Los niños japoneses son increíbles. Como regla, son educados, amigables y no dejan que sus sentimientos se desaten. En Japón, rara vez te encontrarás con un niño que llora en el supermercado (aunque siempre hay excepciones a la regla).
A continuación te mostramos las principales costumbres de crianza que hacen que los niños en Japón sean maravillosos.
1. La relación madre-hijo es estrecha.
En Japón, la conexión entre una madre y su hijo es muy fuerte. Duermen juntos y pasan la mayor parte del día juntos; el vínculo madre-hijo es profundamente emocional: las madres aceptan todo lo que hacen sus hijos, sus hijos son perfectos a sus ojos. La regla principal dice que antes de que un niño cumpla 5 años, se le permite hacer lo que quiera. Los extranjeros ven esto como permisividad e indulgencia, pero están equivocados. Este principio permite que los niños sepan que son buenos.
En estas obras de artistas japoneses de finales del siglo XVII / principios del XVIII, puedes ver a una madre y su hijo disfrutando de peces de colores.
Tal actitud contribuye a “amae”. Esta palabra no tiene análogos en otros idiomas, pero puede traducirse como “el deseo de ser amado” o simplemente “apego”. “Amae” es la base de las relaciones entre madres e hijos. Significa que los niños pueden confiar en sus padres y en su amor, y los padres ancianos reciben el apoyo de sus hijos adultos. Hubo un estudio realizado por científicos estadounidenses y japoneses que demuestra que existe una conexión entre un estilo de educación alentador y el comportamiento de los niños. Los investigadores afirman que las actitudes positivas de los padres reducen el riesgo de comportamiento problemático en los niños y mejoran el comportamiento de los niños con trastornos del desarrollo.
2. El sistema de educación japonés.
Todas las personas son creadas iguales. La princesa japonesa, Ayako (la segunda a la derecha) se presenta con compañeros de clase durante un festival atlético en Tokio.
De acuerdo con el famoso sistema japonés de educación, los niños son perfectos antes de cumplir 5 años, luego son como sirvientes desde los 5 a los 15 años, y se consideran iguales a sus padres y otros adultos a partir de los 15 años. Pero muchos extranjeros no entienden esta manera de hacerlo. Esta filosofía está dirigida a criar a un miembro de una sociedad colectiva donde los intereses personales no son lo más importante.
“Disciplina normal vs Disciplina en Japón”
En la primera etapa, los padres comparten infinito amor y cuidado con sus hijos.
En la segunda etapa, su amor no desaparece. Un niño aprende a vivir según las reglas de la sociedad y trata de encontrar su propósito en este mundo. Como el apego madre-hijo es muy fuerte, un niño trata de hacer todo bien para no molestar a su madre.
En la tercera etapa, un niño se convierte en un miembro pleno de la sociedad.
3. La familia es una de las cosas más significativas.
Niñas con kimonos tradicionales durante Shichi-Go-San , un rito de pasaje y festival para niños.
Como regla general, las madres crían a los hijos. Pasan mucho tiempo juntos: los japoneses creen que los niños no deben ser enviados al jardín de infantes antes de cumplir los 3 años. Los padres no suelen pedir a los abuelos que cuiden a sus hijos y no contratan niñeras. Sin embargo, los niños pasan mucho tiempo con los abuelos y otros parientes. Sus relaciones con los miembros de la familia son muy cálidas y cariñosas.
4. Los padres son modelos a seguir.
Hubo un experimento que involucró a mamás japonesas y europeas. Se les pidió que construyeran una pirámide. Las madres japonesas construyeron la pirámide por su cuenta y luego les pidieron a sus hijos que la repitieran. Si los niños no podían construirlo, comenzaron a construir la pirámide de nuevo.
Las madres europeas explicaron cómo construir la pirámide y les pidieron a sus hijos que lo intentaran. Las madres de Japón siguieron la regla “hazlo como yo”, y las madres de Europa dejaron a sus hijos por su cuenta y no ofrecieron ejemplos.
Las madres japonesas no hacen que los niños simplemente sigan órdenes. Dan un ejemplo y muestran cómo deben hacerse las cosas.
5. Prestar atención a las emociones.
Para enseñar a un niño a vivir en una sociedad colectiva, es importante enseñarles a “ver” y respetar los sentimientos e intereses de los demás.
Las madres japonesas respetan los sentimientos de sus hijos: no los presionan ni los hacen sentir avergonzados. Les enseñan a comprender las emociones de otras personas e incluso objetos inanimados. Por ejemplo, si un niño intenta romper su auto de juguete, una mamá de Japón dirá: “Pobre auto, va a llorar”. Una mamá europea probablemente reprenderá.
Los japoneses no afirman que sus métodos son los mejores. Hoy en día, los valores occidentales también influyen en sus tradiciones. Pero los conceptos principales de Japón, como una actitud tranquila y amorosa hacia los niños, son inmutables.