10 Prácticas de belleza que usaban las mujeres en la antigüedad

Lucir bien es algo que ha inspirado a muchas generaciones en la búsqueda de diferentes métodos que les permita alcanzar ese objetivo. Todo sea por tener un cutis suave, cabello envidiable y guardar unos truquitos bajo la manga para estar hermosas frente al espejo. Pero no siempre han existido las cremas antiarrugas y los exfoliantes faciales que ahora encontramos en los centros de estética. Antes, las mujeres se valían de ciertas técnicas para verse mucho más bellas. Algunas eran un tanto diferentes a las que usamos ahora, y otras, muy parecidas a las que aún empleamos.

Hemos hecho una recopilación de algunos peculiares métodos que las mujeres empleaban antes para lucir bellas en todo momento y que, por alguna extraña razón, les resultaban útiles para lograr su cometido.

1. Una técnica dolorosa para retirar los vellos del cuerpo

Las mujeres árabes frotaban piedra pómez en su cuerpo para retirar los vellos incrustados en la piel. Una técnica un poco dolorosa, pero que, en la actualidad, aún muchas personas utilizan, debido a que funciona como exfoliante en zonas como piernas y brazos (en donde la piel es un poco más resistente que la del rostro).

2. Un buen remedio contra la sequedad ambiental

Las mujeres árabes tenían una gran afición por lucir hermosas. Ellas cuidaban su tono muscular y su piel, pero tenían que soportar los efectos de la sequedad ambiental. Por tal motivo, preparaban una mezcla hecha con extracto de angélica, sándalo y manzanilla, el cual combinaban con unas gotas de limón y que, posteriormente, aplicaban en su rostro y cuello.

3. Contornos de ojos tersos y firmes con agua de rosas

Este es otro gran secreto de Cleopatra. En muchos textos se afirma que tenía unos ojos hermosos, por lo que ella también se preocupaba por cuidarlos. Se dice que sus doncellas hervían una taza de pétalos de rosas en medio litro de agua. Con este líquido, la reina lavaba sus ojos tres veces al día para eliminar la apariencia de tener la vista cansada.

4. Cabello rizado y sin canas… ¡el sueño de muchas!

En el Antiguo Egipto, las mujeres empleaban cera de abeja para fijar las ondas y tenacillas para rizar su cabello y lucir hermosas. También utilizaban aceite de nuez para que su pelo luciera oscuro y brillante. Cuando las canas aparecían, las mujeres las cubrían con henna, sangre hervida de vaca que mezclaban con aceite, o bien, la grasa de una serpiente negra. El olor que despedían no era precisamente muy agradable, pero al menos se veían bien.

5. Dientes no tan blancos para lucir como adultas

Tener una dentadura blanca y reluciente no siempre ha estado de moda. En Japón, aproximadamente desde el siglo X hasta el siglo XIX, las mujeres casadas empleaban una técnica llamada ohaguro para ennegrecer sus dientes con limaduras de hierro, vinagre y té o sake. Se creía que la apariencia de los dientes blancos estaba relacionada con las niñas.

6. Labios de colores… naturales

En Egipto, las mujeres utilizaban exoesqueletos de algunos insectos, como los escarabajos, para pintarse los labios. Posteriormente, la reina Isabel I, de Inglaterra, popularizó el uso del labial rojo vibrante durante la Dinastía Tudor.

7. Rostro lozano con excremento de pájaro

La técnica llamada Uguisu no fun se convirtió en algo cotidiano en Japón desde el siglo XVII, y la utilizaban actores y geishas. Una enzima del excremento de las aves era empleada como exfoliante para la piel. En la actualidad, algunos centros de estética han adoptado esta técnica y la combinan con arroz. Posteriormente retiran la mezcla con una toalla caliente impregnada de esencias de lavanda y geranio.

8. ¿Mal aliento? A grandes males, grandes remedios

Los egipcios solían tener una rutina de limpieza bucal que consistía en enjuagarse con nitrito disuelto en agua y, a veces, incluían bicarbonato de sodio en la mezcla. Si alguien tenía halitosis, ingería unas pastillas de kifi, las cuales estaban hechas a base de semillas de fenogreco que se trituraban con incienso, mirra, bayas de enebro, pasas, miel y resina de acacia.

9. Aguacates para preservar la belleza del cutis

Los aztecas utilizaban el aguacate como un humectante del rostro. Esto se debe a que contiene vitaminas y antioxidantes que les permitían mantener su cutis en perfecto estado. Ahora disfrutamos de esta deliciosa fruta preparada en un guacamole, pero sin duda, los aztecas sabían desde hace mucho tiempo cómo sacarle el mejor provecho.

10. Cejas unidas, sinónimo de belleza

Un símbolo de belleza en la antigua Grecia era tener las cejas unidas sobre la nariz. Se creía que las mujeres debían lucir lo más naturales posibles, pues esto las hacía verse más bellas, pero a ellas les gustaba maquillarse, y utilizaban antimonio y hollín para acentuar la forma de sus unicejas.

Algunas prácticas pueden parecer un tanto extremas, como utilizar piedra pómez para retirar los vellos de las piernas. Otras podrían acarrear problemas para quienes las usan, como la del excremento de pájaro, pues las personas podrían resultar alérgicas a él. Pero, curiosamente, muchos confían en las bondades de estas técnicas milenarias y aún las ponen en práctica. ¿Qué te parecieron? ¿Incluirías alguna de estas opciones en tu rutina de belleza?