10 Historias de personas cuyas ganas de vivir fueron más fuertes que el destino

Todas las persona experimentan algún momento en la vida en el que parece que todo el mundo está en su contra. En estas situaciones, lo más importante es no desanimarse y no permitir que los obstáculos ganen.

Recolectamos 10 historias sobre personas con una increíble fuerza de voluntad y ganas de vivir. Estas personas mostraron a todo el mundo que cualquier obstáculo pueder ser superado bajo cualquier circunstancia en la vida. Lo importante es creer en ti mismo y en tus fuerzas.

1. 500 kilometros por el desierto de hielo en la Antártida

En 1912, tres científicos australianos se embarcaron en una expedición a la Antártida. Cuando iban de regreso a la base, uno de ellos cayó en una grieta junto con sus trineos y la mayoría de víveres, y falleció. Para llegar hasta la base, los dos científicos que todavía permanecian con vida, Douglas Mawson y Xavier Mertz, tenían que superar 500 kilometros por el congelado desierto.

La comida alcanzaba solamente para un tercio del camino, así que los viajeros también tuvieron que comerse a sus perros. Mertz murió de frío y agotamiento. Mawson sufrió terribles lesiones por el frío, ya que la piel se le desgarraba por las bajas temperaturas, el cabello se le caía y en las plantas de los pies tenía llagas que le sangraban, pero, ¡el científico siguió avanzando y por fin llegó a la base!

Allí lo esperaba otra desalentadora noticia: el barco “Aurora”, en el cual regresaría a casa, había partido 5 horas antes. Mawson tuvo que esperar el siguiente barco durante 10 meses.

2. 80 Minutos en el agua helada

Anna Bågenholm estaba descendiendo una cuesta en esquís cuando perdió el control y cayó en una corriente helada cerca de una cascada. La cabeza y el cuerpo de la chica se encontraban debajo de 20 centímetros de hielo mientras que sus piernas y esquís estaban en la parte superior.

La chica estuvo en el agua helada durante 80 minutos. Ella encontró un espacio de aire entre el hielo y el agua y pudo respirar. En ese momento, la temperatura de su cuerpo bajó hasta los 13.7 °C; esta es la temperatura más baja que alguién con hiportemia ha podido sobrevivir.

El rescate de Anna de la prisión de hielo duró 80 minutos. A la chica la llevaron al hospital en estado de muerte clínica y, solamente después de tres horas, su corazón empezó a latir de nuevo. Los médicos creen que el secreto de la supervivencia de Anna se debe a que su cuerpo entró en un estado de “sueño”.

3. 10 días en el desierto del Sahara sin comida ni agua

Mauro Prosperi sobrevivió más de una semana sin agua y sin comida en el desierto del Sahara. Debido a una tormenta de arena durante una maratón por Marruecos, el corredor perdió el rumbo y corrió alrededor de 300 kilometros en la dirección incorrecta. Mauro caminaba solamente por las mañanas y por las noches, y descansaba durante el día para evitar el calor.

Él encontró un pequeño santuario religioso en medio del desierto, capturó unos murciélagos, los comió y bebió su sangre. Prosperi incluso trató de suicidarse cortándose las venas, pero su sangre se había espesado debido a la falta de hidratación y la sangre de su herida coaguló rápidamente.

Esta fue una señal para el hombre y decidió seguir su camino. En cinco días llegó a un pequeño oasis y, dos días después, unos nómadas lo encontraron y llevaron al hospital. Durante su tiempo perdido en el desierto, él perdió 18 kilos de peso.

Unos años después, Prosperi participó de nuevo en la carrera, de la cual regresó sano y salvo.

4. La caída de una altitud de más de 10 kilometros

El 26 de enero de 1972, la azafata Vesna Vulovich fue asignada por error al vuelo de Copenhagen a Belgrado, pero decidió ir de todos modos para conocer Dinamarca. Unos 45 minutos después de despegar y a una altitud de más de 10 mil metros, una bomba explotó en la cabina de equipaje.

El avión cayó sobre las montañas y 27 personas que se encontraban a bordo fallecieron; solo hubo una sobreviviente: Vesna Vulovich, quien se encontraba en la cola del avión al momento de la explosión. Ella sufrió una lesión craneoencefálica, fracturas en las piernas y en tres vértebras, que causaron una parálisis temporal en parte de su cuerpo.

La chica estuvo mucho tiempo en el hospital, fue sometida a varias operaciones y eventualmente logró caminar de nuevo. Su nombre está en el libro récords Guinness como la persona que ha sobrevivido la caída de mayor altitud sin paracaídas.

Vesna Vulovich murió en su departamento a los 66 años. Después de retirarse, dedicó su vida a la lucha contra el nacionalismo.

5. 3 meses en el desierto australiano

En 2006, el australiano Ricky Megee se despertó en medio del desierto y no recordaba en lo absoluto cómo había llegado allí.

