Llega la Navidad y de pronto todo esta lleno de luces y colores brillantes. La música especial que ha esperado todo el año para sonar comienza por fin a dar sus notas alegrando el ambiente, que se carga de cariños y calor familiar.
Y allí está Santa Claus, asomándose tras cada esquina, con su típico traje rojo y su barba blanca como la nieve. Y los niños, alegres corriendo a su encuentro. ¡Qué escenas más hermosas! ¿No lo creen?
Por supuesto, esto es gracias a que nuestro querido viejito pascuero no es para nada como las múltiples versiones aterradoras que podemos encontrar a lo largo del mundo, repartidas entre los álbumes de los recuerdos familiares.
La verdad, si hubiera visto alguno de estos Santa Claus asomado tras una vitrina, habría pensado que estaba al asecho de alguna víctima potencial… Díganme ustedes si no piensan lo mismo…
Santa Claus al borde de la locura
Tal vez mi cabeza está demasiado alienada con películas de terror, pero esta imagen pareciera reflejar a una pequeña mente criminal que está elaborando un macabro plan para darle libertad a un psicópata a punto de tener un brote psicótico violento.
El malvado Santa Claus
Aquí pareciera estar aterrando a este niño, con los detalles de sus macabros planes para adueñarse de la Navidad y los regalos de todos los niños del Mundo. ¿Cómo es que los padres sientan a sus hijos con alguien así?
No sé qué es más aterrador…
Si el Santa Claus que pareciera haber salido de una pelea en un bar, o los dos “secuaces” que lo acompañan.
El terror se refleja en su mirada
Este pobre niño trata de escapar sin éxito del temible Santa Claus que acaba de alejarlo de sus padres. ¡Qué horror!
A media transformación
No solo parece haberse apoderado de este pequeño inocente, además luce como si estuviera a medio camino entre Santa Claus y una especie de bestia mítica oscura.