Soldados con amputaciones faciales eran discriminados. 100 años atrás una mujer les devolvió la vida (+Fotos)

Veteranos de la Primera Guerra Mundial que eran vistos como fenómenos por la sociedad acudían a ella para mejorar su calidad de vida.

La Primera Guerra Mundial fue una época muy dura en la que millones de soldados y civiles perdieron la vida y junto con ellos, miles de familias quedaron devastadas con la pérdida de sus seres queridos, familiares y amigos que en la mayoría de los casos eran padres y madres. Aquellos militares que pudieron regresar a sus hogares, lo hacían con marcas de guerra y heridas.

Fue una etapa oscura en la historia mundial en la que muchos seres humanos perdieron la vida luchando, los que sobrevivieron en el campo de batalla, por lo general, volvieron a casa sufriendo  discriminación por las terribles deformaciones y amputaciones.

Para esos hombres retomar su vida normal era todo un desafío, porque la gente los miraba raro, con temor y asco. Algunos perdieron extremidades y eso no era tan mal visto, mientras que otros sufrieron los daños en sus rostros, perdiendo parte de la quijada, nariz, ojos, etc.

Fue así como los cirujanos de la época comenzaron a mostrar sus habilidades en una incipiente industria de la cirugía estética y las prótesis.

Este tipo de trabajo era propio de los hombres, quienes tenían más posibilidades de incursionar en la medicina y los temas referentes a la salud. Sin embargo, una mujer llamada Anna Coleman Ladd ganó fama gracias a su increíble habilidad para ayudar a aquellos que quedaron con lesiones faciales imborrables.

Era escultora de profesión, pero poco a poco comenzó a desarrollar prótesis que fueron capaces de mejorar enormemente la calidad de vida de los ex soldados.

Con yeso tomaba moldes de cada uno de sus pacientes y a mano moldeaba una prótesis personalizada para cada necesidad.

Trabajó codo a codo con Francis Derwent Wood, escultor que creó la tienda “Tin Noses Shop”, pero al poco tiempo decidió tomar caminos separados y abrir su propia tienda de prótesis que llamó “Studio for Portrait-Masks”.

A fines de 1917 fundó el estudio en la Cruz Roja Americana y comenzó a trabajar con veteranos de guerra, dedicaba mucho tiempo en cada cliente para lograr un efecto lo más real posible.

Mira su increíble trabajo.

De seguro pudo ayudar a muchas personas a sentirme mejor con su cuerpo.

Mira aquí un video de su trabajo.