Un pequeño pueblo es anfitrión de esta fiesta de mujeres. Las fotos dejan todo claro.
Aintree es una pequeña localidad al noreste de Liverpool que se identifica como “villa”, con su pequeña oficina de correos y sus seis mil habitantes, que llevan una vida apacible… hasta que comienzan las carreras de caballos del Gran National. Por una semana, este pintoresco pueblo se vuelve escenario de una bacanal en que sobran las mujeres y el alcohol.
Las chicas se pelean el título de la Mejor Vestidamientras beben champaña o cerveza distribuida gratuitamente por los patrocinadores del evento desde muy temprano en la mañana.
El premio mayor este año era un Range Rover Evoque de 43 mil dólares.
Sin embargo, la verdad es que la mayoría del público asiste para disfrutar a concho de las fiestas que caracterizan el evento y usar la excusa para ponerse sus prendas más elegantes, aunque los tacones y el alcohol no sean exactamente la mejor combinación.
El glamoroso día rápidamente se vuelve un caos de personas que, superada toda dignidad, sólo piensan en pasarla bien, sin considerar mucho las consecuencias o la longitud de su ropa.
A media tarde comienza a aparecer los soldados caídos, ya que no por mucho madrugar aguantas mejor tus tragos.
Algunas las ya veteranas de guerra no se hicieron problemas para aposentar sus faldas en el suelo y disfrutar del tradicional pescado frito con patatas y arvejas para recuperar energías y poder seguir gozando de la tarde.
Claro, algunos se pasan un poco…
Pero había que darle algo que hacer a los pobres oficiales que ven como todo el mundo se embota bebiendo y no comparte, ¿verdad?
Es un día especial para la policía, que durante todo el resto del año no reúne ni la mitad de detenciones por “desordenes en la vía pública”, pero que claramente se lo toman con humor.
Aunque no es que les quede de otra: la fiesta dura literalmente todo el día, en ocasiones hasta el siguiente amanecer.
Nadie quiere para de disfrutar mientras pueda evitarlo, pero otra de las características del Gran National son los numerosos caídos que aparecen cuando el sol comienza a bajar.
En cualquier otro lugar ver gente TAN ebria que no se mantiene en pie a las cinco de la tarde sería perturbador, pero en Aintree es cosa de todos los años.
Alguien debería poner un negocio de colchones inflables.
Muchas veces tiene que intervenir el personal del evento, quienes aparte de preparación en primeros auxilios deben tener mucha, pero mucha paciencia.
Pero la fiesta no se acaba hasta que se acaba y el Gran National nunca decepciona a sus fieles participantes.
Aunque después vuelvan a casa arrastrando los pies, con sólo vaga memoria de lo bien que lo pasaron y sus galas en estado de desastre. ¡Como dicen en mi país, lo comido y lo bailado no se los quita nadie!
¿Te gustaría ir?