10 Hechos poco conocidos que aprendí luego de viajar a Roma

¡Hola! Mi nombre es Carolina, me encanta viajar, conocer nuevas personas y disfrutar de mi estadía en cada nuevo lugar. Anteriormente compartí las experiencias de mi estancia en Ámsterdam, un hermoso lugar al que me gustaría volver. Sin embargo, hoy hablaré de Roma, una ciudad en la que jamás pensé estar y que me impresionó por sus monumentos, los cuales, hasta ese entonces, solo había visto en libros de historia contemporánea y universal.

Invito a toda la comunidad a descubrir lo que aprendí en los 5 días que pasé en la capital de Italia.

1. Facilidad para transportarse

Mi plan para llegar a Roma comenzó en Madrid, en donde compré pasajes de avión de bajo costo, con algunas restricciones de peso en equipaje, asientos y alimentación. Por ser un viaje de 2 horas, consideré que no era necesario invertir tanto dinero en el traslado. Una vez afuera del Aeropuerto de Roma-Fiumicino, encontré varias alternativas para llegar hasta la estación Termini (1 de las cuatro terminales de buses que hay allí), en donde pude abordar un transporte que me llevó al hostal en donde me quedé. El pasaje de bus costó 6 EUR aproximadamente, y contaba con servicio wifi. Lo más increíble es que, cuando comenzamos a movernos por la carretera, empecé a ver obras tan imponentes como el Coliseo.

2. Quise probar toda la gastronomía italiana

Es imposible resistirse a la gran variedad gastronómica del lugar, y aunque muchos de los platos podemos encontrarlos en cualquier ciudad, el sabor de una pizza o una lasaña en Italia es completamente diferente. Nadie, ni siquiera estando a dieta, puede resistirse a los manjares italianos, y, en esos 5 días, mi menú estuvo compuesto por pizza, pasta, lasaña y pizza otra vez. No me arrepiento y tampoco me aburrí de él. Sin embargo, debo decir que lo que más gustó fue el calzone, una especie de pizza cerrada con queso, carne y salsa.

3. Iglesias y fuentes en toda la ciudad

Algunas cosas que vi repetidamente en la ciudad fueron las fuentes e iglesias. En Roma hay 280 fuentes (50 de ellas reconocidas como monumentos), y, al menos, 900 iglesias. Las fuentes, por ejemplo, son utilizadas por los turistas para rellenar sus botellas con agua potable. Además, otros supersticiosos aprovechan para tirar una moneda en ellas y pedir un deseo, lo que “sirve” para volver al lugar, algo que por lo menos yo hice en la Fontana di Trevi.

4. Hay muchos artistas en la calle, los cuales te alegran el día

En las calles de Roma se ven muchos artistas. Personalmente, quedé sorprendida por este dibujante de origen chino, que tomó mi nombre en español y empezó a diseñar figuras y símbolos chinos sobre un cartón o cuadro en base a este. El precio de su trabajo artesanal era de 1 EUR. La experiencia fue más que maravillosa.

5. Recorrer museos y todo aquello bañado en historia

Algo que aprecio hacer durante mis viajes es ir a museos. No a todos, pero sí a aquellos en donde me interesa un artista o autor. Por ejemplo, cuando estuve en Ámsterdam, tuve el privilegio de ir al museo de Vincent van Gogh, y en Roma, pude visitar el de Leonardo Da Vinci, uno de los hombres más importantes del Renacimiento, un filósofo, pintor, arquitecto y mucho más. Sin duda, hay que ir a ese sitio para conocer todos los inventos y la mayoría de obras de arte que realizó este personaje.

6. Colores y variedad

Otras de las maravillosas imágenes del viaje las tomé en “Il Capriccio”, unos puestos de frutas que se pueden encontrar por toda la ciudad. Sin embargo, venden más que eso: también poseen agua, bebidas, dulces y hasta el periódico del día.

7. Dulces exquisitos

Este es un cannoli, o tubo relleno de requesón. Su sabor único e irresistible se profundiza con un rico café italiano. Este postre es originario de Sicilia, y es normal verlo en las panaderías de la ciudad. Yo, que soy fanática de las comidas dulces, debo decir que es lo mejor que he probado en mi vida. Este pastelito es tan importante para la cultura italiana que apareció en El PadrinoLos Sopranos.

8. Contemplar una maravillosa vista de la ciudad desde lo más alto

Además del Coliseo, el “monumento nacional a Víctor Manuel II” es un gran panorama si te apasiona la arquitectura y la historia. Es un lugar impresionante por su tamaño y estructura de mármol. Además, tiene una terraza panorámica que permite ver casi toda la ciudad desde allí.

9. No te puedes ir sin probar sus helados

El helado es otro postre que no podía perderme estando en Italia. En Roma vi diferentes Gelaterias (Heladerías): algunas se dedicaban exclusivamente a vender helados, y otras también funcionaban como cafeterías, brindando una mayor variedad. Las veces que compré helado tuve la opción de pedirlos de 1, 2 y hasta 3 sabores, a muy buen precio.

10. Hay gatos por toda la ciudad

Los felinos son parte del patrimonio biocultural de Roma, y los pude ver en todos lados. Si eres amante de estas mascotas, te recomiendo ir al santuario de los gatos o a Largo Di Torre Argentina, unas ruinas romanas en el centro de la ciudad. El santuario hace una gran labor, porque además de cuidar a gatos lesionados y abandonados, recibe donaciones y permite adopciones presenciales y a distancia.

¿Qué hay de ti? ¿Tienes alguna anécdota de algún viaje que hayas realizado? ¡Cuéntanos en los comentarios!