El “planchado de pechos” consiste en golpear la zona con objetos calientes para evitar su crecimiento.

Esta costumbre es considerada como una forma de mutilación femenina y estadísticas de la ONU indican que alrededor de cuatro millones de adolescentes se ven afectadas.

Además de parar el crecimiento normal y natural de esta parte del cuerpo, también produce dolor y terribles problemas de salud a largo plazo como infecciones, quistes, desaparición de la mama, abscesos y daño irreparable en los tejidos.

No parece existir un final cercano para esta tradición.

La Asociación de Alemania para la Cooperación Internacional (GTZ), realizó una ardua investigación en 2006 sobre el tema y los resultados fueron pertubadores. Para ese entonces, una de cada cuatro mujeres en Camerún eran sometidas a tal práctica y quienes la ejecutaban eran sus propias madres, con la idea de “protegerlas del hambre masculino”.

La organización de la ONU, Came Women and Girls Development Organisation (CAWOGIDO), se mantiene trabajando en pro de los Derechos de la Mujer en África, pero no ha tenido el éxito esperado respecto al “Planchado de pechos”. La práctica es autorizada por las familias y las víctimas piensan que es lo correcto, mientras puedan escapar del abuso sexual. El problema, al igual que en otras culturas, no es este tipo de actividades en sí, sino la discriminada, irrespetada y poco valorada figura de la mujer en la sociedad.

¿Qué podemos esperar de una sociedad en la que las mujeres deben mutilar sus pechos por miedo a ser abusadas?

Si bien debemos respetar las culturas, nada debería atentar contra nuestro nuestro cuerpo.

¿Qué piensas de esto? ¿Qué crees que se debería hacer para cambiarlo?

Queremos destacar a aquellas que, en silencio, aguardan a que un día todo cambie mientras ejercen algunos de los trabajos más importantes para la economía de sus respectivos países. Día tras día millones de mujeres se levantan a realizar extensas jornadas de trabajo físico; una inspiración de lo que es ser una verdadera luchadora.

1.- Recolectoras de algas de Zanzíbar

Cientos de mujeres se congregan a diario en las cosas de Zanzíbar para hacer el trabajo duro necesario para quienes embellecen sus rostros con este producto marino. Con las faldas arremangadas recogen algas sin cesar, las cuales son utilizadas en preparaciones cosméticas. Este trabajo genera los principales ingresos de la zona, y nada sería posible sin estas trabajadoras marinas, quienes con el sudor de su frente se convierten en el pilar fundamental de su sociedad.

2.- Mujeres de las tribus bereberes

Al otro lado del mundo hay una humilde aldea que produce el famoso aceite de argán, utilizado en varios productos cosméticos (que saltaron a la fama gracias a las celebridades que juran sobre sus bondades hidratantes).

El también llamado “oro líquido” de Marruecos es extraído de los árboles de este lugar desde hace cientos de años. Es un tipo de bálsamo que comenzó siendo utilizado por las mujeres de las tribus bereberes, y hoy sus beneficios se han expandido al resto del mundo.

Ahora, estas mismas mujeres que nos cedieron su secreto de belleza pasan el día bajo el sol para compartir este antioxidante perfecto para la piel con todo el mundo.

3.- Trabajadoras en los campos de té de Sri Lanka

El té se Sri Lanka, conocido como el té más exquisito del planeta, es producido por un sinnúmero de mujeres que se reúnen a sacar las hojas más frescas de la planta para que todos podamos degustar en nuestros hogares del famoso té de Ceylán (antiguo nombre de Sri Lanka)

Al sur de India, una isla en forma de lágrima es el lugar de donde estas damas pasan sus jornadas para convertirse en el primer eslabón de la cadena de producción de esta exquisita infusión.

4.- Percebeiras de Galicia

Las percebeiras son unos crustáceos marinos muy apreciados para el paladar de los sibaritas. Muchos disfrutan de este delicioso manjar sin tener ni la menor idea de que quienes recolectaron todos estos mariscos son esforzadas mujeres de Galicia, quienes tienen la tradición de transmitir este trabajo de madres a hijas.

Y no sólo los agrupan, sino que además los limpian uno por uno para que tú en tu casa disfrutes de su gran sabor.

5.- Las tejedoras del sombrero Panamá

El particular “Sombrero de Panamá”, popularizado por Theodore Roosvelt en la inauguración del Canal de Panamá, en realidad proviene de Ecuador, cerca de la ciudad de Cuenca. Allí habitan las mujeres más pacientes, quienes con sus delicados dedos tejen a mano cada hebra de la paja toquilla. Estos sombreros pueden llegar a costar 1.500 euros.

6.-  Artesanas de la alpaca en Perú

La hermosa cultura peruana puede apreciarse en gran medida en los clásicos accesorios de alpaca, los cuales son producidos por mujeres con coloridos atuendos que confeccionan bufandas, guantes, jerseys y gorros a partir del pelo de este camélido propio de la zona.

Las silenciosas mujeres se encargan además de trasquilar, lavar y teñir la lana a través de ancestrales técnicas que, hasta el día de hoy, son un éxito entre las trabajadoras. Los turistas suelen comprar este tipo de prendas suaves y abrigadas que muy orgullosos se llevan a sus países.

Es importante también reconocer el trabajo de aquellas mujeres que no se animan a gritar a toda voz el evidente problema de la actualidad. Aquellas que, en silencio, hacen un importante esfuerzo criando a sus hijos además de hacer duros trabajos que requieren de gran habilidad física.