Aunque todos hemos escuchado que toma 21 días para que algo se vuelva un hábito, esta afirmación no se ha demostrado realmente en la práctica. Según estudios recientes, necesitarás al menos 66 días para que una nueva forma de comportamiento se vuelva automática. Sin embargo, no todos nuestros hábitos inapropiados son realmente tan horribles como estamos acostumbrados a creer.
Conoce a continuación algunos hábitos “asquerosos” más comunes, pero que, en realidad, terminan siendo beneficiosos para nuestra salud:
8. Orinar en la ducha
Puede ser inapropiado hablar de orinar en la ducha en voz alta, pero los investigadores descubrieron que casi el 75% de las personas lo ha hecho al menos un vez en la vida.
En realidad, no hay nada de qué avergonzarse: el ácido úrico y el amoniaco en tu orina pueden ayudarte a prevenir infecciones fúngicas en los dedos de tus pies. Además, si eliges orinar mientras tomas una ducha, podrías ahorrar dinero en tus facturas de agua y papel higiénico.
7. Escupir
Escupir puede parecer repugnante, especialmente si se hace en lugares públicos. Sin embargo, cuando haces ejercicio, puede ayudarte a respirar más fácilmente.
Normalmente, respiramos por la nariz, esto calienta el aire y lo hace más húmedo, lo que permite que el cuerpo absorba el oxígeno de manera más eficiente. Pero cuando hacemos ejercicio, tendemos a respirar por la boca y esto hace que se produzca más saliva, lo que interfiere con nuestros patrones de respiración. Por lo tanto, es perfectamente normal deshacernos del exceso de saliva producido después de correr por medio de escupirlo.
6. Masticar chicle
Aunque la goma de mascar no tiene ningún beneficio nutricional, se ha demostrado científicamente que masticarlo proporciona un mejor estudio y ayuda a tomar mejores decisiones en pruebas que la cafeína. Masticar chicle puede ayudarte a enfocarte, agudiza tu memoria, reduce el estrés y equilibra tus hormonas al elevar el nivel de cortisol.
5. Tirarse gases
Incluso si no estás consciente de que esto ocurre, tu cuerpo libera gases unas 14 veces al día y aproximadamente de 3 a 5 veces durante el sueño. Como regla general, tu tracto digestivo comienza a producir dióxido de carbono y metano unas 6 horas después de comer y los gases, o flatulencias, le ayudan a tu cuerpo a deshacerse de ellos. Si tratas de contener un gas, te puede provocar dolor abdominal o hinchazón.
4. Eructar
Un buen eructo después de haber tenido una gran comida es realmente bueno para el estómago, ya que ayuda a aliviarlo del aire que está de más. Suprimir un eructo y mantener el gas dentro del estómago puede causar un golpe de ácido gástrico en el esófago que, a su vez, puede desencadenar dolor en el pecho.
Pero, si estás eructando demasiado a lo largo del día, probablemente deberías ver a un médico, ya que puede ser un síntoma de la enfermedad de reflujo ácido.
3. Morderse las uñas
Cuando te muerdes las uñas, consumes algunas de las bacterias que están sobre y debajo de ellas. Esto lleva a tu sistema inmune a comenzar a producir glóbulos blancos que ayudan a combatir estas bacterias. Tu cuerpo también registra las bacterias en tu banco de memoria, por lo que si te encuentras una determinada bacteria por segunda vez, ya tendrás los linfocitos capaces de superarla.
Además, algunos estudios muestran que los niños que se chupan los dedos o se mordisquean las uñas tienen menos probabilidades de sufrir alergias.
2. Hurgarte la nariz y comerte los mocos
Según algunos estudios, este horrible hábito en realidad puede ayudarte a estimular tu sistema inmunológico ya que el moco que comes contiene muchas mucinas salivales que pueden combatir las bacterias que causan cavidades. Cuando te comes los mocos, disparas tu sistema inmune para liberar los glóbulos blancos del cuerpo y así defenderte de este tipo de bacteria.
1. Saltarse las duchas
Si te das una ducha todos los días, estás lavando algunos aceites esenciales de tu piel y de tu cabello que son necesarios para mantenerlos hidratados y protegidos. Incluso el agua caliente sin jabón puede destruir muchas bacterias útiles que tu piel necesita para mantenerse radiante y elástica. Por lo tanto, es perfectamente natural, incluso saludable, saltarte la ducha una o dos veces por semana.