante.

1. Un impresionante departamento de vestuario

El departamento de vestuario de Disneyland es absolutamente increíble. Aquí ¡hay más de un millón de trajes! No es de extrañar, si solo para Mickey Mouse hay muchos trajes previstos para cada ocasión. Una gran cantidad de trabajadores se ocupa de su creación, mantenimiento y cuidado.

Los trajes de los personajes “peludos“ suponen un verdadero desafío para los empleados que deben usarlos. ”Ponerse el traje de Tigger, por ejemplo, es como envolverse en una pesada alfombra“, confiesa un ex empleado. Y agrega que “los trabajadores del departamento de vestuario hacen muy bien su trabajo. Siempre esterilizan los trajes y eliminan el olor, así que nada te recuerda que tu compañero había usado el mismo traje en un día caluroso”.

2. Insignia de identificación falsa

Inside Jokes

A post shared by Samantha (@stormy_the_lost_girl) on

Inscripción en el banner: “No seas un Chris falso, usa tu insignia de identificación”.

Cuando vayas a Disneyland Florida observa las insignias del personal. Posiblemente llegues a ver a varios “Chris de Orlando”. En realidad, esos empleados tienen otro nombre. Solo que se olvidaron su insignia en casa y tuvieron que usar la genérica, que siempre tiene escrito lo mismo. Aunque, quién sabe, tal vez entre los miles de empleados del país mágico hay un Chris de Orlando que no necesita traer su insignia de casa todos los días.

3. Siempre en el rol

Este debe ser un trabajo de ensueño. De lo contrario, ¿cómo explicar que los empleados del mundo mágico nunca se salgan de su personaje? Será porque tienen un empleo de película. “Casi le digo a una niña en el Centro de la Naturaleza, ’disculpe, princesa’”, contó una de las trabajadoras del parque.

Después de todo, es genial que tu jefe sea Mickey Mouse, ¿verdad?

4. Una forma especial de juntar los dedos

Ready to move this morning! ☀️#moveitshakeitpics #disneypoint PC: @amanda_roberts0213

A post shared by Michelle Mayo (@michellenmayo) on

Lo más probable es que nunca veas a un empleado de Disneyland señalarte algo con un dedo. Estas personas recurrirán al famoso “gesto Disney: dos dedos unidos. Hay dos motivos. En primer lugar, Disneyland es visitado por personas de todo el mundo, de distinta mentalidad y bagaje cultural. Y en muchas culturas señalar algo con un solo dedo se considera totalmente inaceptable y descaradamente grosero.

El segundo motivo se le atribuye al propio Walt Disney, que era un fumador empedernido y siempre sostenía un cigarrillo entre dos dedos y señalaba de la misma manera.

5. Una frase secreta para los visitantes maleducados

Todos los que trabajan con personas a veces se cruzan con algún cliente que quisieran no haber conocido. Ya sea por ser quisquilloso, tener mal carácter o, a veces, ser abiertamente ofensivo. Pero los empleados de Disneyland tienen terminantemente prohibido mostrar ante los visitantes la más mínima reacción negativa (a veces de lo más justificada). Por eso, si eres de esos clientes fastidiosos, no te engañes al escuchar de la boca de un empleado del parque la frase : “Que tenga un mágico día Disney“ (”Have a magical Disney day”): te acaban de insultar disimuladamente.

En el idioma de los empleados de Disneyland, es una frase codificada que permite desahogarse y obtener al menos una pequeña satisfacción. El visitante desagradable no entenderá nada, pero el colega que está cerca sí y hasta expresará su apoyo.

6. Un estricto marco para la apariencia

It takes people to make the dream a reality. -Walter Elias Disney- It had always been my dream since I was little to become a cast member and I still can’t believe I’m living my dream. Making magic for the guests is not so easy when they’re already in a dream land but doing something above and beyond could make it happen and I’m so happy I get to be part of their sweet memories. I love working here making magic and I really wish I could stay here longer for my professional career but I still have so many things to learn in my university. I’m never gonna forget this precious experience and all the great friends I’ve made here. Thank you so much for having me in your family Disney and thank you so much for my other disney friends making my program filled with happiness and fun being there for me! Love you all? #orlando #florida #disneyworld #dcp #icp #castagency #castmember #dak #mk #parkgreeter #castlecrue #makingmagic #dreamscometrue #greatexperience #アニキン勤務の日焼けすごい

A post shared by Mayu Fukada (@maaaaayu0917) on

Existe un estricto conjunto de reglas sobre la apariencia que debe seguir todo empleado de Disneyland. Está prohibido cualquier tipo de piercing, con la excepción de perforaciones de orejas (se permite una sola perforación por oreja), cualquier tipo de tatuaje debe ser escondido completamente y el cabello de los hombres tiene que ser corto. Sólo se permite usar tonos neutros de esmalte de uñas.

