Actualmente, Venezuela está atravesando un escenario social y económico grave, tanto así que el tema de la comida es uno de los más comentados en conversaciones sobre este país. El contraste entre personas que no encuentran o no pueden comprar algunos productos y los que siguen preparando sus comidas con facilidad es bastante notorio. Los venezolanos han tenido que adaptarse a esta nueva realidad que sigue vigente y latente en esta nación, puesto que no han tenido otra opción.
Recopilamos para ti 10 hechos reales e impactantes sobre la situación que existe en torno a la comida en Venezuela.
1. El salario mínimo no alcanza para adquirir la cesta de productos básica
El mayor inconveniente de quienes habitan en Venezuela es el económico. Un empleado profesional suele ganar lo mismo que una persona sin carrera universitaria: apenas un sueldo mínimo. Este pago, que cuenta con un bono alimenticio igual de bajo, no le permite al trabajador comprar ni la sexta parte de una cesta de productos básica. Suponiendo que una persona pueda comprar algún alimento con ese dinero, debe administrar también otros consumos como transporte, servicios, alquiler y gastos personales, olvidando por completo la posibilidad de ahorrar una parte para improvistos. La mayoría de hogares venezolanos se alimenta principalmente a través de unas cajas con alimentos conocidas como CLAP, las cuales son vendidas por el gobierno de dicho país una vez al mes a cada grupo familiar. Esta no brinda los requerimientos de una dieta completa, ya que carece de muchos productos.
2. La falta de ingredientes impulsa a adaptar recetas
Ante la ausencia de diferentes productos, la forma de alimentarse del venezolano ha cambiado con el tiempo. Actualmente, esta dieta está compuesta de arroz, arepas, muchos granos, tubérculos, pescados baratos como la sardina, y, con dificultad, queso llanero o blanco, aunque esta lista varía según la región y prioridades de cada hogar, ya que, por ejemplo, para quien vive en los llanos venezolanos, acceder a carne de vaca, leche y queso es bastante fácil. En el caso de las arepas, un desayuno prácticamente obligatorio, el maíz blanco precocido tradicional (el cual no se consigue) se ha sustituido con masas preparadas que venden los comerciantes ambulantes o masas caseras de yuca, papa, calabaza o plátano macho. A falta de carne, en la mayoría de hogares se utilizan granos como base para salsas de pastas e incluso para hacer hamburguesas. Ante la ausencia de azúcar refinada se utiliza papelón. Inclusive las recetas de repostería han cambiado, sustituyendo huevos y mantequilla por aguacate y aceite comestible.
3. Cultivar en casa es una opción para muchos
La falta de productos ha impulsado a los hogares venezolanos a cosechar algunos o todos los ingredientes que requieren para las comidas diarias. Este es un hecho fácil de asimilar para quienes viven en casas y cuentan con espacio y tierra para sembrar verduras, pero es casi imposible de realizar para los que residen en departamentos que no poseen mucho espacio para aprovechar dicha oportunidad. En algunos hogares, la práctica de autoabastecerse se ha extendido más allá de tener plantas para sazonar los alimentos. Las personas también hacen queso casero, tienen gallineros e incluso les sacan provecho a los productos sobrantes vendiéndolos. Para algunos, las adversidades se solucionan por cuenta propia.
4. Muchos niños venezolanos no han probado las manzanas
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— El Nacional (@ElNacionalWeb) February 2, 2019
Manzanas, kiwis, pavo o marcas de diferentes productos alimenticios forman parte de los comestibles que muchos hogares venezolanos no han visto desde hace años. Debido a su alto costo, al hecho de que algunos ya no se fabrican en el país o han dejado de ser importados, algunos niños del país caribeño ni siquiera han tenido la oportunidad de conocerlos. Muchas personas que han emigrado de Venezuela lo han hecho para buscar una mejor alimentación para sus hijos, pese a los sacrificios que involucra establecerse en otro país con poco o nada de dinero. Además, en la gran mayoría de los casos, estos sujetos no cuentan con los documentos necesarios para residir en determinadas naciones.
