Cómo distinguir hábitos extraños de enfermedades mentales graves

Las personas con conductas extrañas se pueden encontrar en todas partes: desde gente que se lava las manos cien veces al día, hasta otros que acumulan infinidad de trastos y hacen que nos preguntemos si todo está en orden en sus mentes. Y eso se debe a que detrás de esas lindas (y no tanto) excentricidades o hábitos aparentemente inocuos pueden ocultarse trastornos que requieren un tratamiento serio. ¿Crees que podrías distinguir a una persona que padece una enfermedad mental de un sujeto meramente excéntrico?

Revisamos bien la literatura médica y encontramos diferencias notorias entre las excentricidades y las enfermedades mentales.

1. ¿Mala memoria para los rostros o ceguera facial?

Tener una mala memoria para recordar rostros no es algo tan extraño. Al fin y al cabo, durante la vida conocemos a miles de personas, y no recordar a algunas de ellas es algo lógico y normal. Además, la capacidad de reconocer caras depende de la edad: el cerebro necesita algo de tiempo para desarrollar esa habilidad. Esto se logra mejor a una edad de 30 a 34 años. Tal vez, no haya llegado aún tu hora.

Sin embargo, existe una enfermedad similar a esa condición: prosopagnosia, o ceguera facial. Los que sufren de ella, no solo no recuerdan los rostros de sus conocidos, sino que además su cerebro no es capaz de identificarlos. En lugar de eso, las personas con esta enfermedad desarrollan métodos alternativos de reconocimiento: por el peinado, la voz, los accesorios… Pero basta con cambiar uno de estos parámetros para que el que sufre de ella no te reconozca.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Si describes personas con la ayuda de palabras que no tienen relación alguna con los rasgos faciales (por ejemplo, “una mujer con gafas”), evitas mencionar nombres cuando te comunicas con la gente y además confundes los personajes de una película, probablemente sufras de ceguera facial. Puedes obtener un diagnóstico completo de tu estado aquí.

2. ¿Quejas o hipocondría?

El objetivo de la vida de una persona que se queja frecuentemente es llamar la atención hacia sí mismo. Además, son manipuladoras asombrosas, y casi siempre intentan cargar algunos de sus problemas sobre los hombros de los demás.

El hipocondríaco está constantemente preocupado por la posibilidad de enfermarse, demasiado susceptible por su estado físico y cosas así. Al mismo tiempo, esta persona puede saber que no está enferma de nada grave, pero continuar buscando síntomas de manera incisiva.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Si tu amigo se queja constantemente de su salud, será mejor que le propongas que visite a un médico: es probable que no acuda a este (inventando alguna enfermedad más “segura” para su interpretación), mientras que el hipocondríaco aceptará la revisión médica. Además, un síntoma importante de la afección es el hecho de que los pacientes, a menudo, se recetan a sí mismos un tratamiento (a veces, con medicamentos muy serios).

3. ¿Amor por la limpieza o enfermedad?

Un aficionado en sumo grado por la limpieza sabe con seguridad que nadie puede limpiar mejor que él. Para este tipo de personas, pulir los muebles se convierte en el sentido de la vida. Son pedantes hasta volverse pesados, por lo que pueden sentirse gravemente ofendidos por los demás miembros de la familia si estos dejan sus cosas por todas partes.

Con el TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), ordenar o realizar otras acciones repetitivas (compulsiones) es una manera de deshacerse de los pensamientos e ideas involuntarias y obsesivas (obsesiones). Entre las más comunes se encuentra el miedo a provocar un incendio, pero también las hay muy extrañas (existe un caso en el que un paciente con TOC temía que enviaran a su hija en un paquete postal).

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Un rasgo distintivo de las compulsiones radica en que les parecen extrañas a los demás (mientras que para quien las sufre tienen sentido). Así, si una persona, a menudo, ponen en orden un estante con cereales, es probable que simplemente tema que las cosas se llenen de insectos. Pero si los botes con comida, al mismo tiempo, son colocados en una secuencia estricta (por color, por ejemplo), es probablemente que este sea un síntoma de la enfermedad.

