Todos tenemos alguna historia de cuando eramos pequeños. Desde algúna frase celebre o chiste que siempre que los cuentan hacen reir a todos. Las ocurrencias de los niños no tienen comparación. A continuación te presentamos algúnas que demuestran que los niños tienen un sentido del humor único:
***
Mi esposa y yo descubrimos en el dormitorio un dibujo a rotulador en la pared. Dado que nuestra hija ya tiene 12 años, la sospecha recayó en el que tiene 5. Llamamos a ambos a la habitación y respecto a la pregunta “¿Quién lo hizo?”, mi hija, por supuesto, responde:
— ¡No fui yo!
Mi hijo, viéndola, también entró en la fase de negación. 2-3 preguntas claves no pudieron destapar al responsable. De repente, mi esposa dice:
— ¿Y qué debemos hacer con esta cucaracha en la pared?
Mi hijo, con rencor y ofendido:
— ¡¡¡En realidad, es un robot!!! Ups…
***
El niño pequeño del vecino acababa de abrir la ventana y gritó:
— ¿Cuánto es 27 más 4?
Grité:
— ¡31!
Y él dijo:
— ¡Gracias, Dios!
***
Llegó el frío afuera. Mi hijo cerró bien la puerta del balcón. Lo regaño:
— ¿Por qué has cerrado la puerta? Allí crecen las plantas del semillero, ¡se congelarán!
— ¡Y aquí crezco yo y ya estoy helado de frío!
***
Juanito tiene 3 años. Su papá fuma en el balcón. Juanito lo está esperando en la puerta, frunciendo el ceño. Papá entra:
— ¿Qué te pasa, hijo?
— Papá, ¿es malo fumar?
— Sí, hijo.
— Papá, ¿tú fumas?
— Sí, hijo.
— Papá, ¿eres tonto?
***
Nuestro hijo no nos dejaba comprar un televisor nuevo porque le gustaban los programas que emitía el que teníamos.
***
María encontró una bola de pelo del gato y dice:
— ¡Mamá, el gato perdió una pluma!
***
Íbamos en un tren. Subimos por la noche, a las 6 de la madrugada, mi hijo (de 4 años) se sobresaltó y me despertó:
— Mamá, mira, ¡qué bonito tras la ventana!
Tras la ventana, mientras tanto, con un cielo sombrío de fondo, veíamos pasar lentamente construcciones de metal
***
Mi hijo tenía 6 años. Un día, miró fijamente las uñas con manicura de su profesora.
— Maestra, tienes unas uñas tan largas…
— Sí. ¿Te gustan?
— Me gustan. Serán cómodas, seguramente, para trepar a los árboles.
***
Mi hija de 5 años viene del kínder molesta. Su primera clase de lectura no le salía bien.
— ¡Tonta! ¡Qué tonta soy!
Estuvo delante del espejo casi sollozando.
Luego, de repente, se calla, se queda pensativa… y acaba diciendo ya con calma:
— Pero hermosa…
***
Peor que un niño que llora en un avión solo puede ser un niño que habla y pregunta después de la mínima turbulencia:
— Mamá, ¿nos estamos cayendo?
***
Papá está comiendo galletas a escondidas. Sebastián entra (de 3 años y 2 meses):
— ¿Qué estás comiendo?
— ¡Nada, hijo!
— Ya veo que estás comiendo algo, ¡tu cara se mueve!
***
El tema de la clase de hoy es “primeros auxilios”.
— ¿Y qué hay que hacer si en medio de la cena una persona siente que de repente morirá pronto?
— ¡Comerse rápidamente lo más delicioso!
***
A mis hijos no les gusta dormir la siesta. O bien beber agua, o hacer pis o pedir algo más. Después, salen de la habitación, me miran a los ojos y, con esperanza, me preguntan:
— ¿Todavía no es “buenos días”, mamá?
***
Un día de estos tuve que ir al médico. Por el pasillo, venía hacia mí una mujer con un niño llorando histéricamente en sus brazos (de unos 4 años). Pero tan pronto se acercaron a la gente, el niño se calmó bruscamente y con una voz seria dijo:
— Mamá, ¿pero qué pasa? ¡Cálmame!
En cuanto pasaron, volvió a llorar con fuerza.