Un hombre intersexual británico de 29 años dio su testimonio.
Joe Holliday nació en 1998. Sus padres esperaban ver a un niño normal y sano salir del vientre, sin embargo, quedaron bastante impresionados al ver que su hijo recién nacido no había desarrollado bien sus genitales en el útero. Además, había nacido con un gran agujero en su abdomen.
Sin saber sus padres si ese bebé recién nacido era hombre o mujer, acudieron a un prestigioso centro de salud para niños de Londres. Ahí, un especialista le dijo a su madre que lo mejor para Joe sería que le dieran la operación adecuada para darle genitales femeninos. Ya que quirúrgicamente era más fácil, y sin genitales masculinos, se le haría demasiado difícil ser hombre.
Su madre, convencida de que era lo mejor para todos, llegó a casa ese día con Joe en los brazos, pero cuando lo acostó y volvió a tomarlo al día siguiente, se había convertido en Joella.
Así, cambiaron también sus pertenencias: la ropa azul se convirtió en rosa, y los coches fueron cambiados por muñecas.
Sin embargo, había algo que no podían cambiar en Joella: su sexo legal. Es por esto que, 10 años después, la BBC comenzó a hacer un seguimiento sobre esa particular niña que figuraba como un niño en las actas, y la incansable lucha de sus padres por hacer que pudiera reconocérsele como ella.
Cerca de esos años, Joella comenzó a sufrir de depresión y ansiedad. Tanto, que llegó a intentar suicidarse. Joey dice hoy que “durante años me sentí como si estuviera metido en un agujero negro sin saber por qué“.
Pero Joella no conocía la historia completa.
Pasaron otros 10 años y la joven tuvo acceso, por casualidad, a su historial médico. Ahí, decía que el bebé que había nacido arrojaba que su cromosoma era XY. Es decir, que era genéticamente un hombre. Sobre esto, Joe agregó:
“Sentí y siento como si hubiera perdido una enorme parte de mi vida. Me pasé 15 años de mi vida deprimido y casi recluido en algún momento”.
Fue así que Joe se dio cuenta: él era intersexual.
El intersexo es un concepto algo difícil de acuñar, incluso hoy en día. Refiere a un trastorno congénito en el desarrollo sexual. Esto se traduce en personas nacidas con características sexuales que no corresponden a ninguna típica de un cuerpo que reconozcamos como “sano”, y puede referir tanto a factores físicos como genéticos.
A pesar de que muy pocas personas lo han escuchado, según la ONU, cerca de un 1,7% de personas a nivel mundial responden a estos atributos, esto quiere decir que hablamos de cerca de 119 millones de personas.
Hace 30 años, en el Reino Unido se popularizó la creencia de que, lo mejor que podía hacerse para niños en casos como el de Joe, era que éstos fueran criados como chicas. A pesar de que, hoy en día, la mayoría de los niños que nacen con trastornos sexuales de esa naturaleza, crecen para convertirse en chicos.
Y, a pesar de que se están abriendo diálogos en torno a las operaciones que pudiesen o no necesitar los chicos intersexuales, Joe, quien ahora tiene 29 años, asegura que no hay apoyo psicológico ni médico para los pacientes intersexuales.
Una vez que Joe levantó la voz, la BBC decidió hacer una investigación en la que se descubrió que, generalmente, los pacientes que han nacido con trastornos de desarrollo sexual no buscan apoyo psicológico en el Reino Unido.
También se reveló que las operaciones para los niños intersexuales no son debatidos en profundidad por las familias, por lo que se toman muy a la ligera cambios que podrían afectar para siempre en la vida de un infante.
De momento, Malta es el único país del mundo en el que no pueden realizarse operaciones no consensuadas a los pacientes intersexuales.