A veces mentimos para salvar la situación, otras, deliberadamente, y algunas tan solo queremos bromear. Pero estas historias, aparentemente dulces, se convierten en un engaño global. Algunos lo creen durante varios años hasta el momento en que el mentiroso revela la verdad. Mientras que otros viven invadidos por la situación generada durante toda su vida y ni siquiera sospechan que su pariente o amigo simplemente lo inventó todo, y que no consiguen nunca encontrar el valor suficiente para admitirlo.
Valoramos el humor de los bromistas y simpatizamos con aquellos que se vieron atrapados en sus propias trampas. Te proponemos, poniendo como ejemplo a los usuarios de Reddit, echar un vistazo hasta dónde te puede llevar una mentira que inicialmente puede parecer insignificante.
1. Mientras colgaba un póster de “El club de la pelea”, mi compañero de habitación me preguntó si me gustaba esa película. Yo le contesté que sí. Durante los siguientes años tuvimos muchas conversaciones sobre este film. La realidad es que no la he visto nunca. Al fin y al cabo, tenía curiosidad por saber cuánto tiempo aguantaría sin que me descubriese la mentira. A día de hoy sigo sin verla, pero conozco bastante bien la trama gracias a nuestras muchas horas de conversación al respecto.
2. Un compañero de trabajo tiene una voz baja y un acento fuerte. Una vez no pude discernir una palabra en una conversación conmigo, por lo que señalé a mi oreja insinuando que yo era sordo. Desde entonces, hablando con él, siempre pronuncia con claridad cada palabra y se asegura así de que lo mire mientras conversamos. Ha pasado un año ya y no tengo ni idea de cómo voy a contarle la verdad.
3. Cuando mi hija tenía 2 años, le encantaba decorar mi ropa con pegatinas pequeñas. Un día me dio una en forma de corazón que, por lo visto, se cayó durante el día. Cuando recogía a mi hija del kínder, ella notó su ausencia y me preguntó dónde estaba. No quise decepcionarla diciendo que la había perdido, por lo que me inventé que un pájaro me había robado la pegatina. Ahora, mi hija tiene 4 años y tiene miedo a los pájaros que roban pegatinas.
4. Cuando estudiaba en la universidad, mi padre me dio 1 000 USD bajo la condición de que no compraría una moto. Compré una moto de 1 000 USD, tuve un accidente con ella y me rompí la pierna. Han pasado 10 años. Hasta ahora, les digo a todos que me sucedió eso con un skate.
5. En mi trabajo le dije a mi jefa, en broma, que soy judío y que no podía comer lo que ella había traído (era tocino). Trabajé allí durante un par de años, pero ella me enviaba y continúa enviándome postales por cada Janucá (Fiesta de las Luces). Tenía entonces 16 años ¡y ahora 28! Y cada vez que se encuentra conmigo en la ciudad por alguna tienda, me pregunta si me llegó su última postal. Cada vez, cortésmente, le doy las gracias.
6. Una vez le pregunté a mi hermano mayor qué ingredientes llevaba un perrito caliente. Contestó que los viernes (en nuestra escuela, los perritos calientes se servían exactamente al terminar la semana) en el comedor recogían todas las sobras, las molían y elaboraban los “hot dog”. ¡Me lo creí durante 4 años! Todavía me siento raro cuando los como.
7. El primer día en la universidad, se me acercó una chica y me preguntó: “¿Ah, entonces decidiste no ingresar en otra universidad?” Un poco perdida, le dije que no. Nos pusimos a charlar y rápidamente nos hicimos buenas amigas, hoy ella es la madrina de mi hija. Todavía no encuentro el momento de confesarle que aquel primer día me confundió con otra persona y toda nuestra amistad puede estar basada en una mentira.
8. Desde hace muchos años, mi padre cree que soy un playboy. Siempre se siente halagado por la idea de que su hijo goza de un gran éxito entre las mujeres. Sin embargo, tengo ya casi 30 años, pero nunca me atreví a acercarme a una mujer para pedirle una cita. Si mi padre se entera del estado real de las cosas, se decepcionaría, así que continúo manteniendo viva su ilusión, una vez creada para él.
