Un psicoterapeuta es un médico que la gente suele percibir con cierta sospecha y desconfianza, considerándolo un especialista bastante abstracto, y por lo tanto, se acude a él solo en casos básicamente extremos. Pero, en realidad, su trabajo no difiere en exceso del realizado por un médico cotidiano: se le visita con un problema y lo soluciona, mejorando significativamente la calidad de vida de sus pacientes. ¿Pero cómo puedes saber si estás atravesando por esa situación en la que necesitas “sanar el alma”?
Basándonos en un artículo de Huffington Post, recopilamos 10 de las señales más comunes, que inciden en la necesidad de contactar con este tipo de especialistas.
1. “Parece que estoy bien, pero por alguna extraña razón me levanto por la mañana y quiero ahorcarme”
A veces, las personas experimentan un estado en el que parece que han borrado de su memoria algún suceso triste, pero quedaron los sentimientos. Como resultado, las personas tienen buenos recuerdos y, por razones que se desconocen, se hallan inmersos en una absoluta melancolía que acarrea irritabilidad, apatía constante y depresión incomprensible. Y, al fin y al cabo, los sentimientos nunca mienten: si durante mucho tiempo te sientes mal, no solo lo pareces, lo estás. Y las preguntas principales son las siguientes: ¿por qué y de dónde ha venido todo este sentimiento doloroso?
El psicoterapeuta, seguramente, descubrirá cuál es el problema. Las razones pueden ser varias: desde una depresión que comenzó sin darte cuenta hasta síntomas de enfermedades graves. Y es posible que en tu caso la irritabilidad sea una reacción bastante sana porque simplemente no estás siendo completamente consciente de la situación real que te rodea.
2. “Siento que estoy haciendo las cosas que no quiero y viviendo una vida que no es la mía”
Tu media naranja no es como la imaginas; estudiaste la profesión incorrecta y tu potencial está en otra onda bastante diferente, esta ciudad es gris y deprimente, la sientes como ese lugar donde no debes estar. Todo eso se parece más a una desafortunada versión alternativa de tu vida real.
Todo esto no sucede sin una razón. La causa más probable radique en la educación y esperanzas que tus padres proyectaron en ti. Pero el doctor te lo explicará con más precisión.
3. “Parece que ando dando vueltas sobre un mismo círculo en el que siempre cometo los mismos errores”
Uno se cansa de sus amigos de vez en cuando, no puedes mantener un trabajo en el mismo lugar por mucho tiempo y tienes los mismos problemas con todos tus jefes y compañeros. Los conflictos parecen ser siempre los mismos, se reproducen una y otra vez, y en lo que se refiere a tus relaciones sentimentales, siempre desembocan en el mismo escenario trágico. Aburrimiento. ¿Es este tu destino?
No. Una de las razones puede ser que tu psique cuenta con sus propios mecanismos de defensa, alejando de ella las experiencias más traumáticas que te sucedieron. No las percibes conscientemente y cada vez que te encuentras con ellas parece como si fuera la primera vez. Tú mismo no puedes lidiar con esto. Pero un especialista sí que te ayudará.
4. “Me duele constantemente la cabeza / el estómago, pero ningún médico encuentra la causa del problema”
No es de extrañar que digan que todas las enfermedades provienen de los nervios. Año tras año, numerosos estudios confirman que el estrés puede manifestarse a través de una amplia gama de dolencias físicas, desde una indigestión crónica a dolores de cabeza, resfriados frecuentes e incluso un descenso de la apetencia sexual. Por lo tanto, si esta situación, acudiendo a los médicos especialistas para cada caso, no arroja resultados en forma de diagnóstico específico, tal vez deberías empezar a mirar si algo pasa por tu mente.
5. “No puedo luchar contra la procrastinación”
Es importante entenderlo: la procrastinación no es un problema, sino un síntoma (a menos que, por supuesto, se trate de una pereza banal). La gestión del tiempo, la fuerza de voluntad y todo tipo de entrenamiento no te ayudarán. La procrastinación puede tener motivos muy serios, empezando por la falta de fe en el éxito de la actividad que ejerces (que incluso podrías no sospechar) y terminando por esos errores que cometieron tus padres.
6. “Odio mi apariencia”
La autocrítica y el deseo de cambiar para mejor no es, en absoluto, algo malo. Pero si los demás te aprecian bastante (refiriéndonos a tu aspecto físico), pero tú, mientras tanto, estás constantemente descontento contigo mismo y no paras de pensar que, hasta que no cambies un poco, no te sentirás mejor, estamos ante un problema de tipo psicológico. Significa que probablemente exista otra persona a quien habrá que culpar por la existencia de todos estos complejos. ¿Pero quién? ¿Dónde? ¿Y cuándo sucedió?
7. “Me siento culpable todo el tiempo”
Eres moldeable, como la plastilina, es fácil convencerte de que cometes muchos errores. Te disculpas constantemente. Sientes que estás haciendo algo mal. Tal vez no te das cuenta de que regularmente experimentas sentimientos similares. Esta no es la norma. Definitivamente, es necesario tratar con un especialista esta cuestión para ponerle fin.
8. “Constantemente, me meto en una relación dolorosa”
El mismo tipo de hombres / mujeres, cada vez la misma situación de conflicto al formalizar una pareja, pérdida de interés, aburrimiento, esperanzas injustificadas, y todo este infierno en tu vida personal se repite muchas veces. Lo más probable es que el problema radique en tus padres. ¿Pero cuál es ese problema? Las opciones pueden contarse por millones, por lo que resulta importante encontrar el origen específico en tu caso.
9. “Siempre me pongo muy nervioso antes de interactuar con los demás”
Vas a una reunión importante y tus manos tiemblan de emoción. Siguen temblando también antes de una cita o una reunión con amigos, superiores y similares. Esto no es solo una señal que revela a una persona sensible o tímida, es una afirmación clara de que se ha establecido en tu cerebro. Y quien te ayudará a darte cuenta de ello es… ¡Bingo! ¡Un psicoterapeuta!
10. “Mis amigos se quejan de mí”
Pierdes amigos, te alejas de tus familiares, algunos conocidos interrumpen abruptamente la comunicación contigo, de repente dejan de responder a tus llamadas telefónicas y mensajes, ya no te invitan a reuniones y viajes juntos a algún lugar. Esto puede ser una señal de que ya has sobrepasado el límite de su apoyo paciente y amistoso, tienes un problema del que tú, para nada, estás siendo consciente. Pero las otras personas a tu alrededor, a menudo, te lo insinúan. Si es así, esta es una señal de que ya va siendo hora de hablar con alguien que entienda este tipo de conductas.
Y lo más importante
Todos estos síntomas y otros similares se manifiestan periódicamente en todas las personas. Si de repente te sientes triste esta noche, te duele la cabeza, no te ha gustado tu reflejo al mirarte un día en el espejo o tu mejor amigo no respondió a tus mensajes, eso no significa que necesites acudir urgentemente a un especialista. Los síntomas deberían alertarte únicamente si estos permanecen estables en tu vida y de manera prolongada, cuando realmente te están impidiendo vivir. Si no te hacen daño a ti (ni a tus seres queridos), entonces esto no es un problema en absoluto.
Y para aquellos que hablan inglés y aún dudan de si ir o no a un psicoterapeuta, les recomendamos pasar este buen test de Psychcentral. No lo olvides: ¡Mantén una vida saludable y sonríe con más frecuencia!