La frase “el reloj biológico no se detiene”, desde hace mucho tiempo, ha adquirido un matiz irónico, dando lugar a muchos memes y bromas: “¿Acaso el reloj se detendrá después de dar a luz a un hijo?”. La cuestión sobre el matrimonio y los hijos no pierde su importancia en la mente de los demás. Por cierto, los psicólogos afirman que la reacción negativa la provocan no solo las mujeres sin hijos, sino también los hombres.
No entendemos las razones de la exageración en torno a este asunto tan delicado. Por eso, aplicamos nuestra imaginación sobre lo que hace que las personas se interesen por la vida privada de los otros.
1. Preocupación
Este tipo de preguntas pueden ocultar una emoción banal, pero bastante sincera. Esto es típico de los abuelos, padres y familiares cercanos. En los casos más graves, los miembros de la familia hacen de celestinos presentando a posibles pretendientes, hijos de los amigos de la madre y parecidos, o creando a escondidas un perfil en una página web y aplicaciones de citas, comunicándose con posibles parejas en tu nombre. Si a tal actitud se enfrenta un hombre, sus amigos cercanos (en el peor de los casos, sus padres) tratarán de presentarle a unas magníficas, según su opinión, candidatas.
Piensa en tu infancia: tus padres seguramente te protegían demasiado, pasaban contigo mucho tiempo y se interesaban por los detalles más pequeños de la vida. Tenemos un cuadro claro de preocupación e hiperprotección. Este fenómeno también puede llamarse amor ciego: estos progenitores aman mucho a su hijo (incluso si este ha cruzado desde hace mucho la barrera de los 18 años), solo que expresan sus sentimientos de una manera un tanto dolorosa. Y sus ideas sobre la felicidad se han creado bajo la influencia de las normas patriarcales.
- Cómo reaccionar:
Depende del grado de vinculación a tus familiares. Si tu relación es lo suficientemente sólida, puedes explicar claramente tu postura. No te olvides de subrayar que ya eres feliz y autosuficiente y que no deben preocuparse por ti en este sentido. Si tienes una relación familiar tensa, basta con expresar con brevedad tu opinión, sin entrar en detalles, y poner freno a todos los intentos de hacer de celestinos.
2. Curiosidad ociosa
Por este motivo, esta pregunta odiada es realizada, por ejemplo, por taxistas, compañeros de viaje en un tren o en avión, los conocidos de tus conocidos con los que nos topamos en una fiesta, o excompañeros de clase con los que nos comunicamos cada pocos años. Obviamente, no les importas tú ni tu vida, pero tampoco pueden estar de viaje en silencio. En las reuniones de antiguos alumnos se ven obligados a mantener la conversación para mostrarse como una persona bien educada.
- Cómo reaccionar:
Puede parecer incómodo, pero no estás obligado a mantener una conversación que no te interese. Así puedes informar educadamente a ese compañero demasiado sociable. O simplemente puedes reírte de eso.
La misma norma se puede aplicar a las reuniones de antiguos alumnos y otros acontecimientos a los que “debes” asistir. ¿Quieres ver a tus viejos amigos o a tu primer maestro? De acuerdo. Pero definitivamente no vale la pena cargar tu mente con una conversación sin sentido.
3. Aburrimiento
Las personas luchan contra el aburrimiento de diferentes maneras. Algunas encuentran un nuevo pasatiempo, otras se dedican día y noche al trabajo. Pero unas cuantas, desgraciadamente, empiezan a llenar sus vidas artificialmente con la de los demás: ven programas de rumores sobre famosos, o bien se ponen a estudiar a fondo las vidas de sus amigos o de sus conocidos. De ahi derivan estas preguntas infinitas que versan sobre el reloj biológico y y otras parecidas.
- Cómo reaccionar:
Si la situación se repite y se repite, probablemente haya llegado el momento de poner tus límites personales. Puedes, por ejemplo, decir que las personas solteras tienen una vida más plena y satisfactoria que algunas que ya han contraído matrimonio. Esto, por cierto, ha sido confirmado por la ciencia. Este tipo de conversación puede avergonzarte un poco a ti y a tu interlocutor, pero a partir de ese momento te librarás de la falta de tacto.
4. Deseo de buscar conversación
Cuanto más mayores nos hacemos, más tenemos a nuestro alrededor a amigas casadas y a familias con hijos. La relación cálida no ha desaparecido entre ustedes, pero cada vez existen menos temas en común. Entonces se convierte en prioritario el deseo de preservar esta amistad, así como encontrar nuevos temas para charlar o simplemente compartir la alegría con un ser querido. Siguiendo con acciones a esta lógica, tu amigo o amiga ni siquiera se da cuenta de que el tema del matrimonio y de tener hijos puede ser doloroso o poco interesante para ti por diversas razones.
- Cómo reaccionar:
Hablar de corazón a corazón y pedir no mencionar un tema puede no ser la mejor decisión. Enfoca la conversación en tu interlocutor: pídele que te cuente sobre sus sentimientos respecto a la vida familiar o sobre sus hijos. Esto te librará de la necesidad de dar explicaciones, mientras que otra persona se sentirá alegre por tu participación.
5. Estereotipos
Todos pueden estar expuestos a ellos: padres, amigos, compañeros de trabajo, acompañantes de viaje ocasionales y similares. Estas personas, al parecer, ya han planificado su vida (y la de los demás) para las próximas décadas, estudiada al más mínimo detalle. Muchas de ellas se criaron con la convicción de que una mujer debería casarse y tener hijos.
Están convecidos de que solo hay un camino posible en la vida, el cual deben seguir todos. Es imperativo realizar una educación superior, casarse antes de los 30 años, dar a luz a por lo menos dos hijos, irse de vacaciones, al menos, una vez al año, la lista puede ser infinita. Tan pronto como vean a alguien que construye su vida de manera diferente, se sorprenden y comienzan a hacer preguntas, tratando de convencerlo de que está cometiendo un grave error.
- Cómo reaccionar:
Quizás este sea el peor de los casos de todos los descritos. No existe una receta universal para comunicarse con este tipo de personas. Tienes que tener en cuenta la situación y las peculiaridades de tu interlocutor. Con algunos será más fácil bromear, con otros, abandonar la conversación. Lo importante es dejar claro que solo depende de ti y es tu elección.
Y a ti, ¿te hicieron preguntas sobre el matrimonio o el nacimiento de hijos? ¿Y qué respuestas diste?