7 Сasos en que los detectives tardaron décadas en llegar a la verdad

Los científicos británicos finalmente resolvieron el caso de Jack el Destripador. Resultó ser Aaron Kosminski, cuya participación fue confirmada por un cotejo de ADN de la escena del crimen y una pariente contemporánea del criminal. La investigación duró más de 100 años, y esto está lejos de ser un caso aislado de un largo viaje hacia la justicia.

Nos sumergimos en una oscura historia de delitos y encontramos los casos más destacados, que tardaron muchos años en cerrarse.

Colin Pitchfork, el primer delincuente encontrado gracias a una prueba de ADN

En noviembre de 1983, el cuerpo de Lynda Mann fue encontrado en Narborough, Inglaterra, con signos de abuso sexual. La policía investigó las huellas biológicas del criminal, pero él mismo no fue encontrado. Tres años más tarde, fue encontrada otra víctima: Dawn Ashworth. Comparación de biomateriales mostró que el asesino de Mann y Ashworth había sido la misma persona.

Las sospechas recayeron en un adolescente local, Richard Buckland, cuyo tipo de sangre coincidía con el hallado en la escena del crimen. Buckland incluso confesó uno de los asesinatos, pero negó rotundamente el segundo.

Gracias a la prueba de ADN inventada un año después del primer crimen, resultó que Buckland no era culpable del asesinato, y la policía comenzó una prueba a gran escala de hombres en la ciudad.

En agosto de 1987, el dueño de un pub local escuchó a uno de los clientes contar cómo había hecho dinero fácil. Él había pasado una prueba de ADN en el lugar de su compañero de trabajo, reemplazando la foto del pasaporte de su colega por la de él. Esta información fue llevada a la policía.

En septiembre de 1987, Colin Pitchfork, un panadero local, fue arrestado en su casa; su ADN coincidía con las muestras disponibles. Confesó ambos delitos y fue condenado a cadena perpetua con la posibilidad de presentar una apelación después de 30 años, que luego se redujo a 28. Fue el primer criminal identificado a través de una prueba de ADN.

En 2014 fue lanzada una miniserie británica llamada Code of a Killer basada en este caso.

La misteriosa desaparición de Tamara Milograd

En 1971, Tamara Milograd, una chica australiana de 15 años, asistió a un recital y no regresó a su casa. Su familia siempre esperó lo mejor, y en 2010 se convirtió en un emblema de la búsqueda de personas desaparecidas.

En marzo de 2015, Corina Russell vio una foto de Tamara en el sitio web del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y reconoció a… su madre, quien había muerto en un accidente automovilístico en 1976. Corina contactó inmediatamente a la policía.

Gracias a las pruebas de ADN, se estableció una relación familiar entre la familia Milograd y Corina Russell. Al final, resultó que Tamara había huido a otro estado de Australia, añadió tres años a su edad, se convirtió en Pauline Tammy Russell y dio a luz a dos hijos.

La familia de Tamara tardó 44 años en conocer la verdad sobre su hija desaparecida.

El asesinato de Patricia Bird resuelto por casualidad

El 27 de marzo de 1981, en Denver, Colorado, fue hallada muerta Patricia Bird. Los familiares se alarmaron cuando ella desapareció por varios días y fueron a su casa.

La policía no pudo identificar al autor del crimen sino hasta el 2013. Gracias a una prueba de ADN, se descubrió que los rastros del asesino de Patricia coincidían con el ADN de Hector Bencomo-Hinojos, quién recientemente había confesado otro crimen. El hombre fue condenado a casi 50 años de prisión.

Petra Pazsitka resucitada

En julio de 1984, Petra Pazsitka desapareció en Brunswick. No llegó al cumpleaños de su hermano, y él avisó sobre su desaparición. La policía comenzó una búsqueda a gran escala, en la cual participó un programa de televisión nacional sobre la búsqueda de los desaparecidos.

