Muchos de nosotros tenemos en nuestra memoria el recuerdo de un simpático elefantito característico por sus enormes orejas y su capacidad para volar que nos rompió el corazón al ser separado de su madre. Sin embargo, la historia real del elefante detrás del clásico, y ahora remake, de Disney resulta 500 veces más triste y bastante menos infantil de lo que pudiéramos imaginar.
Nos dedicamos a investigar la fatídica vida de Jumbo, el elefante más famoso que inspiró la realización de las grandes películas infantiles producidas por Disney.
La privación de su libertad
Jumbo era un pequeño elefante de aproximadamente dos años y medio de edad que vivía junto a su madre en Abisinia, lo que hoy conocemos como Etiopía. Lastimosamente, el pequeño Jumbo fue capturado en 1862 por unos cazadores que mataron a su mamá. El simple acto de amor que llevó a la muerte a la mamá de Jumbo fue intentar proteger a su cría como cualquier madre lo hubiera hecho. Desde entonces, el elefantito fue bautizado con el nombre de Jumbo, que significa “hola” en suajili, una lengua africana, mientras que la película ajustó el nombre a Dumbo, que significa “tonto” en inglés.
Con dudas de que Jumbo llegara con vida, fue trasladado desde África hasta París en condiciones deplorables. De ahí, lograron intercambiar a Jumbo, aún con el lamentable estado en el que se encontraba, por un rinoceronte, en el zoológico de Londres.
Jumbo llega al zoológico
A diferencia de las grandes orejas que caracterizan al Dumbo de las historias de Disney, la peculiaridad de Jumbo radicaba en su raza africana, es decir, su gran tamaño y la mala o buena fama de que este tipo de animales, en relación con los elefantes asiáticos, eran demasiado violentos y rebeldes y, por tanto, difícilmente domesticables.
Fueron estas características las que obsesionaron al director del zoológico, Abraham Bartlett, quien decidió quedarse con Jumbo pese a que era un elefante muy enfermo con pocas probabilidades de salvarse de la muerte en esas condiciones: “Nunca había andado por los caminos de Dios una criatura más deplorable y enferma”, escribió el director que posiblemente inspiró al personaje de Max Medici, interpretado por Danny DeVito. Ambos designaron a un trabajador al cuidado del peculiar paquidermo Dumbo / Jumbo.
Holt Farrier / Matthew Scott
En la vida real, quien cuidó del elefante fue Matthew Scott, una persona difícil de encasillar por sus grandes matices entre la maldad y la bondad en la historia de vida de Jumbo. Matthew durmió junto al elefante, en su jaula, durante seis meses, tiempo suficiente para que un vínculo emocional se generara entre ambos, uno tan fuerte que nos atrevemos a decir que solo la muerte logró quebrantar.
Matthew consiguió que Jumbo sanara. El elefante creció y con él también crecieron su fama y el amor por su cuidador, situación que ligeramente nos recuerda a la conexión que Dumbo establece con la familia Farrier, la ex estrella de circo Holt Farrier (Colin Farrell), y sus dos hijos, en la versión dirigida por Tim Burton. Jumbo era el elefante amable y amistoso que todos querían conocer; la gente acudía a visitarlo a Regent’s Park, donde este interactuaba con los niños y los cargaba en su lomo, experiencia que vivieron un pequeño Winston Churchill y otros chicos de la nobleza europea.
El trastorno de personalidad de Jumbo
Durante 15 años, Jumbo fue la celebridad nacional más reconocida, pero el elefante comenzó a padecer un trastorno que cambiaba su personalidad. En el día, seguía conviviendo con chicos y grandes con la amabilidad que conservaba y hacía crecer su popularidad, pero por las noches, Jumbo se convertía en un animal agresivo con arrebatos de violencia únicamente controlables por Matthew. La dolorosa realidad es que Matthew controlaba esos ataques de ira con whisky. El hombre hacía que Jumbo ingiriera whisky hasta el punto de embriagarlo, hecho que nos recuerda a una de las escenas más emblemáticas de la película animada.
Bartlett atribuyó el trastorno de Jumbo a la edad y a las hormonas del animal, pero lo cierto es que los ataques que Jumbo padecía se debían a la ingesta de pasteles que los visitantes le regalaban, lo que estaba deteriorando la dentadura del elefante e hizo que en muchas ocasiones Jumbo rompiera sus propios colmillos. No es difícil imaginar la magnitud del intenso dolor que provocaban dichos episodios de violencia.
Jumbo, la nueva adquisición del circo
Antes de que se anticipara una desgracia por los arrebatos de Jumbo, Bartlett tomó la complicada decisión de venderlo al magnate, empresario y circense P.T. Barnum por 2 mil libras esterlinas. Este es un hecho más que nos evoca a un personaje de la película del live action interpretado por Michael Keaton, quien desea adquirir y lucrarse con las habilidades de Dumbo.
Dicha resolución provocó la indignación de los londinenses, quienes lo consideraron una ofensa nacional. Las multitudes querían despedirse del elefante, también recaudaron fondos para recomprarlo y, encima de todo, cuando Jumbo se negaba rotundamente a subir al transporte que lo trasladaría a Estados Unidos, el simbolismo patriótico aumentó para los británicos que lo consideraban suyo.
Sus últimos años de vida
Cuando Jumbo llegó a Estados Unidos, Barnum lo exhibió por las calles de Broadway, en donde fue bien recibido por toda la población estadounidense. También cruzó el famoso puente de Brooklyn junto a otros 20 elefantes con la finalidad de demostrar la fortaleza de esta gran obra.
A partir de ese momento, Jumbo dejó de padecer la constante depresión que había sufrido en Londres debido a la soledad, pues ahora pertenecía a un circo itinerante que iba de ciudad en ciudad en el que podía aliviar su necesidad de socializar con otros paquidermos. Jumbo era presentado como el animal más grande del mundo y la mascota de los niños, sin embargo, la historia llegó a su fin cuando una locomotora acabó con la vida del célebre elefante.
Attenborough and the Giant Elephant (Attenborough y el elefante gigante), el documental de Jumbo
Barnum utilizó todos sus trucos de atracción para crear una historia ficticia alrededor de la muerte de Jumbo y así seguir lucrándose con él, vendiendo sus huesos y disecando su cuerpo para seguir exhibiéndolo. En dicha historia, Jumbo habría muerto en un acto heroico al interponerse entre una locomotora que iba a toda velocidad y un pequeño elefante de nombre Tom Thumb. Pero, en 2017, la BBC produjo un documental en el que esta historia fue desmentida.
Durante el documental, también se dan a conocer hechos descubiertos tras una investigación, como que Jumbo habría ingerido muchas monedas que le eran arrojadas y él aspiró con su trompa, y que los huesos de Jumbo estaban igual de desgastados que los de un elefante anciano debido a la vida que mantuvo en Londres al cargar más peso del que debería. Jumbo murió a los 24 años de edad, mientras que la esperanza de vida de los paquidermos es de por lo menos 70 años.
Pese a ser una triste y fatídica historia real de vida para un animal, también es una historia de reflexión que nos ayuda a crear consciencia sobre los hechos humanos, o mejor dicho, inhumanos, que como especie somos capaces de hacer en contra de otras.