Existen un montón de estereotipos sobre la salud que en realidad son ideas equivocadas. Por ejemplo, escuchar música clásica a una infancia temprana no influye de ninguna manera en el desarrollo mental de un niño y el uso constante de brasier no aumenta el riesgo del desarrollo de cáncer.
Hoy desmentimos 11 populares mitos sobre la salud en los cuales las personas han creido a ciegas durante décadas.
Mito 1. Se tiene que utilizar antitranspirante por la mañana
Prácticamente todos utilizamos antitranspirante por la mañana antes de salir de casa y es algo que parece bastante lógico. Pero como dice el químico de la cosmética Ni’Kita Wilson, es recomendable aplicar este cosmético en una piel limpia y seca y es mejor hacerlo por la tarde después de bañarte. De tal manera las sustancias activas en la composición del antitranspirante conseguirán llenar las glándulas sudoríparas durante la noche. Al mismo tiempo su efecto puede durar hasta 24 horas.
Mito 2. Escuchar música de Mozart a una infancia temprana convertirá a un niño en un genio
En 1993 la revista Nature informó que estudiantes universitarios mejoraron los resultados de una prueba después de escuchar las obras de Mozart y su coeficiente intelectual aumentó varias unidades. Los medios de comunicación publicaban sin parar artículos con llamativas portadas, como “¡Escuchar la música de Mozart hará que tu niño sea un genio!”. La verdad es que los estudiantes escucharon música clásica solo 15 minutos y participaron en pruebas de razonamiento espacial: plegado de papel o pasar por un laberinto, algo que no puede decir nada sobre un aumento general del nivel intelectual. Lo más interesante es que este experimento fue realizado por el músico Don Campbell, el cual a continuación publicó un libro y discos con música clásica.
Al cabo de 10 años un grupo de científicos realizó aproximadamente 40 estudios, dedicados al “efecto de Mozart” y no lograron demostrar que escuchar música clásica de alguna manera aumenta el coeficiente intelectual.
Mito 3. El uso constante de brasier aumenta el riesgo del desarrollo de cáncer
Una investigación en el 2014 demostró que el uso de brasier no afecta de ninguna manera el desarrollo del cáncer de mama. Científicos del Centro de investigación de cáncer de Fred Hutchinson en Seattle estudiaron a más de 1 500 mujeres posmenopáusicas, a 1 000 de ellas les fue diagnosticado cáncer, averiguaron sus hábitos sobre el uso del brasier y llegaron a la conclusión de que utilizarlo constantemente no contribuye en el desarrollo del cáncer de mama.
Es curioso que esta opinión sobre el brasier como un culpable por el desarrollo del cáncer haya surgido después de la publicación de un contradictorio libro en 1995, “Dressed to Kill”. Además, fue escrito por científicos antropólogos y no por investigadores médicos.
Mito 4. Si todo está bien con tu visión, no tienes que visitar al oftalmólogo
Dinos la verdad: ¿cuándo has visitado al oculista por última vez? ¿Creerías que la mayoría de las enfermedades de los ojos, en particular el glaucoma, pueden desarrollarse sin síntomas evidentes? Así lo confirma Ann Sumers, oftalmóloga y representante de la Academia estadounidense de Oftalmología. Incluso la pérdida de la vista periférica, la cual es una de las señales del desarrollo del glaucoma, frecuentemente se queda sin atención.
Por lo tanto, los doctores recomiendan visitar anualmente al oftalmólogo. Con ayuda de una revisión el oculista puede encontrar señales de otras graves enfermedades en las primeras etapas.
Mito 5. Es mejor comer 5-6 veces al día con pequeñas porciones
Estudios mostraron que la frecuencia del consumo de alimentos no influye en la velocidad del metabolismo, la quema de grasa o el cambio de peso. Es decir: la afirmación de que es mejor comer 5-6 veces con pequeñas porciones, no tiene una plausible justificación científica. Lo más importante es mantener los principios de una alimentación saludable: consumir alimentos sanos y no comer demasiado.
