Las mariposas, para la cultura china, son un reflejo del alma y símbolo de la felicidad conyugal, por lo que no es raro encontrarlas en variedad de obras del arte oriental de distintas épocas. Así como en sus esculturas, pinturas y vestimentas, han inspirado obras literarias tan bellas como la leyenda de los amantes mariposa.
Esta antigua leyenda que tiene más de mil años es una de las cuatro más populares en China y es tan hermosa como trágica. Su protagonista es una joven dispuesta a todo por cumplir sus sueños, incluso es capaz de vestirse de hombre para poder estudiar.
Traemos para ti esta bonita historia que habla de la fidelidad conyugal más allá de la muerte y la conquista de los sueños.
Cuenta la leyenda de una joven tan bella como inteligente y con mucha determinación llamada Zhu Yingtai. Pese a ser de alta alcurnia, la vida llena de lujos no le bastaba, por lo que decidió convencer a su padre para que le diera permiso de estudiar en una escuela. Tal pedido puede parecer simple ahora, pero en aquel entonces, la educación estaba reservada solo a los hombres, así que la aceptación de su padre no fue fácil, pero ya sea por la insistencia de Zhu, o por el cariño que el hombre tenía por su hija, finalmente le dijo que sí.
Fue así que Zhu empacó sus pertenencias y viajó a Hangzhou para estudiar… disfrazada de hombre, puesto que, claro, ser varón era el requisito básico para ingresar a la academia.
Ya en la institución, conoció a Liang un joven de su misma edad, inteligente y bondadoso con quien entabló una profunda conexión. Lo que empezó siendo una amistad inocente entre los dos, al cabo de compartir juegos, confidencias, estudios y tantos momentos, terminó convirtiéndose en un conflictivo amor para Zhu, quien consciente de sus sentimientos no podía declararlos sin delatar su identidad a Liang. En un intento desesperado por mantenerlo a su lado quiso convencer al joven de que se casara con su supuesta hermana gemela y aunque la descripción de la joven despertó el interés de Liang por conocerla, él estaba más concentrado en los libros que en prestarle atención a cosas como el amor. Tan enfocado estaba en los estudios que no pudo darse cuenta de que Zhu se estaba describiendo a sí misma.
Pasados tres años, nuestra protagonista recibió la orden de su padre de volver al hogar. Liang la acompañó hasta la salida de Hangzhou para poder estar un poco más de tiempo con su amigo, y Zhu aprovechó el trayecto para intentar hacerse conocer por medio de indirectas, pero el joven no las captó. A regañadientes, se separaron en la salida y cómo último intento, ella le dio una carta para que la leyera cuando ella ya estuviese lejos de la academia.
Ya en soledad, Liang leyó el mensaje y finalmente se enteró que su mejor amigo era en realidad una mujer. Tras ello entendió también que todo aquel tiempo había estado enamorado de Zhu y que ese amor era correspondido. Siendo consciente de tal verdad, no quiso perder más tiempo y fue a buscarla a su hogar para pedirle matrimonio.
Lamentablemente, una vez allí, no logró verla, y lo que fue peor, se enteró que su padre la había prometido en matrimonio a un mercader allegado a la familia. En China, el matrimonio se entendía como la unión entre dos familias, y siendo el prometido de Zhu cercano al padre de ella, suspender el compromiso era impensable.
Sumido en el arrepentimiento, Liang se fue intentando seguir con su vida, pero fue tan grande su tristeza como inmenso su amor, que terminó enfermando y muriendo (sí, peor que Romeo, no necesitó beber veneno).
Zhu recibió la noticia de la muerte de Liang por sus compañeros de la academia, y la angustia debilitó su cuerpo, perdiendo la esperanza de poder ser feliz en un mundo sin él.
Llegó el día de la boda de Zhu, quién tenía el corazón de luto y una disposición a dar el sí por deber más que por sentimiento, puso como única condición para casarse que, antes de ir a la ceremonia, se le permitiese ir a la tumba para despedir a su difunto amor y darle respetos.
Ya en el cementerio, con su vestido de novia llegó a la tumba de Liang despertando al instante recuerdos de sus años juntos. El sentimiento de lo perdido y la impotencia se volvieron lágrimas que se desparramaron por la tierra. Su corazón pidió a gritos la oportunidad de volver a estar con él, y la exigencia de que esta vez fuera para siempre, sin que nada en la vida los pudiese separar.
De pronto, de la tumba se abrió una grieta que, lejos de asustar a Zhu, la llenó de alivio, y tras expirar silenciosamente cayó al hueco que, con ella dentro, volvió a cerrarse.
Fue así que de la tumba de los amantes emergieron dos grandes mariposas que se alejaron volando de la tierra para volar juntas en la eternidad del cielo.
El manuscrito más antiguo dónde se ha encontrado esta historia procede del autor Zhang Du en los años 850-880.
Más allá de que podemos pensar que la historia de los protagonistas dispuestos a “morir de amor” es exagerado e incluso anticuado, la leyenda de los amantes mariposa, más que trágica, es una historia que habla de libertad. Que nadie nos diga cuál es nuestro límite porque nosotros somos dueños de nuestras propias alas, y con confianza pueden llevarnos alto si somos capaces de ser fieles a nosotros mismos.
¿Conocías la historia?