En el mundo de verdad hay bastantes personas con todo tipo de desviaciones y trastornos mentales. Pero no debemos temer que nos ataque una persona “mentalmente enferma”, sino que un día, cualquiera de nosotros podría necesitar ayuda de un psiquiatra.
Intentamos analizar qué es lo que provoca la propagación de las enfermedades mentales y por qué no es malo acudir a los especialistas cuando se presenta alguna interrogante.
1. Los enemigos que no existen
“¿Has protegido a tu familia de las bacterias?”, “Todas las enfermedades provienen de las manos sucias”, “La limpieza es la garantía de la salud”: escuchamos un montón de eslóganes e historias temibles sobre las consecuencias de la mala higiene, y corremos a lavarnos las manos. Al principio, tal y como se debe: después de un paseo y antes de comer. Luego, dos veces después de salir a caminar. Después, cada vez que tocamos la manija de cualquier puerta en casa o el paquete con leche… Y, dentro de un tiempo, la piel poco a poco empieza a abandonar las manos de su dueño junto con el detergente nuevo. Lavarse decenas de veces al día sin necesidad se convierte en un ritual que no deja a la persona en paz.
Así es cómo se desarrolla el trastorno obsesivo compulsivo, basado en fobias. Y el temor a las manos sucias solo es uno de los tantos miedos que pueden provocar un trastorno mental.
2. Cultura como un método de presión
Últimamente se habla mucho del movimiento del “cuerpo positivo”, lo cual podría hacerte pensar que nadie quiere que las personas sean muy delgadas. Pero toda la falsedad de esta afirmación se puede notar mirando las películas más exitosas de los últimos tiempos: en cualquier blockbuster nos esperan protagonistas que no tienen ni un gramo de sobrepeso. Además, a la talentosa Adele muchos la critican por sus kilos. Y aunque las modelos plus size en ocasiones salen en las portadas de revistas, en el mundo de la moda reinan los cuerpos flacos.
La idea de “éxito = delgadez” hace que cada año sean más los jóvenes que tienen que acudir a las clínicas psiquiátricas, diagnosticados ya sea con anorexia nerviosa o bulimia.
3. Persiguiendo a diario al conejo imaginario
Alarma — desayuno — trabajo — casa — dormir. Es un carrusel interminable, que se acelera día tras día. Y cada vez más, los psiquiatras diagnostican a estas personas con el trastorno del sueño y vigilia. La persona no puede quedarse dormida por la noche, pensando en el empleo, y no es capaz de trabajar de manera eficiente durante el día.
Tal vez por eso, una parte de la población de la Tierra ya empieza a darse cuenta de la importancia de la armonía y el equilibrio.
4. Las noticias que no nos incumben
O no nos deben importar, pero aun así sabemos que en la jungla amazónica fue encontrada una nueva bacteria peligrosa que hace que las personas tengan una muerte agonizante. Pero no todas, solo aquellas que se comieron ciertos hongos. Y además, solo las que no recibieron ayuda médica de calidad… Pero eso es lo de menos, lo importante es sembrar pánico.
Los medios de comunicación crean una noticia, la promueven y ganan dinero con ello. Y los lectores de este tipo de cosas desarrollan trastornos de ansiedad que les estarán envenenando la vida.
5. “La depresión no tiene rostro”
Así dijo la esposa de Chester Bennington de Linkin Park, quien se suicidó el año pasado, luego de mostrar una de las últimas fotos de su marido. Y también lanzó un flashmob, en el cual participaron miles de personas en todo el mundo. Gracias a esto, la gente que ha sufrido de este padecimiento grave dejó de temer a hablar de su condición en voz alta.
También los artistas ayudaron a desmentir el mito de la depresión como una enfermedad “no seria”. Por ejemplo, Eminem no solo habla abiertamente de sus problemas, sino que los convierte en parte de sus canciones.
Gracias a este apoyo, las personas ordinarias dejaron de tener miedo a buscar ayuda profesional. Y muchas veces los psiquiatras logran mejorar la vida de aquellos quienes ya no querían vivir.