Durante 10 días, él caminó descalzo en dirección desconocida sin esperanza alguna de ser rescatado. Eventualmente, llegó a una represa donde construyó una pequeña cabaña con ramas y varas de madera. El australiano vivió allí durante 3 meses, alimentándose de lagartijas, saltamontes y ranas secas.

Finalmente, unos granjeros encontraron y rescataron a Megee.

6. Un alpinista se corto el brazo para salvar su vida

En abril de 2003, en el parque nacional Tierra de Cañones, en el estado de Utah, Estados Unidos, una roca de 300 kilogramos cayó sobre el brazo del alpinista Aron Ralston, dejándolo atrapado.

Durante 4 días, Aron estuvo tirado al lado de la piedra. Él incluso grabó su nombre en la roca con la fecha de lo que el creía sería su muerte. Decidiendo luchar hasta el final, el alpinista cortó su brazo atrapado por la roca con una navaja que tenía en su mochila y se liberó de la trampa mortal.

Después de liberarse, Aron tuvo que continuar su camino por el cañón y descender por un acantilado de 20 metros de altura. Afortundamente, el alpinista se salvó cuando se encontró con unos turistas en el camino, quienes lo llevaron al hospital.

7. Infancia en compañía de simios

Marina Chapman fue secuestrada cuando tenía 4 años de edad. Cuando despertó, ella se encontraba en una jungla colombiana. La niña fue encontrada por simios, que la aceptaron en su manada. Los simios le enseñaron a la pequeña a conseguir comida, trepar por los árboles y a robar arroz y frutas de las aldeas cercanas.

Después de unos años, Marina se encontró con una familia, quienes la utilizaron como esclava doméstica. La niña logró escapar y fue a dar con una mujer que la cuidó como si fuera su propia hija.

Marina se adaptó a la vida en la sociedad, se mudó a Inglaterra y se casó. La vida salvaje en las junglas quedó en el pasado.

8. 76 días en mar abierto

En 1982, en el océano Atlántico, el bote del regatista de vela estadounidense, Steven Callahan, se dañó y hundió durante una tormenta. Steven logró sacar una balsa inflable del camarote y una bolsa con un kit de supervivencia. Él quedó a la deriva en el mar abierto, pescaba con ayuda de un arpón, luchaba contra las olas e incluso sobrevivió al ataque de un tiburón.

Después de 76 días, la balsa fue arrojada a la isla Marigalante en el mar Caribe. El enflaquecido Steven fue salvado por un pesacador local. En total, el viajero había navegado alrededor de 3,300 kilometros en su balsa.

Steven Callahan fue consultor externo en el rodaje de la película Una aventura extraordinaria de Ang Lee.

9. 11 barras de metal en el cuerpo

El auto de Katrina Burgess, corriendo a una velocidad de 100 kilometros por hora, salió de la autopista y cayó a una zanja. La chica sufrió fracturas en el cuello, espalda, costillas y pelvis, y perforación de sus pulmones.

Los doctores colocaron una barra sostenida por 4 clavos de titanio en su muslo izquierdo. Luego, insertaron 6 barras horizontales para sostener su columna vertebral, y un tornillo de titanio para unir su cuello con una vértebra.

La chica estuvo tomando analgésicos durante 5 meses para vivir con el dolor. Después de su recuperación, Katrina Burgess firmó un contrato con una agencia de modelaje.

10. 3 días sumergido hasta la cintura en un servicio sanitario

Coolidge Winesett era un anciano de 75 años que vivía en una casa vieja en el estado de Virginia que tenía el sanitario afuera. Un día salió para ir al baño y los tablones podridos del suelo se rompieron y él cayó a la fosa séptica con ellos. Winesett se encontró en el pozo negro sin salida.

Él no podía salir por si mismo ya que una parte de su pierna había sido amputada y un brazo no reaccionaba después de un derrame cerebral que había sufrido. Así estuvo durante tres días en el pozo sumergido hasta la cintura. El señor Winesett fue salvado por un cartero que llegó a visitarlo y escuchó los débiles gritos de ayuda desde el patio.

El viejo veterano estaba a punto de morir, ya que había inhalado gases tóxicos, había sido mordido por las ratas, y estaba agotado por la falta de sueño, el hambre y el estrés.

Podríamos decir que estas personas fueron afortunadas y tratadas bien por el destino, o creer que su supervivencia fue predestinada por poderes supremos; pero no se puede negar que cada una de ellas luchó con resistencia y valentía por su vida. Una vez más, estas historias demuestran que dentro de cada uno de nosotros se esconde un poder ilimitado.

Lucha por lo que te motiva e inspira en la vida, y, ¿quién sabe? Tal vez tu propio camino al éxito se convierta en una motivación para otras personas.