7. Un montón de papeles de todo tipo y pegatinas encima

My favorite souvenir! #castmemberstickers #disney #goofy #beautyandthebeast #stitch #pluto #mickeymouse #aladdin #jasmine

A post shared by h a y l e y ✨ (@enigmatichayley) on

Los trabajadores del parque saben que se puede hacer a alguien más feliz simplemente regalándole una pegatina de un personaje de Disney. Por eso llevan todo el tiempo un montón de pegatinas en sus bolsillos, carteras y bolsos. Y para el final del día se les junta en los bolsillos un montón de mapas del mundo mágico, panfletos de eventos y muchas otras cosas que migran pacíficamente a su hogar.

8. A veces se permite portarse mal

9. Un personaje por parque

Los trabajadores de Disneyland tratan de conservar la magia y cuidan que no haya personajes repetidos en un lugar específico en un momento determinado. En algunos parques esto se logra más que en otros. A veces también hay fracasos. Pero en general la magia se mantiene intacta y, por regla general, solo hay un Peter Pan o Blancanieves a la vista.

10. Los visitantes no siempre se comportan apropiadamente

“Cuando hacía el papel de Goofy, me tiraban de las orejas, me golpeaban en la entrepierna o retorcían la nariz de mi traje, lo que, por cierto, duele“, contó uno de los ex trabajadores de Disneyland. ”La gente trataba de saltar sobre mi espalda o mirar debajo de la camisa del traje. Y todo eso lo hacían los adultos o los adolescentes, no los niños. Además, escuché a muchos padres quejarse porque en el reino mágico no se vende alcohol”.

11. Las “princesas“ ganan más que los ”animales”

Como en todas partes, el salario de los empleados depende de muchos factores: horas de trabajo, tipo de empleo, ente otros. Curiosamente, los príncipes, las princesas y otros personajes humanos, ganan más que los animales. Esto se debe a que los personajes humanos divierten al público sin una máscara, pasan más tiempo con la gente y se comunican activamente. Entretanto, los personajes “peludos“ permanecen silenciosos dentro de su traje.

Por cierto, antes de convertirse en un ”personaje con rostro“, el trabajador debe hacer una pasantía como personaje “peludo” durante varios días.

No es de extrañar, después de todo, que los trabajadores de Disneyland recorran grandes distancias durante todo el día. En un parque enorme lleno de miles de personas, nunca se quedan quietos. Por eso es tan sorprendente ver que al final del día siguen sonriendo a los visitantes del país mágico.

12. Y sin embargo, el trabajo en Disneyland es mágico, porque te da la oportunidad de experimentar las emociones más fuertes y hermosas de la vida

“Yo hacía de Goofy en el café ese día —cuenta un empleado—. En el rincón, vi una mesa ocupada por una familia numerosa, con hijos. Uno de los niños padecía de una forma de autismo. Los personajes tenían que pasar junto a esa mesa y saludar despacio con la mano. Yo saludé al niño y él sonrió un poco. Cuando volví a pasar junto a la mesa y agité la mano, el niño de pronto saltó de su lugar, corrió hacia mí con una gran sonrisa y me abrazó por la cintura. Sus ojos brillaban tanto que sentí que se me derretía el corazón. Pero su mamá me impresionó incluso más. Estaba muy feliz de que su hijito, que no dejaba que nadie se le acercara, hubiera expresado por sí solo sus sentimientos y que ella hubiese podido sacarle una foto con un personaje. Esa familia había estado ahorrando durante mucho tiempo para ese viaje. La mujer se me acercó con lágrimas en los ojos y me dio un fuerte abrazo. Lo diré con total sinceridad: fueron los abrazos más sinceros y cálidos de mi vida“.