La Navidad es tiempo de alegría y relax, mucha comida y diversión familiar. Pero para quienes trabajan puede ser totalmente lo opuesto. Multitudes y horas extra, villancicos sin parar y clientes maleducados que pueden convertir las fiestas en una pesadilla.
Esta es la historia de una vendedora que se vengó de una clienta que consiguió sacarle de sus casillas, pero es tan divertida como perdonable. Sarah Demaneuf decidió compartir su divertida historia en Facebook, recordando los eventos de hace 17 años, y todos los vendedores aplauden lo que hizo.
El periodo navideño al fin acabó, y la tienda vendía con descuento los restantes adornos navideños. A todos les encantan las gangas, y estas bonitas estrellas costaban solo 50 centavos. Pero para esta mujer (a la que no le faltabe el dinero) era demasiado, y exigió pagar la mitad.
Hay momentos y lugares para regatear, pero no en este tipo de tiendas, y no por 25 centavos y por algo tan innecesario. Tras la discusión, Sarah sintió la necesidad de vengarse. Y lo que sigue es un acto de venganza, tan innecesario como satisfactorio. Aquí debajo puedes leerlo, y sabrás por qué cada año Sarah adorna su árbol con la “Estrella de la Venganza”.
“No me volví a encontrar a la mujer, y tras tantos años, no la reconocería. La gente me pregunta qué pasaría si ella lo leyera y reconociera la historia, pero lo dudo mucho. La gente como ella no suele ser lo bastante consciente de si misma como para verse desde la perspectiva de aquellos a quienes consideran inferiores.”
Ahora Sarah es escritora y fotógrafa, y no echa mucho de menos su antiguo trabajo. “En general es un trabajo duro por el que se recibe poco dinero y aprecio, con horarios erráticos. Sé amable con los vendedores, a veces es lo único que les ayuda a seguir adelante.”
“Creo que mucha gente entiende mi historia porque muchos hemos trabajado como vendedores, y porque es genial recobrar tu poder cuando alguien te ha hecho sentir que no lo tienes. A veces los pequeños ganan. La reacción ha sido buena en general, pero no le ha gustado a todo el mundo. Pero si hace que los vendedores se sientan más merecedores de respeto y que los clientes sean más amables, todo el mundo gana.”