9. En la escuela secundaria salía con una chica. La invité a mi casa y le propuse tomar algo. Traje dos enormes tazas de té. Ella me preguntó por qué no había utilizado unas tazas típicas. En realidad, aquellos tazones estaban más cerca, pero respondí que siempre tomaba el té en tazas grandes. Santo Dios, los 2 años enteros que salí con ella tuve que beber té solo en tazas grandes. ¡Las odio!
10. Tengo un buen amigo con un hijo pequeño. Este cree seriamente que me llamo “Señor”. Esta broma se le ocurrió a su padre, no a mí. El niño tiene ya 6 años y mi amigo y yo nos preguntamos cuándo se dará cuenta.
11. Por alguna razón desconocida, le dije a mi amiga en la universidad que yo era daltónico. Ahora ella siempre se ríe de mí por el hecho de que no puedo distinguir el rojo del rosa y a menudo le gusta señalar cosas con estos colores. Se me ocurrió todo esto solo para caerle bien y parecerle la persona más original de su vida.
12. Durante varios años trabajé en un restaurante de verano. Con frecuencia nos visitaba un hombre calvo con barba, que siempre me saludaba y me llamaba por mi nombre. Por supuesto, debía preguntarle quién era, pero siempre fingía que lo conocía. Han pasado 4 años desde entonces y nuestras conversaciones se han vuelto más amistosas, pero todavía no entiendo quién es este hombre.
13. Pensé que sería divertido si le decía a una chica de la escuela que tenía un hermano gemelo. En lo que no pensé es que ella se enamoraría de mí y creería cada una de mis palabras. Todavía me pregunta cómo le va todo. Bueno… Está bien. Y está casado, como yo.
14. Una vez le dije a mi hijo de 2 años que el kétchup lo producían los “pájaros ketchuperos”, y confirmé esta afirmación con una historia fantástica, pero bien pensada. Ahora, mi hijo tiene 17 años y está dispuesto a contártelo todo sobre los “pájaros ketchuperos”. El chico, por supuesto, sabe toda la verdad, pero a veces me sigue el juego.
15. Mi hija de 7 años preguntó por qué mi hermana y yo tenemos nombres tan largos y mi hermano Sean, uno tan corto. Le dije que Sean es un diminutivo de Seanhampthomson, incluso le pedí a mi hermano que me siguiera el juego. Mi hija contó esto en la escuela, pero la maestra no se lo creyó, e incluso le volvió a preguntar a mi hija por esto en mi presencia. Para no avergonzar a mi pequeña, dije que todo era verdad. Mi hija ya tiene 13 años y pienso con horror qué sucederá cuando descubra la verdad.
16. Me mudé a la casa de Steve tres meses después de iniciar nuestra relación porque le había mentido diciendo que me echaban de mi departamento y que no tenía adónde ir. En realidad, simplemente, tenía muchas ganas de vivir con él.
17. Cuando conocí a mi futuro esposo, él soltó alguna broma sobre las rubias. Bueno, ya sabes, en aquel tiempo todas se teñían de rubio. Me enojé y le dije que era mi color natural. Pensé que veía a este tipo por primera y última vez en mi vida… Cuando empezamos a vivir juntos, constantemente teñía mis raíces para que él no se diera cuenta. Ahora ya tenemos un hijo. Hoy día, me tiño poco a poco el pelo en un tono cada vez más oscuro, parecido a mi color natural. Mi esposo me dijo recientemente: “Vaya, cómo oscureció tu cabello desde que nos conocimos”.
18. Nos mudamos a un sitio nuevo y escuché a mi nuevo vecino llamarme “Chris”. Este no es mi nombre, ni de lejos se parece. Pero me acerqué a él y lo saludé (ya que no estaba seguro de haberlo oído bien). Luego me llamó Chris delante de mi esposa, esta se quedó extrañada y no lo corrigió. Fuimos amigos durante 6 años y todos estos 6 años fui Chris para ellos. Ahora nos hemos mudado, pero por Navidad recibo sus postales: “Para Chris”.
19. Mi amigo, hace unos meses, fue a un bar y pensó que sería divertido hablar con acento escocés para convencer a la gente de que era de Escocia. Pobre, hasta la fecha se topa con estas personas en el bar y se ve obligado a mantener constantemente viva su leyenda. Algunos incluso se convirtieron en sus amigos, él los quiere mucho y le gustaría ser honesto con ellos, pero hasta ahora es incapaz de confesar la verdad.
¿Tal vez tú también hayas creído en algo que empezó al principio siendo una broma?