4. ¿Tacaño o acaparador compulsivo?

A las personas tacañas les cuesta separarse de las cosas, incluso si estas carecen de un valor especial. Como resultado de tal “afán ahorrador”, el balcón del apartamento se llena de objetos por si “algún día sirven”, aunque nunca se utilicen.

La silogomanía, síndrome del acaparador compulsivo o acaparamiento patológico, es un estado en el que el paciente recopila y guarda cosas innecesarias. Además, la cantidad de objetos es tal que estos le impiden llevar un estilo de vida normal (bloquean el acceso a los electrodomésticos, impiden cerrar las puertas, y así por el estilo).

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Los tacaños normales cuidan las cosas que acumulan (las arreglan, las colocan en una estantería), mientras que los que sufren de silogomanía forman una gran montaña de objetos. A estos, es típico verlos rechazando cualquier ayuda externa, y manifiestan un deseo irracional de “proteger” la propiedad adquirida, incluso si las cosas están rotas y no funcionan.

5. ¿Hiperprotección o síndrome de Munchausen?

Los exámenes médicos excesivos a niños por razones insignificantes pueden ser una manifestación de hiperprotección. La ansiedad de los padres suele ser peligrosa para los pequeños: a edades mayores, pueden sufrir de una falta de confianza en sí mismos, así como predominar la ausencia de habilidades necesarias para la vida.

El síndrome de Munchausen es más típico en las mujeres. Los que lo sufren causan artificialmente síntomas de malestar en los niños u otras personas que dependen de ellos (con alguna discapacidad o individuos bajo su tutela). De esta manera perversa, las madres reciben la atención y empatía de los demás.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Identificar este síndrome resulta muy difícil: las madres no admiten que causan artificialmente los síntomas de la enfermedad de su niño. Los hijos, a menudo, acaban hospitalizados por diversas enfermedades, cuyas causas nunca se diagnostican. Las señales de estas afecciones, las cuales describe la madre, no coinciden con los resultados de las pruebas.

6. ¿Distracción o desorientación topográfica?

Si eres de esas personas que pueden perderse fácilmente en su ciudad natal, lo más probable es que no tengas bien desarrollado el pensamiento espacial. Este problema les es familiar a muchos, pero son las mujeres las que más sufren del “cretinismo topográfico”. Con frecuencia, la incapacidad para encontrar un camino es hereditaria.

La desorientación topográfica es un trastorno neurológico con el que el paciente no es capaz de orientarse en ciertas condiciones.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Las personas que sufren de una verdadera desorientación topográfica no pueden determinar la dirección de la ruta en relación con su entorno. Pueden memorizar puntos de referencia, pero no tienen ni idea de adónde ir. Aquellos que la sufren de una manera grave se confunden incluso en su propia casa. Con frecuencia, este trastorno es el resultado de alteraciones cerebrales (accidente cerebrovascular o una hemorragia).

7. ¿Timidez o paruresis?

A menudo, la falta de ganas de ir a un baño público responde a una simple escrupulosidad. El miedo de contagiarse de E. coli resulta ser más fuerte que el deseo natural.

La paruresis (“vejiga tímida”) es el miedo a orinar en baños públicos. En presencia de otros en estos servicios, en los que la sufren se activa una “alarma”: aumenta el nivel de adrenalina y se produce un espasmo en el tracto urinario. Son más propensos a tenerla los hombres que en su juventud tenían problemas para adaptarse en grupos o dificultades para comunicarse con el sexo opuesto.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? La paruresis se diferencia de la timidez o la escrupulosidad en que tiende a progresar. En su etapa inicial, a los pacientes les resulta difícil, en caso de necesidad, utilizar un baño público en presencia de personas ajenas. Pero en la última etapa comienzan a experimentar dificultades incluso en casa. Esta fobia es muy común: aproximadamente 220 millones de personas en todo el mundo experimentan dificultades similares.

8. ¿Alimentación sana u ortorexia?

