En las nuevas sociedades del siglo XXI hacemos muchas más cosas de las que hacían nuestros antepasados. Nuestras actividades diarias consisten en cumplir con compromisos que muchas veces exigen tiempo que no tenemos. De vez en cuando, esto provoca que lleguemos tarde a una cita, al trabajo, a un café con un amigo, a recoger a los hijos o a la casa. Pero aunque esta práctica no se ve bien y puede parecer grosera, la ciencia ha dicho que ser una persona impuntual podría alargar tu esperanza de vida.
Hemos recopilado la información de este estudio y enumeramos las razones principales de este, para que la próxima vez que llegues tarde, no te sientas tan culpable.
1. Menos estrés = mejor calidad de vida
Según la experta Diana DeLonzor, autora y promotora de la gestión del tiempo, quien en 1997 dirigió un estudio con expertos de la Universidad Estatal de San Francisco, las personas impuntuales pueden compartir ciertas características de personalidad, incluyendo ser menos propensas a estados de estrés. Esto reduce el riesgo de que sufran alguna enfermedad cardiovascular o trastornos depresivos. En su libro Never Be Late Again (Nunca llegues tarde de nuevo), habla de la investigación de la Facultad de Medicina de Harvard, en la que se estudió a un centenar de personas impuntuales y puntuales, en una edad promedio de los 15 a 40 años. Los resultados probaron que aquellos que llegaban tarde a sus compromisos solían ser personas mucho más optimistas y relajadas.
2. La puntualidad es un estrés innecesario
Para algunas personas la puntualidad lo es todo y, por llegar a tiempo a una cita cuando están demasiado atareadas, se extralimitan. Según los expertos, la descarga de adrenalina mal liberada al vivir un momento de tensión podría matarte lentamente. Ese impulso provoca que tu frecuencia cardíaca aumente y que tus vasos sanguíneos se contraigan, la misma reacción que tendría tu cuerpo si se encontrara en peligro. Eso, por supuesto, deteriora al sistema nervioso y lo pone de sobreaviso aun cuando no hay amenaza aparente.
3. Seguramente tienes una percepción distinta del tiempo
También, en su libro, DeLonzor defiende que existen dos clases de personas impuntuales:
Los que dejan todo a plazo. Son aquellas que dejan que se acumulen una serie de pendientes o actividades hasta el final.
Los productores. Demasiado optimistas y creen que el tiempo rendirá para todo.
Cualquiera de estos dos rasgos habla de una percepción distinta del tiempo que sucede de manera casi nata. Esta forma despreocupada de fluir con las cosas ayuda muchísimo a ser una persona mucho más relajada y con menos ansiedad.
4. Si eres impuntual, también podrías ser perfeccionista
Pero, de la misma manera, DeLonzor defiende que no todos los impuntuales actúan de mala fe, sino que una gran parte de ellos realmente atienden a muchas otras tareas, las cuales intentan hacer de la mejor manera posible antes de llegar a una cita. Esto puede causar que quizá lleguen tarde, pero lo que sea que tenían que hacer, lo hicieron bien; por ejemplo: lavar los platos, tender la cama, secar la ropa, arreglarse el cabello, alimentar al gato, etc. La realización de estas actividades genera sentimientos de satisfacción y optimismo.
5. La productividad no tiene nada que ver con la puntualidad
En su libro, DeLonzor defiende que la multitarea, ese término tan de moda en nuestro siglo, no siempre es un síntoma saludable del trabajo. Realmente, la productividad tiene que ver con la eficiencia en las cosas, más que con el tiempo. Por ello, aquellos impuntuales que dejan todo para el último momento podrían ser más eficientes que aquellos que tienen mucho tiempo para hacer una tarea.
6. La impuntualidad te permite vivir sin frustración
Las personas impuntuales viven bastante alejadas de la frustración. Esta, si no se maneja correctamente, puede llegar a ser bastante perjudicial para la salud. No solo condiciona estados peligrosos de ira, sino que también puede conducir a una persona a estados confusos de tristeza y depresión.
7. Si eres impuntual, no deseas tener el control de todo
Alguien que está acostumbrado a llegar tarde no tiene demasiadas ambiciones por las cosas que puede tener o no bajo control. Sabe que siempre habrá eventualidades o cosas inesperadas, por lo que su tolerancia a la desmotivación es mucho más elevada.
Finalmente, DeLonzor argumenta que aunque la puntualidad es un rasgo perjudicial a la larga, relajarse un poquito con los temas de tiempo es mucho más amigable para la salud que vivir abrumado contando los minutos. Sin embargo, también defiende que una impuntualidad crónica podría convertirse en un asunto serio si se forma un mal hábito. Lo mejor, según la autora, es la planificación del tiempo con inteligencia.
Y tú, ¿cómo manejas el tema de la puntualidad? ¿Es importante para ti?