El día de reyes es una de las noches más mágicas del año, al menos para los más pequeños, pero lo que puede ser una noche inolvidable se puede convertir en tu momento más embarazoso si quieres actuar al límite de tus posibilidades de éxito.
La historia de este padre que se ha convertido en el hilo viral de las navidades relata una historia con la que vais a llorar de risa, garantizado.
Todo comenzó un día como hoy hace dos años...
Esto de los Reyes, para los que no tenéis hijos, que sepáis que tela marinera. Nadie nos explica nada. Vamos sin rumbo.
Y os digo una cosa: que tu hijo se despierte mientras le estás dejando los juguetes por la noche te hace conocer el miedo. EL TERROR.Ocurrió hace dos años.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Sé que hay varias opciones para "dejar" los regalos que traen los Reyes: en el salón, en el pasillo, en la puerta de casa… pues nosotros escogimos la más arriesgada, en un alarde de gallardía sin sentido: dejarlos en su habitación mientras duermen. Ya oigo las risitas.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Pues bien. Mi hija sin problemas. Ella cuando se está poniendo el pijama ya está roncando, es de sueño fácil y profundo. Pero el mayor… un saco de nervios. Vueltas y más vuetas. Y patada. Y otra vuelta. Las once. Las doce. La una. LAS DOS.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Mi mujer y yo en el salón. Después de abrir todas las cajas de amazon y prepararlo todo, esperando en el salón. Tele apagada. En silencio. Sin luces. Y el niño que no para de dar vueltas. Siento que las piernas me empiezan a fallar, pero hay que aguantar.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Por fin parece que se ha dormido. Pero para no arriesgar, me echo una manta por encima, como si fuera un fantasma. ES PREFERIBLE ACOJONAR A MI HIJO SI ESO EVITA QUE ME PILLE. Mi mujer me ve y se troncha. "Esto va a salir mal. Como se despierte le da un infarto". "Me da igual".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Total, vamos con los regalos. Ella desde la puerta me los va pasando, y yo dentro los coloco como si fuera un escaparate. Tengo que pisar con sumo cuidado porque el suelo es de madera y cruje (un abrazo a todos los que tenéis suelo de madera que cruje, no estáis solos).
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Me pasa uno. Lo coloco. Otro. Lo coloco. Yo le voy diciendo con señas los que quiero. No me entiende. Me altero. ¿Habéis discutido alguna vez tan solo con señas, sin emitir sonidos? Conviene no olvidar que llevo una manta en forma de túnica.
Mi mujer no puede aguantar la risa.— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Me da el juguete que le indico. Pero lo cojo mal. Y se cae al suelo. PÁNICO. HORROR. El niño se mueve. Mi mujer, cobarde, se va corriendo. ME HA DEJADO SOLO. Estoy paralizado. Sudor frío. De repente la vocecilla de mi hijo: "¿Quién eres?".
Mi vida en diapositivas.— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Se me podrían haber ocurrido muchas opciones. A toro pasado es muy fácil. Pero en ese momento obedezco a mi instinto. Pongo voz de fantasma y suelto: "NO MIRES O ME LLEVO TODOS LOS JUGUETES. CIERRA LOS OJOS". Y me fui poco a poco como si fuera levitando.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Mi hijo se quedó en silencio, yo creo que con la sangre helada. Ya no metimos más regalos, se quedaron en la puerta. Mi mujer en el salón casi temblando: "Qué". Y yo: "Qué de qué". "Qué ha pasado". "Nada". De nuevo el instinto.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019
Por la mañana se levantaron, abrieron los regalos, jugaron, chillaron, saltaron, y mi hijo no comentó nada. Estoy seguro de que cree que fue un sueño. Conseguí salvar la situación, creo ?
Tened, tened hijos. Tenedlos y sabréis lo que es el miedo.
¡Felices Reyes!
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) January 4, 2019