Parece que las personas que siguen los principios de una alimentación sana tienen su propia “sociedad secreta”. Sus miembros conocen el valor calórico y nutricional de todos los platillos y saben combinar productos que aportan beneficios para su salud. También poseen el superpoder de no aumentar ni un gramo.

La ortorexia es un trastorno alimentario caracterizado por un deseo maníaco de comer solo alimentos “sanos”. Además, los que sufren de este padecimiento dedican la mayor parte de su tiempo libre a elaborar una dieta saludable, estando demasiado interesados ​​en la salud de quienes los rodean (y en lo que ellos comen).

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Con la ortorexia, las cualidades de sabor de los alimentos o las preferencias de la misma persona carecen de importancia. El paciente puede comer fácilmente el platillo más insípido o algo que no le gusta, solo porque es saludable. Los pensamientos obsesivos sobre los alimentos se relacionan no solo con la composición de los productos. Las personas con ortorexia tienen estrictamente regulada incluso la manera en que cocinan: los utensilios que utilizan (sartenes, tablas de cortar y similares) deben cumplir con “parámetros ecológicos”.

9. ¿Mal humor o depresión?

La mayoría de las personas experimentan tristeza, soledad o inseguridad en sí mismas. Por regla general, eso es una reacción a los acontecimientos que ocurren en la vida, por lo que tal estado acaba pasando con bastante rapidez.

La depresión es un trastorno mental grave. Sus principales síntomas son un bajo estado de ánimo y la pérdida de la capacidad de disfrutar de la vida.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Las personas con depresión pierden la habilidad de concentrarse y tratan de evitar el contacto con amigos y familiares. Se concentran en los aspectos negativos de la vida y sufren de baja autoestima. Además, los trastornos depresivos se acompañan de manifestaciones somáticas: aparece insomnio, dolor en la zona del corazón o del estómago y pérdida de peso.

10. ¿Miedo o fobia?

El miedo es un mecanismo propio de la evolución humana que necesitamos para sobrevivir. Gracias a este, se pone en marcha toda una fábrica química en el cuerpo: en la sangre se libera adrenalina, noradrenalina y testosterona. Gracias a estas, la persona corre, grita o reacciona de otra manera.

La fobia es un miedo incontrolable (patológico) que surge incluso por el hecho de pensar en una situación aterradora (o un objeto). A diferencia del miedo común, esta afecta negativamente a la mente: contribuye al desarrollo de neurosis, tics nerviosos y depresión.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? El miedo aparece en una situación que amenaza a la vida o a la salud de una persona, mientras que las fobias carecen de explicación. Ejemplos de eso son la dorofobia (miedo a recibir o hacer regalos) o la verbofobia (miedo a unas palabras concretas). Además del temor, las personas que sufren de esta enfermedad experimentan síntomas físicos torturadores: falta de aliento, aumento de la sudoración y de los latidos del corazón.

11. ¿Desconfianza o paranoia?

Las personas que son propensas a diferentes preocupaciones se consideran recelosas. Este rasgo de carácter innato genera mucha ansiedad a quien lo sufre. Los seres desconfiados se preocupan por la impresión que darán a los demás, y les parece que no son lo suficientemente buenos. En general, la desconfianza significa duda, inseguridad en uno mismo, sospechas y expectativas de qué será lo peor.

La paranoia es un tipo de psicosis que se caracteriza por la presencia de delirios. Las ideas locas son contrarias a la realidad y existen solo en la imaginación del que la sufre. Por lo tanto, los paranoicos están siempre y en todas partes buscando un significado oculto que, muy probablemente, nunca existió.

  • ¿Cómo distinguir esta enfermedad? Con pensamientos paranoicos, una persona reduce su actividad social a cero, puede dejar de trabajar y comenzar a prestar atención a los sonidos, incluso en una habitación vacía. Sin embargo, todas las suposiciones del paranoico se basan más en conjeturas y emociones que en hechos reales.

¿Alguna vez has conocido a gente extraña o que sufriera de alguna de las enfermedades que mencionamos en el artículo?