El diario español El País realizó una lista con cinco alimentos que no debes comprar porque su precio y calidad no se condicen o porque, directamente, te hacen mal.
Salsa de tomate enlatada, palomitas, y carne molida son algunas de ellas… ¿por qué? Te lo contamos a continuación:
Bolsas de palomitas para microondas
La primera razón, es que las bolsas de palomitas son más caras que comprar el maíz a granel. De esta forma, si una bolsa, de sabor convencional, bordea los mil pesos, por el mismo precio se podría comprar más grano y prepararlas en casa.
Y por supuesto, la segunda razón es que las preparadas en casa son mucho más sanas.
“La diferencia nutricional de cualquier producto siempre dependerá de la calidad de los ingredientes”, explicó el nutricionista Joan Carles Montero al medio.
En el hogar se pueden controlar los niveles de aceite, sal, caramelo y todos los eventuales saborizantes que se le quieran adherir.
El especialista, en este caso, recomendó evitar ponerles azúcar o mantequilla, puesto que “es un picoteo estupendo, aunque hay que tener en cuenta que el maíz es rico en energía (393 calorías por cada 100 gramos, lo equivalente a cuatro cañas de cerveza)”.
Tomate frito o salsa de tomate enlatada
Antiguamente eran los abuelos quienes freían los tomates maduros y, con aderezos y harto amor, hacían salsas deliciosas.
Hoy no. Las bolsas y tarros de salsa reemplazaron completamente a la historia. Y más allá de lo nostálgico, hay una buena razón para dejar de comprarla:
La nutricionista Silvia Romero explicó que “la -salsa- comercial tiene aproximadamente el doble de calorías y de grasa (1,5 gramos el casero, y 3,5 gramos el industrial). Pero lo más destacado es el azúcar (2,3 gramos el que preparamos en casa, frente a 7,5 gramos en los de supermercado) y la cantidad de sal (165 mg de sodio, frente a 1200 mg el de lata)”.
La especialista recomienda volver a tiempos de antaño, aunque usando sal sin sodio.
Bandeja de carne molida
Es más o menos un engaño. “En un supermercado, no vas a encontrar carne picada sino algo que se parece pero que llaman ‘burguer meat’ y no es solo carne, sino que contiene una serie de aditivos”, explicó el nutricionista Juan Revenga al medio.
A pesar de que manifestó que los aditivos no tienen la cualidad de malos, los entendidos piden no dejarse engañar por esos paquetes distribuidos equidistantemente en las bandejas.
Recomiendan pedir al mismo carnicero moler los trozos de carne que se desee o, eventualmente, hacerlo en casa.
Además, aseguran que hay que cocinarla rápidamente, porque la carne perece en, máximo, 48 horas.
Salsas preparadas
Ya no es sólo el ketchup, la mayonesa y la mostaza. Hoy existe la salsa de ajo, la boloñesa, de pesto, de quesos, picantes, y quién sabe cuántas más.
Los especialistas aseguraron que el principal problema de estos alimentos es la falta de transparencia en su composición. Esto, puesto que se desconoce, principalmente, el aceite que usan.
Revenga afirmó que las empresas “no suelen utilizar los mismos ingredientes que usaríamos en casa”. Lo que sí se sabe, es que estas salsas llevan bastante azúcar. Ejemplifica diciendo que en un frasco de 150 gramos de salsa pesto, hay 3 gramos de azúcar.
Patatas prefritas
La nutricionista Romero informó que las patatas prefritas, al ser puestas en aceite, absorben mucho más de este material dañino. Esto, puesto que suelen ser más delgadas, lo que incrementaría la cantidad de grasa y calorías (500 por cada 100 gramos de patata).
La especialista llama a cocinar las mismas patatas al horno, forma en que las calorías disminuirían en más de un 50%.
Con todo, si se freirán igual, Romero concluye recomendando hacerlo en aceite de oliva.