Aunque seas una persona muy relajada que no suele complicarse por pequeñeces, hay pequeñas cosas que pueden desesperar al más ecuánime de nosotros y es que damos por sentado que hay cierta simetría , orden y armonía en el mundo.
Es por eso que nos obsesionamos con la pequeña pelusa que no podemos terminar de quitar de la camisa que tenemos puesta o que le insistimos al amigo que nos acompañó a comer hamburguesas que se limpie esa pequeña mancha de mostaza o que se saque ese pedazo de lechuga de entre los dientes.
Y es que cuando algo rompe con esa sensación de equilibrio no podemos resistirlo, así no seas una persona particularmente obsesiva todos necesitamos que haya en nuestras vidas un mínimo de orden.