En la infancia se nos enseña a cepillarnos los dientes después de comer, a no sentarnos en la computadora durante mucho tiempo con el fin de no dañar mucho nuestra vista y, cuando llegamos a la madurez, se nos enseña a conducir manteniendo las manos en el volante en la posición de las horas 10 y 2. Sin embargo, como se demuestra con la práctica, algunos de estos hábitos deberían abandonarse de una vez por todas.
Descubrimos qué hábitos no resultaron ser tan beneficiosos y cuáles incluso nos pueden causar algún daño.
1. Limpiarse los oídos
Nuestro cuerpo es un mecanismo idealmente ajustado y el cerumen en el oído es una forma bien pensada que actúa como “autolimpieza”. El mismo sirve como lubricante de los conductos auditivos y al mismo tiempo protege contra las bacterias, hongos e insectos. Por cierto, el cerumen abandona el cuerpo de manera natural, deslizándose por el canal auditivo y extrayéndose hacia afuera con los movimientos al masticar. La limpieza diligente de los oídos con bastoncillos de algodón puede conducir a provocar un resultado opuesto. La irritación del canal causa una mayor producción de cerumen. Basta con pasar por los oídos una toalla tras darse una ducha.
2. Evitar el uso del horno microondas
Los hornos microondas no son tan perjudiciales como muchos piensan. A diferencia de una máquina de rayos X o un solárium, las microondas no producen radiación ionizante, lo que puede provocar daño en el ADN, así como mutaciones genéticas. En realidad, este aparato está diseñado para que la radiación electromagnética prácticamente no salga más allá. Así que, si no abrazas con ganas un microondas, no correrás riesgo alguno para tu salud.
3. Tirar de la cisterna del inodoro con la tapa abierta
Todos saben que se debe tirar de la cisterna de inmediato, pero es importante hacerlo correctamente. La cuestión es que, si tiras de la cadena con la tapa del inodoro abierta, las partículas más pequeñas de agua junto con las bacterias salpican alcanzando una altura de hasta dos metros: la pesadilla de cualquier amante de la higiene. Por lo tanto, nunca te olvides de bajar la tapa.
4. Lavar todos los productos
En realidad, no todos los productos se deben ni se pueden lavar. Por ejemplo, la carne y las aves de corral no se pueden lavar. No se eliminarán las bacterias a través de este método, pero sí que quedarán por las superficies de la cocina y también en los platos. La carne misma se cuece o se hornea y así morirán las bacterias. Solo si las bacterias accidentalmente entran en contacto con la mesa o los platos albergan un alto grado de probabilidad de entrar en el cuerpo humano. El resto de los alimentos debe lavarse antes de proceder a cortarlos o consumirlos.
5. Limpiar la nariz
La nariz taponada durante un catarro causa muchos problemas y hacemos todo lo posible por limpiarla. Aquí es donde yace la raíz del mal. Los dedos pueden ser portadores de bacterias patógenas que causarán infección en la nariz o en los senos nasales. Normalmente, la nariz se limpia de forma independiente, no es necesario limpiarla especialmente. Para hacer frente a lo que se ha acumulado solo necesitas sonarte la nariz o enjuagarla suavemente con una solución salina. Y si necesitas llevar tus manos a la nariz, entonces asegúrate primero de que estén excepcionalmente limpias.
6. Considerar que la incrustación en un hervidor de agua es muy peligrosa
Desde un punto de vista químico, la incrustación no es más que la deposición de carbonatos de calcio y magnesio. Hay muchos de ellos en los estantes de las farmacias, porque estos son antiácidos que se aplican contra la acidez estomacal. Es decir, la cal en un hervidor de agua o en una olla, es relativamente segura, dado que nadie la comerá específicamente a cucharadas. La tasa de deposición de incrustaciones ayudará a estimar aproximadamente el contenido de impurezas que alberga el agua y a pensar en su purificación adicional.
7. Cepillarse los dientes después de comer
Cepillarse los dientes definitivamente es necesario. Pero es importante hacer esto, no inmediatamente, sino tras pasar entre 30 y 60 minutos después de comer. El esmalte de los dientes es la parte más dura del cuerpo humano, pero incluso ella se vuelve más blanda en un ambiente ácido, por ejemplo, después de haber comido una fruta o productos lácteos. Si te cepillas los dientes en este momento puedes dañar tu esmalte. Después de comer, los dentistas recomiendan enjuagarse la boca con agua corriente o bien utilizar goma de mascar, lo que acelerará la producción de saliva y restablece el equilibrio normal del pH.
8. Sentarse con las piernas cruzadas es perjudicial para la salud
Durante mucho tiempo se creyó que sentarse con las piernas cruzadas suponía la aparición de las venas varicosas. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que esta postura no es un factor de riesgo para el desarrollo de las mismas. No vale la pena permanecer en esta posición durante mucho tiempo, pero esta afirmación puede valer para cualquier posición inmóvil del cuerpo.
9. Trabajar con una computadora empeora la vista
Por supuesto, un largo trabajo frente a una computadora provoca cansancio en los ojos. Sin embargo, esta fatiga no es la causa de una miopía. Los científicos han propuesto el concepto de “síndrome visual informático”, que se caracteriza por la sequedad en los ojos, dolor en el cuello y hombros. Con el fin de evitar estos síntomas desagradables, se recomienda seguir unas reglas muy simples: selecciona el monitor con un brillo adecuado, haz pausas y parpadea a menudo para evitar que tus ojos se resequen.
10. Sujetar el volante del automóvil en la posición de las horas 10 y 2
Casi lo primero que se enseña en las autoescuelas es la regla de las horas 10 y 2, que indica la posición de las manos al volante. Se considera que esto ayudará a manejar mejor el automóvil si surge la necesidad de, por ejemplo, evitar un obstáculo inesperado. Sin embargo, esta es una falsa creencia. Los expertos recomiendan la posición de las manos en las horas 9 y 3 para poder realizar giros cómodamente incluso a altas velocidades. Además, de este modo, los antebrazos están más alejados de la bolsa de aire, evitando así posibles lesiones.