Brad Kearns es un escritor y padre de tres hijos. En su blog DaDMum, habla sobre la paternidad y la vida familiar. Los lectores hace mucho quieren sus textos por su sinceridad y calidez, pero una publicación de Facebook causó una impresión especial en los suscriptores. Este texto cuenta sobre el día común de su esposa Sarah que aparentemente no tiene nada especial. Léelo y comprenderás por qué más de mil personas compartieron la historia sobre la vida cotidiana de una madre y ama de casa.
Compartimos contigo el texto que arroja luz sobre los días comunes de las madres.
“Hoy es un día difícil en mi trabajo. Tenemos una reunión mensual de la alta dirección. Tengo que ir hacía el lugar en auto y tren durante 5 horas y los mismo de vuelta”.
Al llegar tengo que estar allí durante todo el día, cumplir con las tareas importantes de trabajo, mantener conversaciones de trabajo serias. Es agotador.
¿Qué va a hacer mi esposa? Nada especial.
Todo lo que tiene que hacer es despertar a dos chicos, vestirlos y alimentarlos, y todo esto mientras está amamantando al tercero.
Luego, por supuesto, debe llevarlos a la calle o al parque, para que liberen toda su energía. ¡Es fácil! Solo tiene que armar sus bolsos, encontrar gorras, empacar comida y un cambio de ropa y colocarlos en el auto.
Luego, durante el paseo, tiene que alimentar al bebé nuevamente, porque así son los bebés. Con él en sus brazos, debe cuidar a otros niños, mientras están en los columpios, divertirlos para que no se aburran. Es pan comido.
Regresan a casa, y es hora de preparar el almuerzo. Lo más probable es que los niños se pongan caprichosos y no van a querer comerlo. Luego intenta acostarlos mientras va a hacer compras por Internet. Los alimentos… ¡Esto es vida! Como si fuera muy difícil ir sola al supermercado con tres niños pequeños.
Estoy seguro de que, después del almuerzo, exigen que se les permita andar en bicicleta, scooter, auto, y van a correr de un lado a otro por la puerta trasera. Probablemente ella, otra vez, se va a sentar y alimentar a Teddy. A las 4 de la tarde, los niños se cansan de nuevo y se ponen caprichosos. Ella va a pelear con ellos por tonterías como “no le pegues a tu hermano”. ¡Qué cosa!
Bueno, a las 5 ella quiere saber dónde estoy y cómo la estoy pasando. Los productos están a punto de ser entregados, y los chicos se vuelven locos. Teddy quiere estar en sus brazos, y ella tiene que alimentarlo y comenzar los preparativos para la noche. Lo más probable es que vaya a responder con un mensaje “Te llamo”, porque estoy terriblemente ocupado.
Ella prepara la cena para los chicos, se asegura de que coman, va a bañar a todos y les pone pijamas. Todo esto durante una hora y con una mano, porque todavía sostiene a Teddy. Agotada por las tareas que no tienen fin y sin haber dedicado ni un solo segundo para ella misma durante todo el día, me llamar de nuevo para averiguar dónde estoy. Va a estar agotada, sudorosa y cansada de que la toquen. Irritada y soñando solo con una ducha, champú y una taza de té caliente.
Voy a llegar sintiéndome importante a la casa a las 19:30 después de un duro día. Ella va a mirar el teléfono sentada junto a las cunas, porque los niños no se quedan dormidos. Estoy seguro de que las compras no fueron ordenadas por completo, ya que logró poner en su lugar solo los que requieren el refrigerador.
Incluso capaz que tendré que prepararnos la cena.
El fin de semana, ella le dirá a Knox que él tiene un ciclomotor, porque “su papá trabaja muy duro para nuestra familia”.
Como dije, hoy he tenido un día duro.
Gracias, señora DaDMum, por todo lo que haces por nosotros. Tú eres nuestro pegamento”.
Después de leer este texto, quisimos llamar a nuestras madres y agradecerles por su trabajo. ¿Y qué te pareció a ti?