A veces la paciencia de las personas más equilibradas llega a su fin. Y entonces se nos despierta la elocuencia, el ingenio y el deseo de expulsar todas las emociones al exterior. Menos mal que con el advenimiento de Internet todo ese “punto de ebullición” se puede enviar por un mensaje de texto y sin que nadie sufra ningún daño.
Hemos recopilado los mensajes de texto de personas cuya paciencia acaba de terminar, y ahora la tormenta de su sarcasmo no se puede detener.