¿Es posible salvar esa situación cuando en la cocina se produjo un percance y los platillos acabaron estropeándose: quemados, demasiado salados, picantes o agrios? Los cocineros más experimentados saben cómo hacerlo para que el error no se note y el platillo adquiera nuevos matices de sabor.
Hemos recopilado para ti los consejos más eficaces para corregir rápidamente un error culinario.
El platillo tiene demasiada sal
Sopa. Reanímala añadiendo entre 2 y 3 papas crudas peladas que deberán retirarse tras pasar 15 minutos.
La carne molida se volverá ideal gracias a la col cruda, calabacín o papas, muy finamente picados o rallados.
Las hortalizas guisadas o el estofado se liberarán del exceso de sal gracias a los tomates frescos. Deben cortarse en trozos pequeños y añadirse al platillo que aún se está preparando. Las verduras cocidas enteras (brócoli, coliflor, pimientos, frijoles) se
volverán menos salados si les añades agua hirviendo, dejando que actúe durante aproximadamente 2 minutos para luego escurrirlas.
Las salsas se volverán menos saladas si les añades cualquier producto graso: crema agria, crema, quesos para untar o aguacate finamente cortado.
El platillo es muy picante o tiene demasiadas especias
La lactosa suaviza el sabor picante, así como el sabor excesivamente vivo de las especias, especialmente del curry, la mejorana y el ajo. Añádele una pequeña cantidad de crema agria y yogur a los platillos donde queden bien: salsas, verduras estofadas o carne.
El azúcar puede disimular el sabor de la pimienta. También para este fin resulta adecuada una pequeña cantidad de miel.
Las hortalizas frescas ayudarán a suavizar el sabor de la guarnición, opta por aquellas que contengan abundante agua: pepinos, tomates, calabacines.
También te servirán el jugo de limón, el vinagre y los tomates ácidos. El ácido neutraliza el sabor picante, pero aquí es importante no pasarse para no estropear el platillo definitivamente. Para empezar, añádele una cucharadita y comprueba el resultado.
Importante: El agua no es el mejor aliado en la lucha contra el exceso de pimienta. No vale la pena diluir salsas o sopas, ya que la sustancia que causa la sensación de ardor (capsaicina) es un compuesto soluble en agua. Más agua, más picante.
El platillo se pasó en su cocción
Hortalizas. Si viertes agua fría sobre ellas, esto detendrá rápidamente el proceso de cocción y permitirá que las verduras mantengan su forma.
El arroz que se ha pasado debe enjuagarse con agua a temperatura ambiente para eliminar su pegajosidad: de esta manera, los granos se separan entre sí.
Si el arroz se ha pasado y tiene agua en exceso, trata de colocar en la olla un trozo de pan sin corteza, tapar y esperar unos minutos. El pan absorberá la humedad.
Para devolver a su forma la pasta un poco pasada, viértela en una sartén bien caliente y fríela durante unos minutos con un poco de aceite de oliva. Pero si se pasó en exceso, casi siendo una masa, ese platillo ya no lo salvará nadie.
Los bizcochos o las tartas quedaron poco hechos
Para una cocción uniforme, vale la pena mantener el horno a una temperatura de 170–180° C. Así, los platillos tardarán más en hacerse, pero con mayor calidad.
El bizcocho que se ha quedado un poco crudo debe pasar a otro molde y debe ser introducido en el microondas durante 3-5 minutos, configurándolo a la potencia máxima. Comprueba que esté hecho utilizando un palillo de dientes.
Si el bizcocho se deshace debido a una estructura imperfecta, puedes “repararlo” batiendo la clara de un huevo con azúcar a punto de nieve y rellenando con ello las grietas, así como untando los bordes.
Si la tarta ya está dorada, pero por dentro se quedó cruda, después de reducir la temperatura, tienes que untar con leche su parte superior y colocar un recipiente con agua en la parte inferior del horno.
El platillo se quemó demasiado
El estofado de carne o de hortalizas se pasa a otro recipiente para añadirle mantequilla o crema agria con hierbas aromáticas. Lo que mejor neutraliza el olor a quemado es el comino y el curry.
Una corteza de pan liberará al arroz quemado de ese olor característico. Debe colocarse por encima, cerrar la tapa y dejarlo reposar durante media hora mientras el arroz se enfría poco a poco. Una pequeña cantidad de agua en un recipiente de vidrio también eliminará este olor desagradable: coloca el recipiente dentro de la olla, cierra la tapa y déjalo por unos minutos.
La crema pastelera se volverá tierna y aromática si se le añade ralladura de limón, chocolate o canela.
Los platillos de carne o de pescado quemados, así como las salsas, se liberarán del olor desagradable gracias a un trozo de tocino: déjalo encima del platillo durante 5 o 10 minutos, luego retíralo.
Si la parte quemada de la tarta es difícil de retirar con la ayuda de un cuchillo sin estropear su forma, puedes recurrir a un rallador. Retira cuidadosamente la superficie quemada y luego aplica la cobertura, azúcar pulverizada o la crema.
El platillo quedó demasiado reseco
Las salsas salvarán los platillos de aves que quedaron resecos: las mejores variantes pasan por las de queso, crema, ajo y tomate.
Para que los grandes trozos de carne queden más tiernos, caliéntalos al baño de agua. Coloca la carne en un colador encima de una olla con agua hirviendo, cubre con una tapa y prepáralo durante 30 minutos.
La bollería con mantequilla y bizcochos pueden resultar más blandos si se envuelven en un paño húmedo durante 15 o 20 minutos.
El platillo acabó agrio o amargo
Las marinadas y salsas a base de tomates que se quedaron en exceso agrias, pueden recuperar su sabor si se les añaden cebollas y zanahorias finamente picadas, mezcladas con azúcar y ligeramente pasadas por una sartén. El bicarbonato de sodio es uno de los mejores neutralizadores del ácido. Añade una pequeña cantidad de este a las salsas o platillos de verduras.
Para eliminar el sabor amargo del pescado preparado, rocíalo con un poco de jugo de limón o añádele perejil fresco.
A veces el sabor amargo advierte del peligro de sufrir una intoxicación. Si las papas saben amargas es mejor tirarlas, ya que lo más probable es que se hayan cocinado estando los tubérculos no maduros. En estos se forma un glucoalcaloide tóxico, la solanina, que no se destruye pese a la cocción.