En marzo de 1985, el primer sospechoso fue arrestado, quien ya estaba acusado de otro delito. Confesó al asesinato de Petra, y ella fue declarada muerta en 1987 y el caso fue cerrado.

En 2015, la policía de Düsseldorf recibió una denuncia de robo de un apartamento de parte de una tal señora Schneider. Al llegar, la policía le exigió documentos y Schneider reveló su nombre real.

Al final resultó que Petra Pazsitka vivió durante 31 años bajo el apellido Schneider, sin una cuenta bancaria y documentos de identidad. Nunca contactó a sus familiares y evitó obstinadamente una vida social activa para que no la descubrieran.

Petra no fue acusada porque no falsificó ningún documento. Ella sigue negándose a comunicarse con la familia y la prensa.

El delito que se ha convertido en una nueva ronda de desarrollo de la criminología

Este caso se describe en el libro del criminólogo Hans Gross.

A fines del siglo XVIII, una persona gravemente enferma fue encontrada ahorcada en su casa. Gross, quien era un investigador judicial en ese momento, fue enviado a examinar la escena del crimen. Encontró la escena casi intacta, lo que en esos tiempos era raro, e hizo un bosquejo.

Después de un rato, Gross se dio cuenta de que el cuerpo estaba en medio de una habitación sin una silla o un soporte cercano. Y la altura de los techos no permitiría físicamente a una persona atarse a una viga sin una plataforma auxiliar. La hipótesis del suicidio fue descartada.

Al final, resultó que tampoco hubo asesinato. Entrevistando al personal, el investigador descubrió que el lacayo y el cocinero habían desobedecido a los dueños de la casa y se fueron a un baile, dejando al paciente solo. El viejo no sobrevivió la noche, y los criados, no queriendo ser acusados ​​de negligencia, armaron el suicidio. Además, cometieron un robo.

El caso fue fundamental para tomar una decisión sobre la fijación obligatoria de la escena del crimen.

El triunfo de la justicia para la familia Maurin

Durante la Navidad del año 1985, en la ciudad de Chehalis (EE. UU.), desaparecieron los esposos Maurin, Edward y Minnie, de 80 años. Pronto, sus cuerpos fueron encontrados en el bosque cercano.

Los investigadores encontraron rápidamente a los principales sospechosos, los hermanos Riffe. Sin embargo, tardaron casi 30 años en cerrar el caso, ya que muchos de los testigos simplemente les temían a los hermanos y no declararon.

En 1987, Ricky y John Riffe se fueron a Alaska, pero la búsqueda de pruebas no se detuvo. Al comienzo de los años 2000 incluso ofrecieron una recompensa de 10 mil USD por información que ayudara a la investigación. Pero fue en vano.

Recién en julio de 2012 se reunieron pruebas suficientes y Ricky Riffe fue arrestado. John murió una semana antes de la visita de los policías. En el juicio, donde Ricky Riffe fue condenado a 103 años de prisión, se reunió casi toda la familia Maurin.

Lucy Ann Johnson fue encontrada 52 años después

En 1961, Lucy Ann Johnson desapareció de su casa. Pero su marido Marvin denunció su desaparición solo cuatro años después. La sospecha cayó inmediatamente sobre él. La policía incluso cavó en el patio de la casa donde vivía la pareja, pero no encontró nada.

Linda Johnson, la hija de Lucy, nunca perdió la esperanza de encontrar a su madre. Ella creció y después de una publicación por la policía local de la foto de su madre en informes sobre los desaparecidos, comenzó a buscarla activamente. Colocó anuncios en los periódicos de la ciudad donde había vivido su madre en su juventud.

En 2013, una mujer se contactó con la policía que se presentó como la hermanastra de Linda. Al final, resultó que Lucy Ann había tenido otra familia, a la que Linda pronto conoció. Lucy Ann explicó que se fue porque no quería soportar más la infidelidad y violencia doméstica de su marido.

La familia se unió y Linda piensa mudarse a la ciudad donde vive se madre para verla más a menudo.

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