Es que solo basta con mirar esas caritas para derretirse.
A pesar de que algunas veces son escurridizos, las mascotas suelen disfrutar -en demasía- de nuestros cariños. En especial si se trata de perros, los animalitos siempre nos buscarán para que, más allá de comida, le demos una palmada en la cabeza o les rasquemos la panza.
El problema empieza cuando, limitados por su instinto animal, no son capaces de discernir cuando es -o no- un buen momento para exigir un regaloneo. Y estos, que verán a continuación, eran bastante inoportunos:
A este perro no le importó nada y mordió toda la torta.
Y a este felino no le preocupó mucho que sus dueños estuvieran viendo la televisión.
¿Vas manejando? Buen momento para acercarme.
Este gato se sentó a observar, como si nada.
Sin comentarios.
Ups, no fui yo, lo juro.
La excusa perfecta.
A este gato le tuvieron que dar un señuelo, sino sería imposible.
Esa puerta era para el gato, pero a él no le importó.
Y él es Pyro, quien se queda dormido donde sea.
¿Vamos a manejar?
El pelo debe ser un lugar cómodo para esta serpiente, obvio.
No es no.
Este can hasta intenta convencer al robot de jugar con él.
Ni cuando se está en la ducha hay algo de tranquilidad.
Así es imposible hacer la tarea.
¿Necesitas ayuda para cocinar?
Este simpático perrito siempre le lleva los calcetines a su dueño. Esta vez fueron cuatro.
Ya no hay vergüenza.