Mito 6. Cuando estornudas, el corazón se detiene por un momento
Todas las personas conocen esa sensación durante un estornudo: los ojos se aprietan demasiado, y durante una drástica exhalación parece como si el corazón saltara por dentro. De ahí se ha formado la opinión de que el corazón se detiene por un momento.
Pero como lo confirma el cardiólogo David Rutlen de la Universidad de Arkansas de Ciencias Médicas, cuando estornudamos, la presión intratorácica aumenta bruscamente en nuestro cuerpo. Por lo tanto, se reduce el flujo sanguíneo al corazón, el cual, a su vez, cambia el ritmo cardíaco regular. Pero la actividad eléctrica del corazón durante un estornudo no se detiene, es decir, el corazón no deja de latir.
Mito 7. La humanidad se hizo más inteligente
El catedrático Gerald Crabtree, jefe de laboratorio en la Universidad de Stanford, confirma que actualmente las personas son más tontas e inestables emocionalmente en comparación con aquellas que vivieron hace 3 000 años. Esto a pesar de los logros tecnológicos y médicos de la humanidad.
Crabtree estudió la mutación en nuestros genes y descubrió que el nivel del intelecto de la humanidad comenzó a reducir lentamente a partir de que las personas dejaron de ser cazadores y recolectores. Por lo tanto, la humanidad se hace más tonta debido a la ausencia de competencia para sobrevivir, dado que vivimos en un mundo seguro y civilizado en donde todo lo necesario se puede comprar en una tienda y no hay ninguna amenaza para nuestras vidas. Si una persona que vivió hace 3 000 años realizara una prueba de CI, posiblemente obtendría más puntos que un habitante actual promedio de nuestro planeta.
Mito 8. Las células nerviosas no se recuperan
Durante mucho tiempo los científicos habían creído que nacíamos con una determinanda cantidad de neuronas (células nerviosas del cerebro), cuyo número durante la vida se reducía continuamente. Pero resulta ser que el cerebro produce nuevas células nerviosas durante toda la vida. Este procedimiento se conoce como neurogénesis. En el 2000 los científicos Peter S. Eriksson y Fred H. Gage demostraron que en algunas áreas del cerebro se lleva a cabo el proceso de la neurogénesis incluso en personas que ya tienen 70 años.
Mito 9. Nuestras huellas en los dedos son únicas
Desde la infancia sabemos que nuestras huellas de los dedos son únicas, precisamente por eso desempeñan un papel muy importante para identificar a los delincuentes. Pero como declaró Mike Silverman, un experto forense del Reino Unido, no hay un método seguro para demostrar que no existen huellas dactilares idénticas.
En 2005, en una investigación, mostraron 22 casos de una identificación errónea de huellas dactilares: como resultado, personas inocentes habían sido castigadas. Silverman destacó que las crestas papilares de los miembros de una familia pueden ser prácticamente parecidas en las yemas de los dedos. Por lo tanto, no se puede declarar que nuestras huellas digitales sean realmente únicas.
Mito 10. Debido a un repentino y fuerte estrés pueden aparecer canas rápidamente
Existe una leyenda sobre la reina francesa María Antonieta: durante una noche en vísperas de su ejecución le salieron muchas canas debido al estrés. El síndrome con el cual una persona de repente pierde el color de su cabello fue llamado en honor a ella. Es sorprendente, pero muchas personas todavía creen que por un fuerte estrés o susto se pueden adquirir canas casi instantáneamente.
Pero como escribe el doctor Murray Feingold, ninguna investigación ha demostrado esta creencia. Al mismo tiempo es bien sabido que el estrés crónico puede llevar poco a poco a pérdida de los pelos sanos pigmentados. Pero para esto tendrán que pasar meses y años.
Mito 11. El apéndice es un órgano inútil
Durante muchas decádas el apéndice se consideraba como un órgano inútil, del cual no dependía la salud del ser humano. Pero los científicos averiguaron que el apéndice del ciego intestinal desempeña un papel único para el depósito de bacterias útiles. En caso necesario estas bacterias ayudan en nuestra digestión y eliminan las infecciones.