Reconocer que algo anda mal con tu mente es muy difícil. Y es aún más difícil no tener miedo de contarle al mundo entero al respecto. Eso fue lo que hizo Lauren Stott, quien dio una entrevista a un portal de noticias sobre ella misma y sobre las personalidades que viven en su cabeza. Parece imposible imaginar cómo hace para convivir con ellas, pero es extremadamente interesante averiguarlo.
Quedamos impresionados con su historia porque, a veces, no es muy fácil llevarse bien consigo mismo, y ella debe coexistir con 12 partes diferentes de su “yo”. Te proponemos echar un vistazo al alma de esta increíble joven junto con nosotros.
“Hola, soy Lauren, tengo 23 años, vivo en los Estados Unidos. Y también soy Sylvie, tengo 7 años. Y también Hope, de 17. Y también soy hasta un mormón devoto. ’¿Cómo es eso?’ se preguntarán ustedes. Es simple: en 2016 traté de suicidarme, y se descubrió que tengo 12 personalidades diferentes dentro de mí. No está mal, ¿eh? Comprender que estás al borde de un puente o con un frasco de pastillas en la mano, y que alguien dentro de ti quiere que te mueras.
Sufro del trastorno de identidad disociativo (TID), que hace que una persona viva la vida de varias personas diferentes a la vez. Y no necesariamente del mismo sexo, raza o religión. Esta enfermedad muchas veces se confunde con la esquizofrenia, pero hay poco en común entre ellas. En la esquizofrenia, las personas perciben el mundo de forma distorsionada y se basan en alucinaciones y conceptos erróneos. Yo veo el mundo tal como es, pero a través de la percepción de 12 personas completamente diferentes. Se turnan en mi cabeza, y a veces ni siquiera puedo recordar lo que cada uno de ellos hizo. Como dice el doctor David Spiegel, vicepresidente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Stanford, mi problema es la integración de los recuerdos y el sentido de la propia identidad.
Me enteré de mi enfermedad hace poco, en 2017, cuando una de mis personalidades quiso suicidarse. Los doctores descubrieron que, cuando estaba en segundo grado, algo me causó una gran conmoción y mi personalidad se dividió.
Es un tipo de reacción protectora de la psique. Ahora, todos los días voy a una terapia especial, donde los médicos se comunican con cada una de mis personalidades. Están buscando acercarse a ellas para arrebatarles fragmentos de recuerdos y así recopilar la imagen completa de mi vida pasada y presente.
Llamo a las personalidades en mi cabeza “sistema” y no las conozco a todas por su nombre. Por ejemplo, tengo un personaje intelectual: un mormón devoto. Incluso fui bautizada cuando su personalidad era la principal, pero lo recuerdo muy vagamente. El personaje Hope me protege de los dolorosos recuerdos de la adolescencia. Fue ella quien recordó que, a la edad de 17 años, sufrí un abuso, un saber que significó un gran avance para mi terapia. La que más se comunica con el terapeuta es Sylvie, una niña de 7 años, pero es muy caprichosa, tímida y quiere que la escuchen todo el tiempo. Es difícil y desagradable para mí hablar sobre mis otras personalidades, algunas hasta son animales.
Para reunirlos a todos y retener los recuerdos de cada uno, llevo 12 diarios. Todas estas personalidades de mi cabeza son parte de mí, estoy fragmentada en 12 psiques diferentes.
Durante la terapia, imagino que todos están sentados en el mismo salón de clases, y yo los miro desde arriba, como si fuera la maestra.
Por culpa de las películas y de las series, las personas con este tipo de trastornos se consideran peligrosas y crueles. Recuérdalo tú mismo: generalmente, son asesinos astutos o ladrones. Esto me complica la vida, pero lo peor es cuando la gente no me cree y dice que solo lo invento todo. En esos momentos, pienso: “¿Quién podría inventar algo así? Y, lo más importante, ¿para qué?”.
Gracias a la terapia especial y a los medicamentos, estoy cada vez mejor. Pero mi principal apoyo emocional y mi impulso para recuperarme es mi perro, Sargento Tibbs. Siempre está ahí cuando experimento recuerdos difíciles y ataques de pánico.
En esos momentos, se acuesta sobre mí, y algunas veces hasta abre la nevera, toma una bolsa de hielo y me la trae.
Mi historia demuestra que la vida es algo complicado, pero que siempre hay alguien que puede extenderte una mano. Así, por ejemplo, mi novio y yo estamos planeando nuestra boda para el año que viene. A veces, mi novio dice que nuestras citas son como las citas con una niña. En esos momentos, mi personalidad está guiada por Sylvie, que le arma pequeños escándalos. Pero, a pesar de todo lo rara que soy, él me ama y me comprende. Tengo muchas esperanzas de que llegue el día en que ya no necesite ir a la terapia. Quedan muchas cosas por descubrir en mi cabeza, pero creo que tarde o temprano, todo será como debería ser”.