La popularidad de las selfies ha cambiado la forma en que percibimos la belleza. Las líneas entre lo real y lo falso nunca se habían esfumado tanto. Mucha gente está retocando sus selfies con filtros que mejoran sus rostros y cuerpos más allá del reconocimiento, pero el resultado suele ser de todo menos bonito. ¡Veamos algunos de los peores infractores!