Si ves que a tu relación solo se le aplican un par de párrafos, probablemente aún pueda ser salvada. Pero si la mayor parte o incluso todo es aplicable a ella, entonces es una buena ocasión para pensar seriamente si estás manejando tu vida y tu tiempo correctamente.
1. No puedes convertirte en una “mejor persona” en esta relación
Esto se aplica tanto al estado interno como a tus planes profesionales. La persona que está a tu lado no solo no te permite realizarte y hacer lo que amas, sino que constantemente socava tu fe en ti mismo, tu equilibrio emocional y tu capacidad de disfrutar la vida. Te sientes constantemente deprimido, te odias a ti mismo cuando, una vez más, no logras mantener la calma después de haber escuchado otro reclamo. Te parece que la vida pasa de largo porque ya es el décimo mes que planeas tomar clases de piano o un curso de programación que deseas incluir en tu vida, y tu ser querido no solo no te inspira, sino que intenta encontrar todo tipo de argumentos de por qué esta es una mala idea.
En una pareja armoniosa y feliz, las personas deben crecer y desarrollarse juntas, alentarse y ayudarse mutuamente de todas las maneras posibles. Si uno, o ambos integrantes de la relación, están tirando al otro hacia abajo, entonces ya no es una campana, sino un verdadero bramido de sirenas el que te informa que es hora de tomar una acción decisiva.
2. Ya no estás orgulloso de tu pareja
Piensa: cuando alguien te pregunta cómo le va a tu media naranja y cómo está, ¿cómo te sientes en ese momento? ¿Quieres hablar con alegría y orgullo de tu amor, de la felicidad de estar juntos, de lo feliz que eres de que estés con una persona tan amable, decidida y maravillosa? En el comienzo de una relación, siempre queremos presumir de algún modo de nuestro ser amado, a pesar de que la felicidad ama el silencio. Y todo porque sentimos que somos muy afortunados de haber conocido al amor de nuestra vida al que casi no le vemos ningún defecto.
Un poco más tarde, cuando la ola de amor ciego merma, por supuesto que todos comenzamos a comprender que no hay personas ideales, y que nuestro elegido no es una excepción. Pero la diferencia entre las relaciones felices y las que están condenadas al fracaso es que, en el primer caso, los enamorados están menos obsesionados con lo malo y continúan estando orgullosos de su elección, mientras que, en el segundo caso, el orgullo rápidamente da paso a la decepción e incluso al desagrado.
3. No hay momentos especiales y significativos entre ustedes
De repente te das cuenta de que no hay mucha diferencia entre cuando eras soltero y ahora que estás en esta relación. Acaso hay un poco más de emociones de las que había cuando estabas solo, pero en general, la vida en pareja simplemente no te trae nada bueno. Está mal, cuando en una relación está “bueno, todo bien, nada especial”, porque el amor es, desde el vamos, un sentimiento mágico que cambia nuestra conciencia. Y ni siquiera se trata de grandes fiestas, sorpresas y eventos súper importantes. Pero cuando una pareja tiene sentimientos recíprocos genuinos y disfruta de la compañía del otro, entre ellos surgen por sí solos chistes y frases especiales que sólo son comprensibles para ellos dos, algunos apodos tiernos y divertidos, y cosas por el estilo. Incluso el más simple paseo alrededor de la casa adquiere una atmósfera y un significado especial y se llena de esos “momentos” que los enamorados recordarán con ternura durante muchos años más. Pero si viven como vecinos que no tienen casi nada que los conecte o, peor, muchas cosas que les molestan, entonces es hora de sacar honestamente la bandera blanca y admitir que este es el final.
4. Tu pareja comienza a irritarte en los períodos difíciles
Si en los tiempos difíciles (no relacionados con su relación), experimentas más estrés por la presencia de tu pareja que por las circunstancias mismas, significa que han dejado de ser aliados y, por el contrario, sienten al otro como una carga adicional en este momento difícil. Cuando a alguno de los integrantes de la pareja le sucede una desgracia: lo despiden de su trabajo, le dan un mal diagnóstico, o simplemente cae en depresión, el ser querido trata por todos los medios apoyar al otro, buscando la manera de resolver los problemas y, por supuesto, trata de alentarlo y hacerle sentir que todo saldrá bien.
Si en tu relación, en una situación así, prefieres estar solo, y literalmente tienes que aguantar a la persona que está a tu lado, o terminas descargando la ira sobre ella, esta también es una señal directa de que algo va mal.
