Hasta la persona más seria tiene momentos de cachondeo donde saca a su niño interior y provoca las carcajadas de sus amigos y familiares. No importa si tienes 40, 50 o 60 años, por mucho tiempo que pase siempre conservamos ese niño interior de buen humor y bromista que, aunque ahora tapamos con trajes y muchas responsabilidades, sigue esperando su momento para salir y darlo todo.