Hace poco publicamos una recopilación de personas que no querían tener ningún animal en sus hogares. Pero una vez que vieron y jugaron con estas criaturas peludas, pasaron de “no habrá animales en esta casa” a “¡no puedo vivir sin mi gato / perro!”.
Así que, sin más preámbulos, queremos publicar las historias de nuestros lectores que ni siquiera consideraron tener un gato o un perro ¡y ahora los quieren tanto que duermen en las mismas camas que ellos!
“Nada de gatos, decía mi mamá, y ahora me cuenta lo que comió y cómo pasaron el día”
“Este perro nunca dormirá con nosotros en la cama”, decía y luego él mismo le enseñó a dormir allí
“¡Siempre he dicho que no habrá un gato en mi casa!”
Él decía que un perro debe vivir en una caseta en la calle
Sus palabras eran: “¡No habrá ningún animal!”
“Mi marido estaba categóricamente en contra de tener perros, diciendo que eran salivosos. Y ahora me manda fotos conjuntas con el perro cada vez que trabaja en casa”
“Tenía miedo y no me gustaban los gatos desde la infancia. Hace 10 años una amiga me regaló un gato persa. Ahora nuestro gato es como un segundo hijo para nosotros”
“Odio a los perros”, decía
“Mi esposo decía que un gato no tiene que estar en un apartamento, y ahora parece que lo ama más que a mí”
“Él estaba muy en contra de tener un gato. ¡Ahora es el amor para toda la vida!”
“Mi esposo me permitió tener un perro y dijo que nunca se iba a acercar a él. Desde el primer día fue amor. Creo que él ama al perro más que a nuestros hijos”
“Durante 5 años insistí a mi marido para tener un gato. Ahora el gato ama a mi marido más que a mí, y mi marido se llama a sí mismo ‘el gato superior’”
“Mi esposo realmente quería tener un perro, pero me resistí por mucho tiempo. Ahora tenemos este milagro, y no sé cómo habría sobrevivido los tiempos difíciles sin él”
“¡Mi esposo no podía imaginar tener un animal en un apartamento, especialmente un gato! Ahora a veces me parece que ama a nuestro gato incluso más que a mí”
“Mi esposo no quería tener un gato hasta que el gatito de un vecino llegó a nuestra casa. Lo acariciamos y lo disfrutamos muchísimo. Al día siguiente fui al refuigio. Aquí está nuestra Blanca Nieves”
“No quería ningún animal en casa. ¡Pero ella es tan cordial! Y luego aparecieron 2 gatos más. Vivimos bien todos juntos”
“Mi esposo decía que los gatos deberían vivir en la calle. Pero apareció un gato del refugio, y parece que mi marido se volvió loco, se convirtió en su propia madre. El gato ya ha crecido y mi marido lo sigue cuidando como si fuera su hijo”
“Me pasó lo mismo”
¿Ha pasado algo parecido a tus seres queridos? ¿O tal vez tú mismo no querías tener una mascota que ahora adoras?