5. El futuro ya no te importa
Estás cansado de las peleas y los choques, y aún más cansado de pensar si tomaste la decisión correcta al meterte con esta persona. Alejarse de la situación y de la relación se convierte en la decisión más sencilla, y cada vez te repites más a ti mismo: “Que sea lo que tenga que ser”, poniendo la responsabilidad de tu vida y tu futuro en las fuerzas superiores y en el destino. Pero es importante entender que el tiempo corre sin detenerse, y mientras haces la vista gorda a tu insatisfacción con tu pareja y con la vida que compartes con ella, pasan semanas, meses o incluso años valiosos, que ya no podrás regresar.
6. Comienzas a fantasear y a interesarte en otras personas con cada vez más frecuencia
Experimentar una atracción hacia alguien o notar lo hermosa y talentosa que es una persona es normal, incluso si estás en pareja. Pero imaginar lo maravilloso que sería estar soltero o cómo sería una relación con esta “otra persona”, o aún peor, buscar descaradamente el contacto visual y arreglar encuentros con terceros, ya es una clara señal de que tu unión amorosa está a punto de estallar. Y si quieres más precisión, significa que, mentalmente, ya te has separado de tu pareja muchas veces y que estás listo para cambios radicales.
Si recuerdas los momentos felices en los que en tu relación reinaba la paz y la armonía, te darás cuenta de que en una relación fuerte no hay lugar para este tipo de fantasías, porque tu corazón está ocupado en un 100% por tu ser amado. Pero si esta clase de dudas se ha infiltrado en tu cabeza, entonces ya no esperas nada bueno de tu relación actual y tratas de encontrar paz y alegría en otro lado, aún si todavía no te has dado cuenta completamente de eso.
7. A la relación llegó el “silencio emocional”
Otro tipo de indiferencia, pero que ya no se refiere a la vida y a los planes futuros, sino a la pareja misma. Muchas veces escuchamos decir que el amor no puede estar lleno de emociones toda la vida. Cuando pasa la etapa de enamoramiento y pasión, llega un período de afecto, respeto, calidez, armonía serena. Esto realmente es así, no vamos a discutirlo. Pero en las relaciones plenas, este período sigue estando lleno de emociones, solo que de otra clase. Tal vez son menos brillantes, encantadoras y locas que al principio, cuando les parece que pueden mover montañas el uno por el otro, pero siguen manteniendo encendida la llama, permiten a las personas no perder el interés en el otro, empatizar con él y cuidarlo.
Pero cuando ya no queda ni rastro de las emociones es muy fácil de determinar: no estás interesado en la vida del otro, no tratas de comunicarte con él, y piensas dos veces antes de decir algo amable y dulce, porque, o bien no estás seguro de si realmente lo sientes, o bien crees que simplemente serás ignorado.
8. En la pareja hay celos descontrolados y sin fundamento
Este es el opuesto directo del punto anterior, que, sin embargo, tampoco conduce a nada bueno. Tal vez muy pocas personas estarán descontentas con celos que estén dentro de los límites razonables. Después de todo, es halagador: si te celan, entonces te consideran una persona realmente bella, interesante y atractiva. Te parece maravilloso que tu novio crea que puedes seducir a alguien incluso en una vieja camiseta estirada, o que tu novia piense que multitudes de chicas se desmayarán de amor, si sales a comprar limonada en unos jeans gastados. Significa que eres sinceramente valorado y apreciado.
Pero, como ya se ha mencionado, todo necesita moderación. Si los celos cruzan todos los límites, si te revisan el teléfono constante y persistentemente, te hacen escándalos cuando vas a una banal fiesta corporativa, si prácticamente no te queda tiempo y espacio libre porque tu pareja registra cada uno de tus movimientos, entonces ya se trata de una patología que difícilmente pueda curarse, especialmente si la relación lleva varios meses o incluso un año. Aún si al principio te parece que estás conforme con cómo están las cosas y que, con el tiempo, todo se va a arreglar, lo más probable es que el resultado de esta situación sea la frustración y la rabia que finalmente terminarán en una separación.
9. Ya no te da miedo pensar en una separación
Cuando valoramos una relación, incluso la idea de una posible separación nos hace sobresaltar de miedo y tratamos de deshacernos de ella lo antes posible. Es la reacción normal de una persona que está tan enamorada que simplemente no puede ni quiere imaginarse cómo sería su vida sin el objeto de su amor. Pero cuando la relación se cae a pedazos, quedan cada vez menos fuerzas para arreglar las cosas, y las esperanzas de rescatar del barco que se hunde casi están agotadas, esos pensamientos se convierten en algo habitual. Ya no te asustan, no hacen que tu corazón lata más fuerte, al contrario, te dan una extraña sensación de alivio de que todo esto por fin terminará y será posible comenzar una nueva vida.