5. La opción de comer algo delicioso aún existe, pero solo para algunos
Aunque para que un hogar promedio en Venezuela adquiera una cesta básica completa se requieren aproximadamente 67 sueldos mínimos, los que no han podido o querido irse del país siguen apostando por la cocina criolla venezolana. La gran mayoría de los que logran tener una dieta balanceada, e incluso deliciosa, perciben ingresos en moneda extranjera o reciben ayuda de familiares que viven en otros países. Pese a las dificultades, aún se encuentran restaurantes y personas dispuestas a compartir con el mundo sus platillos a través de Internet, como es el caso de markusyefrays, un venezolano que publica fotografías de sus alimentos en Instagram con el fin de contarle al resto del planeta cómo es la gastronomía venezolana.
6. Muchos hogares no pueden compartir la merienda
Era muy común ser recibido en casi cualquier casa venezolana con un refresco, un jugo o un café, acompañado cuanto menos por un trozo de pan. Pero las reuniones, visitas y cumpleaños han quedado relegados a ser una opción que, si involucra comida, no ocurrirá. Muchas familias venezolanas no pueden permitirse compartir un café con otros o realizar alguna celebración debido a la falta de alimentos. Para los que sí deciden hacerlo, el evento casi siempre involucra muchos sacrificios, dentro de los que se encuentran endeudarse u ofrecer poco y de baja calidad. Actualmente, la compra de productos alimenticios involucra priorizar lo más consumido y dejar para el último lo relacionado a alimentos de disfrute, tales como golosinas, bollería, pasteles o refrescos.
7. Muchas personas venden productos importados
Debido a la falta de productos o al elevado costo de los mismos, cerca de veinte mil venezolanos cruzan la frontera hacia Colombia para adquirir artículos de higiene personal, medicinas, alimentos e incluso golosinas. Aunque una gran parte de gente compra estos productos para su grupo familiar, algunos han encontrado en esta riesgosa aventura la posibilidad de ganar dinero al revender productos a todo aquel que no puede o quiere acercarse a la frontera por el costo o peligro que esto supone, ya que guardias venezolanos suelen extorsionar y amedrentar a quienes cruzan el puente entre ambos países.
8. Las mascotas se alimentan con comida casera
Arroz, lentejas, algunas sobras, tubérculos, arepas o pan, e incluso, si el dueño puede permitírselo, algunos trozos de carne, son de los alimentos más comunes en las dietas de perros y gatos venezolanos. Esto se debe al alto costo que tienen los alimentos para mascotas en el país. Muchas aves también han tenido que cambiar su alimentación y comer arroz o pasta en lugar de semillas. Este último caso es poco usual, pero llega a ocurrir. Para el venezolano promedio, mantener a su mascota se hace casi imposible, ya que el alimento especialmente diseñado para ella alcanza un costo de más de 10 sueldos mínimos. Por ende, busca otras opciones para brindarle la comida que requiere.
9. Si no se paga con dinero en efectivo, algunos productos cuestan más
Buhoneros de Petare venden azúcar con 13.072% de sobreprecio https://t.co/Q15QIHsGJl pic.twitter.com/J3vN7Yz0B1
— El Nacional (@ElNacionalWeb) July 5, 2016
La dificultad para encontrar alimentos en los comercios habituales impulsa a muchas personas a comprar en la calle a comerciantes ambulantes, conocidos comúnmente como “buhoneros” o “bachaqueros”. La gran mayoría de ellos revende productos en puestos improvisados y, al no contar con puntos de venta para cancelar con tarjetas de débito, piden pagos en efectivo. Pero el problema que aún atraviesa el país con respecto al dinero en papel crea un conflicto entre el comprador y el vendedor. En ocasiones, los comerciantes se asocian con negocios que sí poseen puntos de venta para brindarles esa opción de pago a los consumidores. Pero, en muchas ocasiones, esto implica que se pague más por dicha posibilidad.
10. Se intercambiam alimentos por diversos productos
El trueque, la “primitiva” forma de pago en una Venezuela de crisis https://t.co/DtD186HB1d pic.twitter.com/wz7dTrwgoP
— DolarToday® (@DolarToday) July 10, 2018
Desde convenios personales hasta grupos de Facebook con ese propósito, los trueques con productos alimenticios son una realidad vigente en el país. Algunos los cambian por comida que no poseen y necesitan, mientras que otros lo hacen por algún producto de higiene personal o medicamentos. En algunos casos, los trueques de alimentos se hacen a cambio de un servicio. Cuando una persona percibe que tiene un producto que “sobra” y amerita otro con urgencia, acude a esta práctica para solucionar momentáneamente el problema.