Atendiendo a una de las estadísticas más populares, el 42 % de las parejas casadas se divorcian tarde o temprano. Además, a menudo, ponen como explicación cuestiones bastante extrañas para justificar la ruptura: falta de respeto, impacto negativo en la autoestima y similares. En general, estas son solo excusas que se encuentran sobre la superficie, y las verdaderas razones son más profundas.
Hemos recopilado algunas peculiaridades femeninas que pueden ser entendidas por muchos como caprichos, pero en realidad acaban conduciendo a la ruptura, incluso si la relación es fuerte.
1. Invadir el espacio personal
Esto sucede con más frecuencia al principio de la vida en común e incluso parece una anécdota bastante divertida. Si el hombre no se rebela, le espera un futuro poco envidiable, ya que no podrá dar un paso adelante sin la aprobación de su querida esposa.
Por cierto, existe una explicación sencilla para esto: las mujeres son más sociables que los hombres y, por lo tanto, se sienten más cómodas cuando están cerca la una de la otra. Pero la naturaleza masculina supone una elevada territorialidad, por lo que los hombres necesitan de su espacio personal para poder sentirse seguros y tranquilos.
2. Utilizar su cuerpo como arma
Manipular recurriendo al propio cuerpo nunca ha sido un buen medio para lograr un objetivo. Sí, seguramente se podrá obtener lo deseado, dado que los hombres son fácilmente susceptibles de ser persuadidos si tienen delante a una mujer seductora. Sin embargo, perdurará hasta el momento en que el hombre abra los ojos, lo cual suele suceder, por regla general, más pronto que tarde.
Lo mismo ocurre con la situación inversa: negarse a tener sexo como represalia por algo que el hombre hizo mal. Este podrá fingir que todo está en orden, e incluso se reirá de sí mismo, pero difícilmente podrá perdonar una respuesta de este tipo.
3. Comportarse como un niño
Las mujeres pueden hablar con intensidad sobre cualquier situación de la vida, incluso la más insignificante. Durante horas. El problema es que el flujo de emociones, por regla general, suele dirigirse al hombre, quien está acostumbrado a un lenguaje lógico y claro, mientras que todo lo demás simplemente lo asusta.
La mayoría de los hombres prefieren la capacidad de controlarse y ser responsables de sus emociones frente a la impulsividad. Esto no significa que no debas mostrar tus sentimientos en absoluto, pero la capacidad de prever la respuesta de la pareja debe desarrollarse.
4. Jugar a los acertijos
Cuando una mujer no puede decir algo de forma clara y directa, pero necesita transmitir esta información, recurre a acertijos y adivinanzas. Por regla general, esta actitud no lleva a nada bueno. El pensamiento de los hombres se basa en ser directo y, simplemente, se ven incapaces de decodificar los enigmas femeninos de este tipo.
Si una mujer quiere que la entiendan correctamente, es mejor decirlo todo en voz alta sin omitir los detalles, especialmente si estos pueden interpretarse de manera diferente.
5. Interpretar el papel de una tímida simplona
Las mujeres pueden ocultar sus virtudes y parecer más tontas de lo que realmente son. En algunas situaciones, este enfoque es realmente cómodo, pero no debe exagerarse ni abusar del mismo. El deseo natural pasa por comportarnos de tal modo que los hombres nos protejan, nos cuiden o, al menos, empaticen, siendo la forma más fácil de lograrlo la interpretación del papel de una fémina tímida.
El problema es que a los hombres les gusta la timidez, pero en ciertas dosis, y si este se da cuenta de que la mujer sobreactúa, entonces, simplemente, dejará de confiar en ella.
6. Hacer preguntas peligrosas
“He engordado. ¿Estoy mejor o peor?”, “El vestido no me sienta como a Angelina Jolie, ¿verdad?”. Estas son preguntas que mejor no hacer a los hombres porque simplemente acaban sintiéndose perdidos, sin saber qué contestar. Y su torpe frase “Pero si eres la más bella de todas”, en todo caso, no será la respuesta que agrade a una mujer, y como consecuencia de ella los hombres reciben otra ración más de reproches surgidos de la nada.
