“Generación Z”, así los sociólogos llaman a las personas nacidas después de 1995 y que reemplazan a los mileniales. Los representantes de esta generación nacieron en la era digital, son proactivos, se preocupan por el medio ambiente y la falta de educación de los niños. Y tampoco tienen prisa por registrar sus relaciones, incluso si van en serio.
Mientras que algunos investigadores están haciendo sonar la alarma, señalando una disminución en la tasa de natalidad y el colapso de los valores tradicionales, otros están haciendo pronósticos optimistas. Decidimos ver de cerca las realidades de los tiempos modernos y entender las razones por las cuales los hombres no tienen prisa por pedir matrimonio y las chicas no quieren casarse.
1. Creciente interés en el éxito personal
Como lo demuestra las investigaciones de la Asociación Estadounidense de Psicología, los jóvenes modernos están más orientados hacia el desarrollo personal. Los valores individuales en su percepción del mundo están en primer lugar. La mayoría de los jóvenes están interesados principalmente en su propio éxito y planean pensar en formar una familia después de haber alcanzado un alto nivel por sí solos.
2. Los límites de edad están cambiando
Según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, una persona de 18 a 44 años es joven. Es lógico que la edad promedio del matrimonio aumente. Si antes, para una chica, casarse después de los 25 se consideraba tarde, hoy, a la misma edad, muchos recién están terminando sus estudios o comienzan a construir una carrera profesional.
3. El matrimonio no es algo obligatorio para tener un hijo
Para tener hijos, no es necesario casarse. Una madre o un padre pueden criar un hijo solos, y esto no está condenado por la sociedad. Se reconoce cada vez más que contraer matrimonio solo para tener un hijo no es un fenómeno saludable.
Un niño en una familia monoparental no necesariamente tendrá un trauma psicológico, pero es más probable que lo tenga un chico que vive en una familia completa, pero infeliz. En el caso de la convivencia, en muchos países se puede ingresar el nombre del segundo padre en el certificado de nacimiento, y para esto es necesario casarse.
4. El lado formal del matrimonio pierde valor
En el pasado, el matrimonio era una cuestión de honor para ambos cónyuges. En general, era difícil establecer una relación seria sin una propuesta de matrimonio posterior. Ahora, muchas parejas perciben pasar por el registro civil como una formalidad que no afecta su relación, la vida cotidiana o el estatus social.
5. La autosuficiencia causa matrimonios tardíos
La realidad en la que una mujer es incapaz de proporcionarse financieramente es cosa del pasado. En los países desarrollados, la brecha entre los salarios de hombres y mujeres se está reduciendo. Las chicas de la generación Z continuarán siguiendo el camino de sus predecesores de la generación Y, que viven más tiempo de manera independiente, construyen relaciones en paralelo, pero no tienen prisa por formar una familia. Por cierto, el mito de que un hombre no puede cuidar de sí mismo y come exclusivamente fideos instantáneos también se quedó en el pasado.
6. La carrera por el éxito interfiere con la vida personal
Los jóvenes que crecieron en la era de la globalización de Internet a menudo experimentan dificultades con la socialización y una percepción adecuada de sus propios logros, incluidos los financieros. Les parece que no ganan lo suficiente para mantener a su familia. Y esto puede llevar a la adicción al trabajo, pero no a una vida familiar feliz. También es importante la insatisfacción con su apariencia: algunos investigadores ya están comprometidos con el tema de la baja autoestima de los usuarios de aplicaciones para citas.
7. La presión de los estereotipos sociales disminuye
En los países desarrollados, hace mucho tiempo, el concepto de “solterona” ha perdido relevancia para las chicas, y la convivencia como una forma de relación no está condenada por la sociedad. Y si antes una persona que no formó una familia se consideraba infructuosa o al menos extraña y excéntrica, ahora en muchos países esto no es así. Nosotros mismos elegimos nuestros objetivos y, a menudo, nos oponemos al convencionalismo.
8. La experiencia negativa conduce al miedo al matrimonio
Tampoco se puede descartar el deseo de alejarse de las experiencias negativas: de los padres u otras personas. Si el matrimonio de los padres fue infeliz, los niños no querrán repetirlo y tendrán más cuidado al elegir un compañero. Y en el caso de un error y un matrimonio infeliz, las parejas no se aferran a una mala experiencia como la única posible. Por lo tanto, el número de divorcios está creciendo.
9. Se están poniendo de moda diferentes formas de relación
Los mileniales están buscando alternativas al matrimonio tradicional, y esta búsqueda puede ser recogida por la próxima generación. Las relaciones a distancia son muy populares cuando uno puede descansar del otro, los romances en las redes sociales o los matrimonios en los que la pareja vive en departamentos diferentes.
Aunque la institución del matrimonio ya no es tan relevante, y probablemente en el futuro, esta tendencia no cambiará, no significa el colapso de la institución de la familia. Los representantes de las nuevas generaciones a menudo son más conscientes eligiendo una pareja. Por lo tanto, cada vez más matrimonios que al final se contraen están basados en el amor. Seguramente hay ejemplos de tales historias en tu entorno.