7. Tratar de convertirse en una chica de portada
En primer lugar, hablamos de los cosméticos. El maquillaje es una forma ideal de enfatizar las ventajas y disimular los puntos débiles, pero la variante natural siempre es preferible a la “pintura de guerra”, al menos, por cuestiones psicológicas:
- La falta de cosméticos demuestra que la mujer no se avergüenza de sí misma y está abierta al mundo, lo que significa que su autoestima va viento en popa.
- El maquillaje llamativo da la sensación de que quien lo porta es incrédula y reservada.
Además, los hombres tienen una idea de la belleza ligeramente diferente a la de las mujeres, como ya se demostró en 1989. El psicólogo Russell Clark llevó a cabo un experimento: un grupo de mujeres con una apariencia normal y un ligero desorden en las vestimentas se acercaban a los hombres desconocidos ofreciéndoles acompañarlas a sus hogares. El 75 % de los sujetos aceptaron la oferta, a pesar de que la figura no era ideal y predominaba la ausencia de maquillaje.
8. Manipular abiertamente
La manipulación áspera y sin cortapisas solo provoca irritación en la otra persona, y algún día, en vez de comprarte, por ejemplo, un vestido, tu pareja puede, simplemente, “no darse cuenta” del flujo de lágrimas y acabar marchándose.
La manipulación más pervertida, básicamente, asusta a la mayoría de los hombres porque revela una elevada inteligencia. Como ya han descubierto los sociólogos, los hombres todavía temen a las mujeres inteligentes y prefieren que sean lo más simple posible.
Para construir una relación basada en la confianza y que sea fuerte, una mujer debe hablar directamente sobre sus deseos. Es una manera simple y honesta, y por lo tanto, la mejor manera de interactuar con su pareja.
9. Esperar del hombre aquello que no prometió
Las mujeres se enamoran de las posibilidades potenciales de los hombres y, después de un tiempo, se decepcionan por estas. Además, a menudo, no se trata del aspecto material de la vida, sino de áreas más sutiles: diferentes puntos de vista sobre los hijos, la carrera profesional, viajes y similares.
La única manera de evitar este problema es hablar abiertamente y con honestidad, de antemano, sobre los temas de posible discusión en vez de hacer planes mentales de cómo se comportará la pareja en una situación concreta.
10. Criticar a otras mujeres
Cuanto más abundante y afilada sea la crítica que la mujer suelta hacia otras conocidas y desconocidas, más convencerá a su pareja de sus propias deficiencias.
- Critican solo las personas inseguras de sí mismas.
- Las personas envidiosas son propensas a calumniar y al cotilleo.
- Los chismes venenosos pueden revelar las ganas y el deseo de victimismo y un deseo inconsciente de manipular a los demás.
11. Poner todo en desorden y no seguir las normas de higiene
Según estudios recientes, los hombres vigilan cuidadosamente la higiene personal y la limpieza general en el hogar, al igual que las mujeres, solo que el modo de vida patriarcal no les permite arreglar las cosas por sí mismos.
12. Dar órdenes
El deseo de mandar no es inherente en todas las mujeres. Por regla general, esta es la huella de una profesión que implica un poder total o parcial sobre los demás. Con el tiempo, la costumbre de dar órdenes puede literalmente arraigarse en el carácter.
Los hombres son seres de naturaleza agresiva y, por lo tanto, luchan por controlar cada situación. Es natural que ellos se pongan al frente de la familia y tomen las decisiones importantes. Si esto no sucede así, con el tiempo, la pareja puede abandonar o simplemente convertirse en un suplemento de una esposa fuerte.
¿Estás de acuerdo con esta lista? Cuéntanos qué les molesta a los hombres de sus parejas.